Las flores después de tu muerte

El primer día

Una mujer.

Cabello azabache, atado vagamente en una coleta. En ella no precisaba la apariencia resplandeciente, no, pero profesionalmente es impecable. Para ella era mejor ser simple y de esa manera obtener más poder a su favor.

Y algo que le molesta es que la gente llegue tarde. Como ahora.

Un pelinegro llegaba sudando y cansado a la oficina justo frente a ella.

''Marsh'' dijo en seco con la mirada indignada mientras el sujeto se recuperaba lentamente. Hasta ahora intuía que él había llegado precipitado.

''Perdón'' dijo avergonzado ''Sé que es tarde''.

''Veinte minutos, veinte minutos esperando al joven prometedor'' exclamó mientras paseaba alrededor de él. Le mira con cierta intensidad que a él le es algo incómoda. ''¿Sabes cuánto estuvo implorándome mi ex-alumna para que te diera un lugar aquí?''

''Sí...'' dijo cabizbajo.

''¿Ah? No te escuché'' Se acercó molesta, tomando el mentón de su contrario. A pesar de la evidente diferencia de estatura, ella acercó su rostro lo suficiente para mirarle a los ojos.

''He dicho que sí'' sudaba frío ante la situación.

La mujer le soltó y tomó como asiento el escritorio ubicado cerca de ambos. ''Mira Marsh, Bebe es una mujer que sabe lo que hace y por quien lo hace y como tal lo que espero de aquellas personas es que me demuestren por qué''

Ante lo dicho, el pelinegro tragó saliva, sabía que lo que tendría que decir definiría su futuro con esta mujer. ''Y-yo sé a lo que vine, por quien y realmente agradezco la oportunidad brindada por una persona de su categoría. Sé que no hay justificación por esta falta a su persona y lo mal que he quedado ante sus ojos, pero... si me deja nuevamente mostrarle el motivo por el que Steven me ha ayudado, valdrá la pena.''

Hubo silencio que lo palideció con cada segundo hasta que ella mostró una ligera sonrisa.

''Acompañame Marsh''

Las cosas siguen su curso