Las flores después de tu muerte

Conversemos

Nuevamente había ruido, pero no precisamente eran pájaros.

Se levantó precipitadamente y tomó una cuchara tan pronto pudo acercándose sigiloso hacia la puerta trasera ubicada en la cocina. Si bien estaba, por decir, preparado, sus nervios denotaban a más no poder.

Salió y observó la espalda de una persona.

Este personaje se encontraba agachado y parecía estar enterrando algo. Lentamente se le acerco a éste que tarareaba una canción que le traía cierto recuerdo sin saber por qué.

Esa persona paró y se levantó, era algo alto, traía puesto un llamativo chaleco color naranja y su cabello era plateado, por lo que supuso, era una persona mayor. Quedó inmóvil cuando el sujeto comenzó a encender un cigarro y miró hacía él.

''No eres nada bueno en esto de... ¿ocultarte?, podía escucharte desde el momento en que abriste la puerta'' dijo dejando esparcir humo de sus labios.

''¿¡Quién eres y qué haces aquí!?'' sostuvo fuerte su cuchara pretendiendo amenaza en una posición extraña.

Hubo silencio mientras el hombre fumaba y veía alrededor, le miró de pies a cabeza y bufó. ''Eso debería decir yo''

''Está es mi casa'' dijo frunciendo el ceño.

El hombre abrió los ojos sorprendido y se acercó lo suficiente hasta quedar uno frente al otro. Fácilmente le quitó la cuchara y la tiró lejos. Él quedó sorprendido de la manera en que se dieron las cosas.

''Vamos a conversar, niño.''

Sentados en el porche, ambos estaban fumando y miraban hacia el jardín.

''Me llamo Kenneth'' dijo el mayor.

''Soy Stan'' sonrió más tranquilo.

''¿Eres de aquí?'' pregunto, era obvio que no, pero-

''San Francisco'' miró hacía este que había quedado en blanco y luego dejó salir una carcajada.

''Vaya que irónico ¿No crees Eric?'' se veía que no estaba acostumbrado a reír, pero era más sorprendente escuchar ese nombre.

''Eric'' susurró. Eso hizo erizar su piel después de haber leído aquel cuaderno en la noche y de alguna forma el mayor le miró como si le hubiese escuchado hablar.

''Verás, el antiguo dueño de está casa er-es mi amigo y bien... él y San Francis...'' arqueó sus cejas en burla mientras nuevamente había colocado el cigarro en sus ásperos labios e inhalando bastante.

''¿Cómo es él?'' preguntó impulsivo.

El pelo-plateado le miró antes de dejar soltar el humo y quitarse el cigarro un momento. ''Bueno, es una persona antisemita, racista, una mierda encarnada en forma de una persona con problemas físicos y demás (?)''

''¿Y qué es de ti?'' dijo sorprendido por tal descripción tan diferente de la persona que escribió aquel cuaderno.

''Mi mejor amigo'' sonrió melancólico mientras tiraba el cigarro y le aplastaba con sus botas.

La conversación se apagó después de eso y más tarde ambos se levantaron. Al mirar la hora ya eran las doce y Stan se apresuró a entrar a su casa mientras el mayor se despedía de este.

Acordaron hablar cuando ambos tuvieran tiempo, más por la curiosidad del pelinegro que por incomodidad del mayor hacia eso.