-Joder.- se quejó Víctor.
Estábamos en su casa, el se encontraba jugando al famoso Fornite en su ps4 mientras que yo revisaba mis redes sociales en su pc.
-Dime , ¿para qué querías esas cámaras?- preguntó una vez el juego mostró el menú principal.
Continué tecleando tranquilamente. Di like a algunas publicaciones de mis amigos argentinos. Pensé en mi respuesta.
-Quiero saber que hace Isabel cuando no estoy en casa.- mentí.
Tomé mi celular, escribí un mensaje a Camila. “ya tengo las cámaras." Y se lo envié, recibí una mano con el pulgar arriba como respuesta.
-ya veo, tu madrastra, ¿no?.
-por ahora es solo la novia de papá .
Cerré sesión en mi Facebook de Latinoamérica y apagué la pc. Me puse de pie y tomé la bolsa que contenía las cámaras y todos sus cables.
-gracias por invitarme a pasar la tarde, Vic; debo irme. Nos vemos.
Se despidió de mi con un movimiento de manos y yo salí de su casa. Empecé a caminar hacia mi casa. Durante el camino llamaron a mi celular.
-¿Huracán?- preguntaron.
-Hola Josh. ¿Qué se te ofrece?
Se escuchó una leve risa del otro lado.
-Hoy saldremos de fiesta y sabes que adoro como animas toda situación.
-cuenta conmigo.
-Genial. En mi casa a las 9, trae a Camila.
Colgué el celular y lo guardé. Tardé un rato en llegar a mi casa, Isabel se encontraba en el trabajo. Subí a mi habitación al llegar y me dispuse a preparar las cámaras.
Debía conectarlas a unas baterías y a un disco extraíble, los cuales Víctor me había proporcionado. En total tenía dos cámaras pequeñísimas listas para grabar por la rendija de mi casillero a quien quiera meter alguna nota anónima o lo que sea.
Una vez los dos pares de cámaras estaban listas, llamé a Camila.
-anda yendo.- le dije.
-Dale, te veo en un toque.
Colgué y guardé las cosas en una mochila. Guardo mi celular y antes de salir me prendo un cigarro.
Camino hasta la escuela y una vez termino mi cigarro me encuentro frente a las puertas del colegio, las cuales estaban cerradas.
La puerta se abre y un chico rubio de ojos grises asoma su cara. Demasiado atractivo, pero parece ser mas chico que yo.
-¿Nicolás?- preguntó. Yo asentí.- pasa.
Entré al colegio.
-No quiero ser irrespetuoso, pero este es el último favor que le hago a Camila.
Este chico resultaba ser el hijo del director, Camila lo tenía comiendo de la palma de su mano y cuando necesitábamos cambiar las notas él siempre ayudaba.
Camila salió de la dirección, que estaba justo al lado de la entrada.
-Las cámaras están desactivadas durante veinte minutos. - dijo- hay que apurarnos.
Era costumbre. Siempre que nos metíamos a la escuela en secreto desconectábamos las cámaras de seguridad, las cuales estaban configuradas para encenderse pasados los veinte minutos de la desconexión.
Corrimos hacia mi casillero, ella abrió mi mochila mientras yo ponía la contraseña. Al abrir mi casillero meto la cámara, acomodando la batería y el disco duro dentro para luego trabar el lente de la cámara (que era diminuta) entre la rendija más alta del casillero. Prendí la cámara y cerré el casillero. No se notaba que la cámara esté allí.
Corrimos al de Camila y realizamos el mismo proceso algo apurados ya que nos quedaríamos sin tiempo y las cámaras empezarían a grabar.
Una vez terminado solo nos quedaba un minuto para pasar el salón de música, el cual era la marca entre la zona con cámaras y la zona sin cámaras.
Corrimos y al pasar dicho salón, la alarma en el celular de Camila sonó. Tomamos un respiro.
-¿Le pusiste alarma a tu celular para que avise cuando nos hayamos quedado sin tiempo?- dije mientras recuperamos la respiración. Ella asintió.- que inteligente.
-¿terminaron? – dijo el rubiecito desde la puerta principal.
Asentí y nos dirigimos a la puerta, el chico abrió y los tres salimos.
-Esta noche me voy de joda con Josh. ¿venís?
Ella, revisando su celular, asintió en silencio.
-me tengo que ir.- dice antes de darle un beso subido de tono al rubio. – nos vemos más tarde, voy a tu casa a las 8.
Me despedí con un beso y tomé camino hacia mi casa. Observé la hora, eran las siete y media. Al llegar Isabel me recibe con una sonrisa.
Me dirijo a la cocina por algo de comer, observo que hay una bandeja con galletitas recién horneadas.
-Espero que te gusten.
-no soy un crio, no tienes que cocinarme galletas.- le dije, pude ver que agachaba su mirada. Papá me va a joder la vida.- pero gracias, las comeré por esta vez.
Preparé las cosas para el mate, minutos después ya estaba merendando con Isabel al lado.
-¿tienes planes?- escucho que preguntó, a lo que asentí.- ¿Qué vas a hacer?
-me cuidas dentro de la casa, afuera ya es cosa mía. No tengo por qué decirte que voy a hacer ni a donde iré, con quien o cuando volveré.
-Entiendo. -dijo callándose por fin.
Una vez terminada la merienda, escucho el timbre de la casa. Voy a abrirle a Camila, ella entra con su mochila, que es mas grande que ella, y automáticamente se dirige a mi habitación.
-Tengo que maquillarme.- dice ella.
-yo necesito bañarme.
Voy hacia el baño y abro las canillas de la bañadera. Camila mientras tanto, dejaba conjuntos de ropa tanto mia como de ella sobre la cama, para decidir que usaremos.
-¿Te dijo Josh a donde iremos?- preguntó.
-No. Estoy seguro que quieren ir al centro.
El centro en realidad no queda en este pueblo-ciudad. Queda a unos diez km en otra ciudad, donde la juventud se divierte de manera no saludable en las noches.
Las discos no solo aceptan y venden alcohol a los menores de edad, también hay mucho movimiento de droga y prostitución.
Ahí vamos seguido con el grupo de Josh pues hay mucha diversidad y si no consigues un polvo ahí no lo conseguís más.
Hablando del grupo de Josh. ¿se acuerdan que les conté que tenía un circulo de confianza? No somos muchos, pero todos dicen que somos una secta. Ese es el grupo de Josh. Por regla, todos conseguimos un polvo cuando salimos de fiesta.
La bañera se llenó y yo me despojé de mis prendas y me metí. Camila entra al baño para empezar a maquillarse. Yo relajo mi cuerpo en la tina.
-Hoy quiero droga de la fuerte.- dice ella mientras se aplica el corrector.
-Podemos conseguir merca con los travestis. Tienen de la buena.- le respondí.
-O algo de ácido, tengo un contacto.
Yo meto mi cabeza entera bajo el agua tibia, me quedo unos segundos y la saco para tomar una bocanada de aire.
-gorda, ¿me prenderías un pucho?
Ella asintió, salió de la habitación y volvió con un cigarro encendido y un cenicero. Me entregó el cigarro y dejó el cenicero a un lado de la bañera.
Di una calada al cigarro y retuve el humo un buen rato.
-Hoy nos vamos a destrozar…- suspiró Camila, para luego mirar el espejo y sonreírme.- y no me molesta en absoluto.
Llegaron las nueve y nos encontrábamos en la casa de Josh. Toqué el timbre y unos segundos después se abrió la puerta, dejándonos ver a un muy arreglado moreno.
-Huracán, Viuda… ¿Cómo están? Pasen.
Entramos con una sonrisa, escuchamos las voces de la gente del círculo. Al entrar a la sala nos encontramos con varias cervezas y muchas cajas de pizza.
En el circulo éramos ocho contando a Josh. Tres chicas y cinco chicos. Yo no confiaba en todos, mi confianza es mucho más difícil de ganar. Los chicos eran Trevor, un chico con el cual me acosté y rechacé cuando se me declaró y desde entonces me mira mal.
Barry, un chico que habla lo justo y necesario pero en las fiestas es todo lo contrario, canta, baila y expresa todo lo que siente. El y yo nos llevamos bien.
Jake es el chico que toda mujer desea, su atractivo es incomparable. Su actitud es exacta a la de Dylan Parker, solo que este no me desagrada. Hemos llegado a charlar de algunos problemas íntimos.
Jill era otra integrante, ella era la que nos traía la droga ya que es una especie de traficante. Con ella nos conocemos ya que pertenece al equipo de baile.
Y por ultimo, estaba Jennifer, la cual claramente ya conocemos.
-hola Jennifer.- dijimos Kam y yo apenas entramos. Luego saludamos a los demás.
-ya que estamos todos, ¿podemos irnos?- dijo Jake.
-Claro amiguito. Vamos a los coches.
Josh y Barry eran los que tenían vehículos, íbamos cuatro en cada vehículo.
Josh, Jennifer, Camila y yo íbamos en la camioneta del moreno, mientras que los demás iban en el auto de Barry.
Nos subimos a la camioneta y arrancamos el camino.
-¿alguien quiere fumar?- dijo Camila sacando un faso de su bolso.
-¿Qué pregunta es esa, viuda?- sonrió el conductor.
Camila prendió el porro y le dio una seca larga. Unas pitadas mas tarde me llegó a mi.
-¿A dónde iremos hoy?- pregunté a Josh.
-Hoy me dieron ganas de ir a la fortaleza.
Asentí, me gustaba ese lugar. Por lo general Josh decidía a donde iríamos y allí nos conseguía cosas gratis. Termino de fumar y paso el porro a Jennifer, que estaba en el asiento del copiloto.
-Jill me dio algo de la buena pero no estoy de ánimos. ¿alguien quiere?
Camila levantó la mano y ella le paso una bolsita negra. Mi mejor amiga toma su cartera y de su billetera saca su DNI. Abre la bolsita, en ella hay un polvo blanco, lo reconozco como merca, o mas conocido como cocaína.
Pone un poco en la punta de su DNI y se lo lleva a su fosa nasal izquierda, aspirando. Lo repite dos veces más y me pasa la bolsita. Yo la imito.
Al llegar mi energía estaba al máximo. Entramos y lo primero que hice fue comprar dos cervezas y corrí a bailar, sentía mi adrenalina a tope.
Camila había desaparecido con su cerveza, me encontraba con Barry, Jake, Jill y Jennifer. Bailaba tan en mi mundo que no me di cuenta cuando choqué con alguien.
Era un chico guapo y cuando estaba por empezar a gritarme me observó bien y me tendió su mano.
Bingo.
Al rato ya estaba en los baños del lugar besándome con ese chico.
-¿Cómo te llamabas?- decía entre jadeos, ya que le estaba agarrando la entrepierna.
-aquí nadie sabe mi nombre, se me conoce como el Huracán sangriento.- decía dejando besos húmedos en su cuello.
- Yo soy Nick.
-como sea.- dije agachándome.
Cuando quise darme cuenta, estaba cabalgando al supuesto Nick. Mi cadera se movía al ritmo que sus manos en mi cintura marcaban. Sentía como mordía mi pecho y mi cuello, dejando chupones en varios lugares.
Empecé a tocarme cuando sus embestidas se volvieron más desesperadas, a los minutos ambos habíamos acabado y ya nos estábamos acomodando la ropa.
Observé la hora, eran las 5 de la mañana. Quedé en shock, perdí la noción del tiempo por completo.
-¿ podría tener tu número?
-dame tu celular.
Lo recibí y entré a Instagram, busqué mi usuario y lo seguí.
-mi numero no lo recibe nadie. Beso.
Salí del baño y fui a buscar a los demás. De todo el mundo, me vengo a encontrar al imbécil de Dylan Parker bailando con una chica muy cerca suyo. Este me observa con odio. Detrás mío sale Nick del baño y cuando se despide de mi, le doy un beso subido de tono.
No sé por qué lo hice, al volver a observar a Dylan, este me observaba con cara de asco. Continué mi camino y salí del lugar. Camila me estaba esperando en la calle junto a Josh y Jennifer.
-te tardaste en el baño.- dijo Camila.
-perdí la noción del tiempo. ¿Cómo la pasaron?
-hice un trio con dos chicas.- dice Camila sonriente.
Reí un poco y me subí al auto. Fuimos a comer algo al grill, el cual está abierto las 24 horas, después de eso Josh nos dejó en nuestras casas.
Al entrar observo como Isabel está bastante ajetreada.
-ya llegaste, yo tengo que irme, me llamaron del trabajo. Nos vemos luego. – dice dándome un beso en la frente para salir de la casa corriendo.
Quedé en shock unos segundos, luego toqué mi frente. ¿así se sentía ser querido de forma materna? Pasó tanto tiempo que no recuerdo el amor maternal.
Salí de mi trance cuando me doy cuenta que los efectos de la merca habían pasado, ahora solo quiero dormir y eso haré.
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Ellos son los culpables
Teen FictionNicolas zamorano es un argentino que vive en estados unidos desde la muerte de su madre. tiene una reputación firme la cual esta obligado a mantener junto a su mejor amiga, Camila Etcheverry y una rivalidad con el capitan del equipo de basquetbol...