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-¡Papá, papá, mira esto! -tropezando el pequeño castaño de ojos azules se acercó a él con sus dos manitas unidas formando una especie de cajita y se sentó a su lado -¿Puedes decirme qué es?

-Veamos que tienes allí -tomó las pequeñas manos entre las suyas y las abrió cuidadosamente por si su hijo tenía en prisión algún pequeño ser vivo -¡Oh! ¡Atrapaste una mariquita, Fumiya!

-¿Una... mariqui...ta? -Fumiya le dedicó una mirada curiosa a su padre, era la primera vez que veía una mariquita, normalmente corría detrás de las mariposas, saltamontes, algo que era ligeramente más grande, así que era algo nuevo para él.

-¡Fumiya, Dazai, la comida está lista! -el pequeño se puso de pie de golpe y corrió hacia la persona que les había llamado.
De lejos vio como el menor le mostraba lo que llevaba en las manos mientras el mayor se arrodilló para quedar a su altura y acariciarle la cabeza, los pequeños hombros de Fumiya se sacudieron mientras se limpiaba el rostro, probablemente aplastó al diminuto insecto mientras corría y por eso lloraba, dándole un abrazo a su padre y este se lo devolvia, Fumiya entro a la casa.

Caminando entre el pasto, cruzando el pequeño jardín trasero, Dazai se acercó con una sonrisa -Hey, Chuuya ¿acaso no fue ese su primer asesinato?

Chuuya quien veía hacia dentro donde el niño había ingresado se giro y tomó al castaño del cuello de la camisa y le dedicó una mirada furiosa -Deja de decir ese tipo de cosas, que si te escucha llorará más y juro que te haré comer mierda durante 2 semanas.

Levantando amabas manos en son de paz, Dazai le dedicó una mirada dulce que hizo a Chuuya sonrojarse sin dejar de verlo enojado -Incluso así de furioso eres precioso, Chuuya~

Dejando salir un fuerte suspiro, el más bajo lo soltó y camino hacia dentro -Dazai... ¿Estás bien?

-¿Eh?

-Luces preocupado -deteniéndose se dio la vuelta y le dedicó una hermosa sonrisa, de esas que hacían que el corazón del castaño se acelerara -Sabes que si algo te preocupa, cualquier cosa que sea, siempre voy a escucharte...

Sus ojos se abrieron de golpe, había sido un sueño...

La tenue luz de la luna que indiscretamente entraba por la ventana iluminaba ligeramente su habitación, acostado en su cama con la cabeza sobre sus manos, Dazai Osamu miraba sin parpadear el techo perdido en sus pensamientos.

La escena en la que Chuuya entro a la agencia para recoger a su hijo y sus ojos azules se encontraron con los suyos con un hermoso brillo que se perdió rápidamente, se repetía una y otra vez, en ese momento sin saber como reaccionar, decidió quedarse callado para no arruinar más las cosas.
Sintiendo un gran alivio cuando Atsushi y la doctora Yosano aparecieron con algo para que Fumiya comiera, decidió irse a su escritorio y fingir que hacía su trabajo mientras escuchaba como Chuuya había logrado que su jefe le permitiera estar con su hijo hasta que se mejorará completamente. Eso hizo que Dazai se preguntara qué tipo de trabajo tenía.
Había reunido valor para pedirle perdón por lo que había hecho, pero decidió esperar ya que eso lo haría cuando estuviera a solas con Chuuya.

Era inquietante saber que él estuvo tan cerca y no pudo arreglar las cosas. Se sentia jodidamente cobarde. No quería pasar más tiempo de esa manera, quería saber de Chuuya, quería volver a ver ese brillo en sus hermosos ojos azules acompañados de una sonrisa.

Se preguntó si el Dazai de antes habría pedido perdón, no, sabía que él no hubiera hecho semejante estupidez.

Soltando un gruñido, se puso de pie, se colocó sus zapatos y se dirigió a la salida, tomando su chaqueta del perchero pensó si era correcto aparecer a las 9 de la noche en sus casa.

¡A la mierda! ¿desde cuando le importaba lo que pensaran de él? se colocó la chaqueta y salió de su pequeño apartamento, camino un poco cuando vio un taxi acercarse, estirando la brazo le hizo la parada y el auto se detuvo.
Durante el trayecto, Dazai le indicaba al chófer hacia donde ir, mientras más se acercaban, más nervioso se ponía.

Pagando y agradeciendo bajo del vehículo y se dirigió a la casa de Chuuya, estaba de pie frente a la puerta pero no se atrevía a tocar, sabía que probablemente estaba durmiendo.

Mientras tanto, Chuuya no podía dormir, se levantó y bajo a la cocina por un basó de agua, cuando iba de regreso a su habitación, se percató de que uno de los zapatos de Fumiya no estaba en su lugar. Soltando un suspiro frustrado, se hizo una nota mental sobre decirle a su hijo por milésima vez que se deshiciera de él ya que al final era el que menos usaba.
Inclinándose para tomar el pequeño zapato se dio cuenta de una sombra se veia entre el pequeño espacio que separaba la puerta principal y el suelo, estrechando los ojos se acercó y abrió la puerta de golpe encontrándose con un alto castaño que al parecer estaba a punto de tocar.

-Dazai...

**EN PAUSA** You will always be You  [Soukoku-BSD {Mpreg}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora