Capítulo 2.Esto no es lo que me esperaba.

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-¿¡P-Pero qué!?—Exclamé yo, admirando esa transformación.

Del círculo salió un lobo de unos 2,50m de altura, un lobo gigantesco, su forma era algo... confusa, la mitad de su cuerpo era dorada con unos rayos blancos, brillaba aún más por los rayos del sol, la otra mitad era negra, con una rayos rojos, tenía una especie de emblema por todo el cuerpo, un ojo lo tenía rojo carmesí, el otro dorado, su presencia hizo que los animales escaparan despavoridos hacia la maleza, Menos algunos que lo miraban admirándolo, de repente, habló:

-¿Usted es quien me invocó?

Retrocedí un poco, sentí como si en cualquier momento me atacara, pero él solo me saludó inclinándose un poco cerrando los ojos.

-Hola, es un placer conocerlo, maestro.

-¿¡Ma-Que!?— estaba confundido, quería invocar una bestia, pero me salió uno de demasiado nivel para mí.

-Bueno, no quiero ser impaciente, pero creo que toca la hora de hacer el pacto.

-ah, es verdad—estaba muy sorprendido, pero qué se le va a hacer.

-pues permítame usar mi magia en usted para ver si eres digno.—los ojos le brillaron y sentí un pequeño cosquilleo por todo el cuerpo. Poco después, arrugó un poco la cara—ummm , qué extraño, tus niveles de poder, es decir, ataque, defensa, velocidad y PM(Puntos Mágicos) son muy bajos, pero al parecer tu poder no tiene límites.

-Vale, no estoy entendiendo nada de lo que dices—Dije confundido.

-Agh, dios mío, ya no sé como explicarlo más sencillo— dijo con la cabeza gacha con una cara de arrepentimiento, me molestó un poco que me subestimara, pero no había remedio, sería una insensatez enfrentarme a él—Bueno, ¿Me aceptas como tu bestia?

-definitivamente ...no— dije exagerando el no, lo negué no porque no sea ambicioso, en realidad, ¿Quién no querría tenerlo? Solo me asustaba por no estar a la altura, no podría aceptarlo, quería hacerles entender a los demás que era un líder, pero... ¿Y si no podía controlar a este lobo?No podría considerarme un líder si dejo que se descontrole y haga daño a los demás.

-hummm... Al parecer tienes bastantes dudas sobre mí—Dijo el lobo con aire de superioridad levantando mucho la cabeza mientras se acercaba, yo retrocedía, esa presencia...era muy extraña, me intimidaba con sus ojos, hasta que dijo—hasta ahora no he encontrado a un maestro digno, así que puedo estar en tu equipo hasta que te fortalezcas.—dijo pensativo mirando a otro lado.

-A ver, para empezar,¿Por qué tienes tantas ganas de tenerme como maestro?—Dije alejándome un poco.

-¿Hay que preguntar?¿Es que no has estudiado en esos rectángulos gigantes verticales donde enseñan a los cachorros humanos?

-Uno, se llama escuela, dos, se llaman niños, no cachorros, y tres, tengo doce años y no me enseñaron por qué las bestias son capaces de hacer pactos.

-Ya veo—Dijo el lobo dando vueltas alrededor mío—¿Te lo explico?

-¿Quien me lo va a enseñar aparte ahora mismo?—Dije intentando ocultar mi indignación y miedo, esa bestia me daba mala espina.

-Verás, ¿Sabes siquiera quién creó a las bestias?—Dijo todavía dando vueltas con una acento un tanto amenazador.

-¿La madre naturaleza?—Dije con desilusión.

-¡¡¡NO!!!¡Por qué todo el mundo piensa lo mismo!—Dijo indignado mirando al cielo sentándose con furia.

-Quizá...¿Porque no a todos les importa de donde han salido?—Dije con la misma expresión.

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