8. Planificación.

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La ciudad a la que nos dirigimos se encontraba a cinco horas de distancia si seguíamos las carreteras. Tracé una ruta segura, atravesando el bosque salvaje del otro extremo del campamento, por lo cual llegaríamos en tres horas, manteniendo el ritmo.

Todos caminabamos callados, alertas a cualquier sonido, a la espera de jalar el gatillo en cualquier momento.

Ruby tenía su rifle de francotirador, Zack llevaba sus granadas y rifle de asalto; Max, por otro lado, cambió su arma básica por una semiautomática. Yo preferí conservar mi pistola, si teníamos suerte, no tendría que usarla.

Ese sueño tan sospechoso me dio muy mala espina... Y esa voz tan familiar, pero desconocida. Quizá le daba mucha importancia a las cosas que no lo merecían, pero no dejaría pasar la oportunidad de identificar cualquier punto que me ayudase a ubicarnos.

Zack se quejó en cuanto tuvo la oportunidad, protestando por lo difícil que resultaba moverse en el bosque siendo tan grande. Max, por su parte, lo mandó a callar incontables veces mientras alegaba que se comportara como un hombre y dejara de llorar. Ese par se llevaba bien.

— Nolo, quiero que sepas que confiamos en ti. —Se acercó Ruby mientras caminaba con la mirada baja, colocando su mano en mi hombro. Un tacto que me quemaba, pero me fortalecía.— Lo que creas correcto estará bien para todos.

Miré a Max de reojo, sólo para asegurarme de que no me golpearía porque su amada me tocase. Con él nunca se estaba demasiado precavido, pero él no nos miraba.

— Gracias. Daré lo mejor de mí... —Susurré, acelerando el paso.— Por todos.

Ella me devolvió una sonrisa, e inmediatamente la dejé atrás, retomando mi posición al frente.

Caminamos durante dos horas, y por la intensidad del sol y su posición calculé que serían alrededor de las nueve de la mañana.

La ciudad lograba verse justo frente a nosotros, pero no lo que esperábamos que fuese una ciudad. Los edificios estaban en ruinas, cayéndose. Las casas desechas y las carreteras totalmente destrozadas, como si una lluvia de asteroides la hubiera azotado.

— Santo cielo... —Murmuró Zack al llegar a mi lado y observar el paisaje.

— Sigamos.

Caminamos en silencio, atravesando el terreno infértil y muerto que dividía la ciudad del bosque, observando en todo momento el cielo. Ninguna señal de naves arriba ni patrullas en frente. Todo marchaba bien, pero por alguna razón algo no encajaba.

Nos adentramos en la ciudad, cubriéndonos en las esquinas pero atentos a los edificios que tenían pinta de que se desplomarían en cualquier momento.

" Algo no está bien... Pero, ¿qué es? " mis pensamientos me intranquilizaban, y de no ser por Ruby, habría metido la pata.

Me sostuvo por el brazo justo antes de cruzar en una esquina, y cuando estuve a punto de protestar me tapó la boca con su mano, haciendo una señal para que guardara silencio.

Cuando se aseguró de que no me resistiría, me liberó e inmediatamente observé con cuidado hacia esa cruzada que no continué.

Cuatro Korns tenían a un chico atado en una esquina a una señal de tránsito, y reían mientras lo golpeaban con sus dedos. Probablemente querían que dijera algo, porque si quisieran matarlo bastaría solo un puñetazo.

— Ruby —Le susurré mientras volvía a cubrirme. Todos esperaba instrucciones y la presión comenzaba a revosarme.— Utiliza tu rifle para verificar el estado del chico.

Ella asintió y le cedí mi puesto para que observara sin problemas. Max y Zack estaban tensos, callados y seguros, observando a sus alrededores. Por lo menos ya no discutían, o eso me pareció.

— Por Dios... —Ruby ahogó un gemido de dolor, como si hubiese visto algo muy difícil para ella.— Es James.

— ¿Quién?

— Maldición. —Gruñó Zack, recostando su cabeza contra la pared.— Es imposible, nunca podrían atrapar a James.

— ¡Pues allí está! —Ruby estaba alterada. Sonaba dolida y sus ojos se humedecieron. Si continuaban discutiendo nos descubrirían.

— Calmense los dos y diganme de quién hablan. —Logré callarlos, y Ruby volvió a su puesto.— Prestame tu rifle.

Me coloqué sobre una rodilla para apoyar el brazo con el que sostenía el rifle de Ruby, y observé por la mira. Mirada baja y con la boca cubierta por una pañoleta, lo único que se veía de aquél sujeto eran sus ojos color verde y su cabello rapado.

Miraba a sus captores con toda la furia del mundo mientras ellos tocaban su frente con sus grandes dedos, pero no se le veían heridas de ningún tipo.

Los cuatro Korns daban suaves golpes con sus dedos en su cabeza, pero por las expresiones de su rostro notaba que le dolía.

Sus captores no parecían llevar armas encima. Quizá solo se toparon con él de casualidad, y no logró huir, pero la situación era clara: si ibamos por él sin un plan, correríamos el riesgo de herirlo o que ellos lo asesinaran en el proceso, y si dejábamos pasar la oportunidad Ruby me odiaría por el resto de su vida, ya que al parecer le agradaba mucho.

— Estaba en el campamento. Se especializa en misiones de espionaje e infiltración. Es muy bueno en el sigilo, y usualmente trabaja solo.

— No creo que esté solo. —Interrumpí a Ruby mientras me incorporaba y le devolvía el rifle.— No tiene heridas, y sigue con vida. Probablemente quieran sacarle información a cambio de algo.

— ¡El nunca nos traicionaría, lo conozco! Es muy buena persona, y su novia es-

— Claro. —Murmuró Zack, por lo cual Ruby y yo desviamos nuestras miradas hacia él.— James ama incondicionalmente a Leonor...

— ¿Eso que tiene que ver, Zack?

— Que ellos estaban en una misión juntos desde hace dos días.

Ruby dejó caer su rifle para tapar su boca con ambas manos, y luego caer de rodillas mientras las lágrimas escapaban sin control. Debíamos rescatarlo, por el bien del campamento y la cordura de Ruby, pero no sin trazar un plan.

Max se arrodilló junto a ella y la tomó entre sus brazos, dejando que llorara en su hombro mientras él acariciaba su espalda levemente.

— Todo estará bien, Ruby. Lo rescataremos... A ambos, ya lo verás.

— Él... —Luchaba Ruby porque las palabras salieran, pero el llanto impedía que hablara correctamente.— Él es mi...

— Joder, tenemos que irnos.

Alzamos nuestra mirada para ver a Zack, que elevó su rifle muy alterado. Desde la otra esquina, que cruzamos hace apenas diez minutos, dos Korn se acercaban a nosotros, y justo a su lado yacía una señal de tránsito derrumbada. Me sentí imbécil por no fijarme antes en ese detalle, y más imbécil aún cuando pensaba en eso en vez de pensar en una solución a nuestro problema.

— Mierda.

Ruby y Max se levantaron, y cada uno tomó su arma. Zack estaba listo para apretar el gatillo y Max se posicionaba a su lado.

Todos a la espera de una orden que jamás planifiqué.

— Nolo, decide rápido.

Los Korn ahora corrían hacia nosotros, y cada vez se acercaban más.











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Espero sus votos y opiniones.

F. <3

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