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Al final, la llamada de Camila se debía a que Ashley estaba manteniendo relaciones sexuales con un niño de primero y ella se encontraba encerrada en el baño de la habitación para que no la descubran, en la llamada se partía de la risa y juró que los grabaría. Pasaron los días, hoy es nuestra última noche en el hotel, decidimos que no nos vendría nada mal un poco de fiesta en el centro de la ciudad. Jill tenía contactos en todos lados y podía hacernos entrar a alguna discoteca. 
Luego de cenar salí a fumar un cigarro al patio del hotel, mi cara se iluminaba por las luces que salían de la piscina me senté en una reposera de plástico blanco algo pesada, el fresco de la noche me reconfortó. Con mi encendedor prendí el cigarro y apoyé mi espalda en el respaldar. Estiré mis piernas y me dediqué a observar alguna a que otra nube pasajera iluminada por la contaminación lumínica.
Las estrellas, aunque eran pocas, me reconfortaban, sentía que aunque me sienta solo, en algún lugar, alguien que yo quiera podría estar observándola, entonces ya no me sentía tan solo.
Dí una calada al cigarro, Camila llegó haciendo todo el ruido posible cuando cerró la puerta que conecta el comedor con la piscina. Se acercó y cuando  se sentó tomó mi cajetilla de cigarros y se encendió uno.
-Me gustan las estrellas.- dije.
-Lo sé.- ella dejó el encendedor a un lado de mi cajetilla y recostó su cabeza en mi regazo. Eché mi cuerpo para atrás, dejando el cigarro en mi boca me decidí a darle algunas caricias a mi mejor amiga. Masajee su cabello con mi mano derecha mientras que la izquierda soportaba mi peso.
Es raro que nos demos cariño de esta manera, pero cuando lo hacemos es espontaneo y ambos lo disfrutamos.
Di una calada sin tocar mi cigarro, ella se llevó el suyo a la boca.
-A veces pienso que la única persona que disfruta de darme cariño sos vos.- ella pensó en voz alta.
-a veces pienso que la única persona que disfruta de mi cariño sos vos.- respondo.
Nos sumimos en un silencio cómodo, al verla recostada sobre mi recordé algo.
Ella se encontraba solamente vestida con su corpiño, no traía bragas. Ella lloraba desconsoladamente; mis manos llenas de sangre acariciaban su pelo y ella no se preocupa en otra cosa que no sea en aferrarse a mi y llorar, yo me encontraba en ropa interior y lo único que me repetía es “no mires a tu derecha, espera a que vengan por ayuda."
Al observar a mi izquierda veo todas esas personas muertas, desnudas y con cara de pánico. Un cuchillo ensangrentado se encontraba abandonado muy cerca de mí.
-Tu cigarro. Se te consume.- me dijo ella haciéndome volver en si. Aparentemente me cayeron algunas cenizas en la remera.
Doy una calada profunda, me veo obligado a tirar la colilla. Dejo de hacerle mimos para hacer esto ultimo, ella se sienta.
-¿Estás bien?
-Los recuerdos están muy presentes últimamente.- acomodé un poco mi cabello y mi vista se clavó en el tatuaje de mi muñeca izquierda, el cual es una estrella.- pero salir de fiesta apaga el ruido de mi cabeza.
-Vamos a callar ese ruido, aunque sea por un rato, por una noche.- ella se levantó. Noté que estaba vestida muy bonita, traía puesto una pollera pantalón algo holgada y una camisa manga corta que le quedaba igual de holgada, le daba un aspecto infantil.
-Por esta noche solo quiero escuchar la música.- susurré.
Me pongo de pie, camino por el hotel hasta llegar a mi habitación, donde mis valijas ya hechas descansan a los pies de mi cama. Me doy una ducha algo duradera, al salir, Dylan se encontraba distraído  con su celular.  Al notar mi presencia clavó su vista en las marcas que me dejó Matt.
Lo hace desde el primer día que vio las marcas. Yo le resto importancia. Me pongo un short negro que Camila dice me queda perfecto, una remera básica blanca y una chaqueta de cuero negra que me tapa solamente las costillas. Me pongo mis borcegos y preparo algunas cosas para la noche.
La marihuana en su caja de metal va en mi bolsillo derecho, junto a los cigarros. Mi celular queda guardado en el bolsillo derecho de la campera.
-¿Vas a salir? – preguntó Dylan viendo como me aplicaba algo de base.
Si, me maquillo, suelo hacerlo cuando salgo al centro, pero como hoy es básicamente lo mismo solo que en otra ciudad, lo hago igualmente.
-Si. -dije aplicándome un poco de sombra negra en los ojos.
No suelo ponerme mucho maquillaje, solo un poco para que se note que tengo producto pero que no sea excesivo.
-¿Puedo ir?
-Claro, puedes hacer lo que quieras, solo que no te quiero cerca.
Dicho eso, me largué de la habitación dando un portazo. Al llegar a la habitación de las chicas hicimos el mismo procedimiento para ir a la playa, solo que empezamos a caminar hasta el centro de la ciudad, donde anteriormente vimos varios bares bailables cerrados durante el día, Jill había reconocido uno y dijo que era amiga del dueño, por lo que teníamos entrada libre y algunos tragos gratis.
Caminando por las calles vacías iluminadas por los faroles, recordamos que el hotel estaba algo alejado de la ciudad, por lo que el camino era solitario.
Al llegar a la urbanización, no tardamos en cruzar algunas plazas y calles, llegamos al centro. Caminamos algunas cuadras más, ya se notaba la presencia de la gente. Pasaban autos, gente caminaba cerca nuestro, algunos nos observaban con curiosidad.
Llegamos al susodicho bar bailable, Jill marca un número en su teléfono y unos minutos después un hombre sale a saludarla con un abrazo, nos lleva dentro, ignorando al de seguridad y nos acerca a la barra. Le dice a la bartender que nos tome una foto a cada uno y que nosotros tendríamos tragos gratis. Ashley no se cortó a la hora de pedir desesperadamente una margarita.
Con una cerveza en la mano me dirigí a la pista de baile con los demás siguiéndome. Camila me toma del brazo y me lleva a los baños de mujeres, me hace entrar en un cubículo y de su chaqueta saca una bolsa con un polvo blanco que rápidamente identifico. Prepara unas líneas de cocaína en la tapa del inodoro y las inhalamos. Al salir siento un subidón de energía, hay algunas chicas en el tocador y nos miran divertidas.
Seguro creen que tuvimos algo, me causa gracia. Salimos del baño y comenzamos a bailar ni bien nos encontramos con el resto. Ashley y Jennifer bailan entusiasmadas con unos chicos; Courtney se la pasa bailando povocativamente encima de su hombre, Jill está con una chica que desconozco. Con mi mejor amiga empezamos a cazar.
Rápidamente perdemos el interés en encontrar una presa y nos ponemos a bailar entre nosotros, continuamos pidiendo algunas bebidas, siento mi cuerpo relajado, me siento bien.
Un chico se acerca a Camila y le habla al oído, yo comienzo a darle espacio porque existe la posibilidad que haya encontrado su presa.
El chico se aleja un poco y mi mejor amiga me habla fuerte al oído.
-Llamaste la atención de su amigo, quieren acercarse a nosotros, yo les dije que si.
Yo asiento, voy a buscar unos tragos y cuando vuelvo, Camila está con cuatro personas más. El mismo chico que le habló al oído, su amigo que está más bueno que el pan, bajo la luz oscura veo que es alto y rubio. Otras dos chicas bailan sensualmente junto a Camila y ella se les une.
-Hola.- saludan los chicos al verme llegar con tres cervezas.
Le doy una a camila y le entrego otra a los chicos, quienes la aceptan encantados.
-No hacía falta, podemos pagar nuestros tragos.- me dijo el rubio.
-¿Para que pagarlos cuando yo los consigo gratis?- le dije al oído.
Las canciones cambiaban cada tanto, yo estaba entusiasmado bailando.
-Me llevo al baño a las chicas y al chico.- me dijo Camila. Al parecer notó mi cara de confusión porque me aclaró que tendría sexo con ellos tres.
Yo asentí y me quedé solo con el rubio, no me importó.
-Soy Shawn.- me dice. -¿y tu?
-Zamo. -le respondo.- un gusto.
Continuamos bailando, este chico se acercaba cada vez mas a mi, cosa que no me molestaba. Quería saber hasta donde se animaba a llegar.
Sonó “needed me" de Rihanna, por lo que pude aprovechar a bailar más provocativo. A lo lejos, entre la multitud, pude observar a alguien muy conocido, con su grupo de amigos.
Dylan había venido y me estaba observando, clavando su vista en la mía.
Cuando quise darme cuenta, estaba abrazado a Shawn, quien posaba su mano en mi cintura.
-No te ví nunca por aquí.
-ni volverás a hacerlo. Mañana vuelvo a casa, no soy de aquí.
-Ya veo, hay que aprovechar la noche.- dijo, en tono seductor.
Acerca su rostro al mío, siento su respiración, veo que cierra sus ojos y aprovecho a ver sobre su hombro, Dylan me estaba observando y no apartaba la vista.
Corto la distancia entre los dos, empiezo a besarlo con deseo y fiereza, no aparto la vista de los ojos de Dylan, quien se limitaba a observarme.
Nos separamos por falta de aire, Shawn empieza a besar mi cuello lentamente y yo levanto mi mentón para facilitarle el trabajo. No despego la vista de mi enemigo.
Sonrío victorioso al ver que la mueca  de Dylan demuestra desagrado y aparta la vista.
Siento sus manos en mi trasero, yo juego con su cabello. Nos separo bruscamente mientras voy a la barra y pido unos tequilas y luego dos botellas de cervezas. 
Me llevo a Shawn al baño, a medida que nos besamos en un cubículo, voy perdiendo el control.
Despierto en mi cama a las 7 a.m, no recuerdo mucho de anoche pero el dolor de cabeza me indica que la pasé bien. Tomé una aspirina que tenía guardada en mi mochila y la pude tragar gracias al agua del grifo.
Dylan despertó cuando preparé las últimas cosas en mi bolso. Aparentemente también con dolor de cabeza. Le lancé una pastilla y el sin responderme la ingirió.
-¿Disfrutaste tu noche?
-Demasiado.- le dije.- ¿y tu? ¿Disfrutaste?
-no tanto.
Bajé enseguida a desayunar, me reencontré con las chicas. Ninguno habló mas de lo necesario, durante el viaje vuelta a casa dormimos todo el camino.
Bajo del autobús y me encuentro con mi escuela. Algunos padres vinieron a buscar a sus hijos. Busqué con la vista a papá, no sé por qué, pero como siempre no lo encontré.
Mis ojos se posan en una mujer que me está saludando. Me había olvidado de la existencia de Isabel. Me acerco a ella con mis bolsos y el camino a casa está lleno de preguntas. A las cuales respondo por educación.  Cuando llego a casa dejo todo tirado en mi habitación y me lleno la tina con agua tibia, me quedo unas siete canciones hasta que una que no me gusta hacer que salga del agua, listo para vestirme y almorzar algo.
Isabel se notaba algo distinta a comparación de su animada actitud en el auto de regreso a casa, parecía preocupada.
-¿Qué te pasa?- le pregunté en el medio de la comida, cuando noté que estaba muy callada.
-Tu padre llamó, dijo que tendríamos visitas.
-¿Visitas? ¿De quien?
La puerta sonó y me di cuenta que Isabel había puesto tres platos en la mesa. Me levanto extrañado y me dirijo a la entrada de mi casa. Al abrirla veo a un chico algo menor que yo, un poco más bajo. Debería de tener un año menos que yo.
-¿Si?- le pregunté fastidiado. No noté que traía una mochila bastante grande en su espalda, parecida a la de los mochileros.
-¿Nicolás?- preguntó, yo asiento.
La sorpresa de mi cara debió ser todo un espectáculo, ya que el chico se abalanzó sobre mi y me abrazó muy fuerte, demasiado emocionado.
-no puedo creer que al fin te conozco, Hermano.
¿HERMANO? Giro mi vista, Isabel se encontraba con cara de preocupación en su cara, ya lo entiendo todo.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2019 ⏰

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