Cap. 1

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La alarma de su despertador sonó, sonó tantas veces que su madre tuvo que entrar para apagarlo.

—Aline, ya despierta que se te hará tarde en tu primer día de clases— la niña abrió los ojos lentamente y con algo de dificultad.

—Si, si, ya voy— habló con tono adormilado. Salio de su cama y tomo la ropa que había alistado desde días antes, cepillo su corto cabello negro, se abrocho su mismo moño amarillo de todos los días y bajo al comedor.
Ahí, la esperaba un café casi hirviendo y un plato de fruta.
Se sentó, tomo el tenedor de la fruta y comenzó a menearlo de un lado a otro, aun ahogada en sus pensamientos, los cuales se intensificaban de tan solo recordar que en unos minutos, su pesadilla se haría realidad.

—¡Aline!— la voz de su madre la saco de sus pensamientos — Date prisa que se te hará tarde —después de esto, la niña comenzó a comer su desayuno.

Al finalizar, Aline subió para cepillarse los dientes, los pensamientos aun rondaban en su mente y quizá no se los quitaría hasta estar de frente a la verdad. Bajó, se puso su mochila, se despidió de su madre y emprendió camino hacia su destino.

En lo que caminaba, quiso pensar que todo estaría bien debido a que era un grupo totalmente nuevo, que quizá nadie se conocía y seria mas fácil pasar desapercibida.

Llego hasta la entrada de su nueva escuela, el patio que estaba de frente estaba lleno de gente, todos de nuevo ingreso. Entro temblando y no por el frío mañanero que solía hacer, estaba demasiado nerviosa y moría del miedo.
Una voz se escucho por los altavoces que estaban en la entrada

—Alumnos de nuevo ingreso, se les solicita que pasen de salón en salón a buscar las listas y saber en que grupo han quedado. De manera ordenada por favor.

Aline quiso ver en el primer salón a su disposición, pero todos los alumnos llegaron de sorpresa ahí, intento en el segundo y sucedió lo mismo. Fue a revisar al tercero pero no se encontraba su nombre ahí.
Después de que la gente bajo de los otros dos salones, fue a ver pero en ninguno estaba, comenzó a preocuparse aun mas e imagino lo peor, hasta que un grupo de niños hablo

—Si no están acá abajo, quizá estén en alguno de los de arriba

Aline subió corriendo las escaleras, pero el primer salón nuevamente estaba lleno de gente, probo en el de a lado pero no se encontraba ahí.
La gente se fue del primer salón y ella reviso la hoja pegada en la ventana de aquel aula pintada de verde limón

"Fukiare Aline" Leyó a la mitad de la hoja. Tomo aire llenando sus pulmones lo máximo que pudo y entro.

Dentro ya habían algunos alumnos, todos callados y siguiéndola con la mirada. Se sentó en la primer banca de la ultima fila, al lado de la ventana que daba vista hacia el estacionamiento de la escuela y a lo lejos, una enorme montaña llena de árboles.
A medida que pasaba el tiempo, mas alumnos llegaban, algunos se saludaban debido a que ya se conocían, otros solo se apartaban de los demás, justo como ella.

Unos minutos pasaron y el salón parecía ya estar completo, con al rededor de 32 personas dentro. Se escuchaba un poco de ruido debido a que la mayoría estaba hablando, aquellos que ya se conocían les hablaban a desconocidos y formaban los primeros grupos de amigos.
La pequeña sentía como aquel aula se hacia mas y mas grande, sintiéndose un punto solitario entre aquella inmensidad.

Una voz resonó en los altavoces nuevamente, esta vez pidiendo que los alumnos de nuevo ingreso bajaran al patio principal para la ceremonia de bienvenida.

Se aseguro de guardar bien sus cosas y bajo junto a todo su grupo. Un chico bajito de lentes, piel blanca, mejillas rozadas y cabello azabache no le quitaba la mirada de encima, Aline se dio cuenta de esto y comenzó a caminar mas rápido.

Después de una ceremonia donde se les daba la bienvenida a la institución, así como también les presentaban a sus profesores de manera muy general, retomaron sus actividades y todo el grupo de Aline nuevamente subió.

A medida que pasaban las horas, un profesor nuevo se presentaba en su grupo y explicaba todo lo necesario de su materia.
Aline no lo entendía, todo era tan distinto a como fue el año pasado, parecía todo lleno de trabajo y demasiado cansancio.
Su mente comenzó a llenarse de pensamientos negativos nuevamente, empezó a sudar frío y sus manos temblaban, hasta que la voz de un adulto la regreso a la realidad.

—Señorita, ¿podría decirnos su nombre y su pasatiempo favorito? —oh no, ¿en que momento paso todo esto?

Aline se puso de pie, acomodo sus redondos lentes y dio un vistazo hacia atrás mientras sus compañeros solo la miraban seriamente.

—Soy Aline Fukiare y mi pasatiempo es... —tenia que pensar en algo y rápido, pero que no fuera ridículo —leer...

Las chicas del salón comenzaron a secretearse algunas cosas y unas pocas risas se escuchaban levemente.
La de lentes tomo asiento nuevamente y solo volteo hacia atrás para seguir escuchando las presentaciones de sus nuevos compañeros.

Un chico castaño que vestía una playera verde con la imagen de un dinosaurio, se notaba aburrido y solo miraba de un lado a otro.
La pelinegra fijo su mirada en el unos segundos. El chico lo percibió de inmediato, miro a la de amarillo y le sonrió amablemente, Aline solo miro hacia el suelo con el rostro totalmente sonrojado.

La campana para el receso sonó, todos bajaron con sus nuevos grupitos de amigos, pero Aline bajo sola y así se mantuvo durante aquellos 30 minutos, pero le permitió que caminara por toda la escuela y la conociera un poco más.

Las horas continuaron y finalmente el día acabó.
Aline fue directo hacia su casa, abrió la puerta y la cerro de golpe, tiro su mochila hacia un lado y se tiro lentamente en el suelo.

Amargas lágrimas de frustración y confusión comenzaron a salir de sus ojos, no sabia si su primer día había estado bien o si había sido un asco, pero de cualquier forma, su mente se había inundado de tantos pensamientos negativos y esta era la forma en la que lo desahogaba.
Para su suerte, nadie estaba en casa.

Miro hacia la parte debajo de las escaleras, sintió que algo o alguien la miraba desde aquella oscuridad, por lo que comenzó a ponerse algo nerviosa.
Se limpio las lágrimas, hizo a un lado la mochila y subió a su cuarto lo mas rápido que pudo, se encerró dentro y comenzó a hablar consigo misma.

—Ya te lo dije, vete... —se llevo ambas manos a la cabeza  —¡Vete! ¡Deja de estarme fastidiando!

—Ay pequeña —dijo una voz femenina e infantil, pero bastante tenebrosa —sabes que no puedo irme, siempre voy a estar aquí contigo... Porque tu y yo somos una misma.

Aline soltó un grito de desesperación y salto hacia su cama, se cubrió con sus cobijas y espero que aquella voz desapareciera.

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