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Mi vida es por lejos, un tanto más complicada que la de un adolescente normal. ¿por qué? Bien, dejame explicarte.

Vivo en un pueblo de Los Ángeles, a unos cuantos minutos del mar; voy a una escuela secundaria totalmente normal. ¿Qué es lo complicado?
Soy líder del equipo de baile escolar, pertenezco al equipo de vóleibol escolar, soy bastante popular y tengo que mantener mi reputación día a día, prácticamente vivo solo, por lo que todos los deberes de la casa recaen en mí y además, no nací en este país, provengo de Argentina, por lo que tuve que trabajar muy duro en mi inglés cuando llegué hace unos tres años.

Entrecierro mis ojos al momento en el que el humo del cigarrillo se mete en mi ojo izquierdo, provocando una molestia inmediata. Pasados unos segundos todo vuelve a la normalidad.
Mi celular, el cual estaba iluminado por la luz de la luna en el balcón de mi habitación, empezó a vibrar frenéticamente. Solo podía ser una persona: Camila.
Ella era mi mejor amiga de prácticamente toda la vida, cuando me mudé a estados unidos ella también lo hizo. La historia es muy graciosa.

Resulta que nuestras madres eran mejores amigas, y al cumplir 15 años viajaron a Disney, ambas se acostaron con un par de amigos gringos y, por resultado, salimos nosotros.
Hace tres años, en Argentina, ellas murieron en un asalto una noche en la que iríamos a comer a un restaurante de la ciudad, por lo que la justicia nos trajo a vivir con nuestros padres, con los cuales si teníamos una relación anterior, pero no era tan estrecha. Podría mejorar.

Di una pitada a mi cigarrillo mientras desbloqueaba el celular para poder confirmar que, efectivamente, se trataba de ella.

-Boludo, no sabés lo que me acaba de pasar.
-¿Qué pasó?

Esperé unos segundos, la pantalla me avisó que ella estaba escribiendo y al terminar recibí un mensaje suyo.

-Me habló Julieta, quiere que nos veamos el sábado.

-jodeme, ¿te la vas a comer?

-dos mas dos son cuatro pajero, si.

Me reí por mi pregunta, ¿en serio le iba a preguntar eso? Pareciera como si no la conociera.

-igual el viernes hay joda, te copas???

-dos mas dos son cuatro querida, si. Nos vemos mañana.

-beso.

Dejé mi teléfono a un lado y deje mi cigarro en el cenicero para agarrar la taza de té que posaba en la mesa del balcón.
Observé la luna por unos instantes, allí, cerca de todas las estrellas y a la vez tan lejos y sola. Me recordaba a mí. Sentí una presión en mi pecho al instante.
Siempre estoy rodeado de gente, pero soy consciente de que mi popularidad los atrae, o están porque quieren algo o simplemente porque quieren tener sexo conmigo.

Soy abiertamente homosexual, no estuve en el closet ni dos segundos, el primer día de clases llevé una remera de temática lgbt, una remera arcoíris. Hice el ridículo pero lo dejé bien en claro, hubieron un par de burlas pero se arrepentían cuando les hacía alguna maldad o les cerraba la boca.

Cuestión que a veces me encuentro rodeado de gente y a la vez me encuentro completamente solo, aunque me sienta mal por decir eso y tener a Camila, pero no puedo evitar este horrible sentimiento.
Cuando me doy cuenta que ya me bebí mi té me dispongo a entrar a mi habitación y a acostarme para dormir un rato, mañana era viernes y tenía colegio.
Me desnudo, quedándome solo en bóxer, y me meto en la cama para unos minutos mas tarde quedarme dormido.

Al despertar gracias al despertador, me siento en la cama y me estiro, unos rayos de sol se colaban por la ventana y me pegaban en la cara.
Empiezo a caminar hasta el baño una vez salgo de mi cama y me cepillo los dientes mientras gradúo la temperatura de la ducha para minutos mas tarde meterme a bañar.
Al terminar de secarme entro a la cocina y me preparo un desayuno liviano, unas tostadas con mermelada y jugo de naranja.

Ellos son los culpablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora