CAPÍTULO 3.

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Me hubiera encantado haber dormido toda la noche, así no estaría con todo el sueño ahora, sueño, decepción, soledad... ¿Hay acaso algo peor que todo eso junto?. Intento bromear con los chicos del trabajo pero no es lo mismo, esta vez no puedo fingir las sonrisas como solía hacerlo días anteriores.

--Tres hamburguesas house dobles y tres coca colas, por favor --Asiento registrando el pedido y entregandole a un chico la factura para que retire su orden en unos minutos --¡Kim!

--¡Lo escuché! --ríe y se dispone a preparar los combos mientras yo sigo en lo mío.

--Malena, ocúpate de la otra caja, Gian terminó su turno por hoy --El abuelo sigue dando vueltas por los lados.

--De acuerdo --sin decir már se posa a mi lado y me dedica una sonrisa para nada sincera.

Cuando llegan las cinco de la tarde paramos por un momento saliendo todos del lugar, el abuelo se encuentra en la parte de afuera con un micrófono ganándose las miradas de toda la gente.

--Como todos los sábados o más bien fines de semana, éste tiene algo muy especial --Veo a mi padre llegar y saludar --Hoy hace Setenta años, aunque no lo crean, vendí las primeras hamburguesas junto con mi padre, hace setenta años que empezamos con este negocio sin saber que desde ese momento sería un éxito, no tanto como el que es hoy pero llegamos a esto, a tener nuestro muy reconocido lugar de comida chatarra y rápida --bromea y todos ríen --A los 30 me hice cargo yo del lugar y pude pasar de una hamburguesa sencilla a la que conocen hoy como la hamburguesa house, la más pedida y la que mi personal está cansado de hacer.

--¡Acertaste Federick! --grita Dam, el más bromista de todos los que están en cocina.

--Hoy gracias a todos ustedes les hago la cordial invitación a la sucursal que será inaugurada el próximo sábado en la tercer etapa de la Universidad Central --los aplausos no se hacen esperar --¡Muchas gracias a todos! ¡no olviden acercarse a pedir algo totalmente gratis por hoy!.

El realmente ama esto.

Y nosotros nos agobiamos más, después de todo eso y unas palabras más todos empezaron a pedir más y más comida, no solo servíamos hamburguesas por cierto. Papá habló con el abuelo y supongo que le mantuvo informado lo que su hija había hecho la noche anterior. Federick sabía y sabe perfectamente como es Galena, algo que tal vez no le sorprendería. LLegando las once de la noche ya estábamos cerrando todo.

--¿Esa que está ahí es Malena? --Preguntó el abuelo una vez que nos encontramos saliendo del parqueadero del centro comercial.

--La misma --Parecía discutir con alguien por teléfono y luego cortó, llevé el auto hasta estar cerca de ella, mi abuelo fue quién bajó su ventanilla para hablarle.

--¿Te vendrá a ver alguien, querida? -- ella sonrió y negó.

--En eso estoy, acabo de llamar al taxi, pero parece que la jodida cooperativa no cumple con su "veinticuatro, siete" --Reímos entendiendo a que se refiere.

--Sube --invito.

--No no, claro que no, ¡ya serían dos noches! no quiero tener más problemas -- habló seria, si supiera...

--Te lo digo yo, Malena, ahora sube, no puedo permitir que uno de mis trabajadores anden peligrando su vida ¿Quién trabajará después?.

--No se nota nada que te gusta bromar, abuelo.

--Bueno Malena, no te estoy preguntando, así que sube, Logan pasa dejándome y...

--Pensé que estaban ya en casa --las miradas se dirigen al auto del lado, mi padre.

LOSTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora