Capítulo 17

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Jimin

El día se encontraba muy nublado, esperaba al padre de _______. Había pasado toda la noche hablando conmigo de mi, de mi familia y las costumbres que tengo. Pero sentí que el señor planeaba algo y solo me estaba distrayendo. Me encontraba con una sensación muy extraña, casi parecido a la desesperación. Algo no andaba bien. Mientras estaba sumido en esa extraña sensación, no paraba de pensar en ella, en nuestra historia. Tenerla tan cerca y a la vez tan lejos, me era difícil. Escuché la puerta abrirse y al señor delante de mí y por su cara ví que algo no iba bien.

-Hola, Jimin.

-Buenas tardes, señor.- Se sentó en el sófa y suspiro pasandose una mano por el rostro afligido.- ¿Sucede algo?- pregunté algo temoroso por la respuesta.

-Sí, Jimin. Mi hija no esta bien.

-¿Le pasó algo? ¿Tuvó un accidente? ¿Laín le hizo algo? ¡Dígame por favor!

-Sí, pasó algo. Lo que te dije que debía de pasar, Laín se quizó sobrepasar con mi hija.- El simple hecho de escuchar aquello hizo que me parara de golpe, apretara los puños y por primera vez, tenía unas enormes ansias de golpearlo y acabar con él.- Tranquilizate, hijo.

-¿Dónde esta? Ese maldito...

-Conoces a mi hija, ella no se dejó como lo era de suponer y... esta mal. No se encuentra bien, rebicé las cámaras de seguridad y... le hizo recordar algo doloroso para ella.

-Que...¿Por qué?

-La discusión fue fuerte, pero debes hablar con ella y aclarar las cosas. De preferencia sube ahora mismo al auto, mi chofer te llevará.

-Pero...- estaba siendo empujado por su padre rumbo al auto- ¿qué le diré?

-Ya sabrás que hacer, hijo. Vé.

Subí al auto y se emprendió el camino. Sentía unas enormes ganas de golpear y gritar de emoción. Tenía un remolindo de emociones, pero más que ello las ancias de verla me ponían nervioso, al grado de no dejar de apartar la vista del camino y mover mi pierna constantemente.

Cuando el auto aparcó, el momento había llegado. Adentro de aquella casa tan grande estaba ella y no sabría como iba a reaccionar de verme ahí.

-Bien, aquí vamos.

Me adentre a la casa. Pero lo que ví me dejo algo perturbado, confuso y algo temeroso.

**************

Me dolía la cabeza, tanto que ni siquiera supe como acabe dormida en la cocina y con tres botellas vacías enfrente de mí. Me reincorpore a pasos de tortuga, mientras me dirigía a mi habitación. Observé el despacho de papá y entré. Solo. La casa estaba sumida en un profundo silencio y estaba fría. Con cada paso que daba los recuerdos llegaron poco a poco, el bar, la convivencia, la locura, las palabras y el dolor. Todo se almacenaba en mi sistema. Mientras recorría el pasillo, ví el día nublado y aspero. Era triste, como yo. Me metí a bañar y a recuperarme del mar de emociones que estaba teniendo, o al menos tratar de hacerlo. Mientras me secaba el cabello, y ya me cambiaba volví a bajar con intenciones de tomar más tragos, lo cual hice. Bebí hasta acabarme tres botellas de lo más fuerte que tenía mi padre. Sin esperarmelo saque de su despacho los albunes familiares, y de ellos saque nuestras fotos, mi padre, mi madre y yo. Me regresaron tantas emociones que comencé a llorar por todo y a la vez de nada. Iba encaminada por la cuarta botella, pero la puerta que daba al jardín trasero estaba abierta. Iba a cerrarla, pero el viento me lo impidió y ahí caí en una bomba de tiempo.

Con pasos temblororos avance, no sabía si por el alcohol o por mis nervios, que al final deduje que eran ambos. La sincronía del viento, el cielo nublado, los árboles danzando al compás del viento, sus hojas callendo y mi corazón destrozado. Avanzé hasta llegar a la tumba de mi madre, el ser que me dió la vida estaba justo frente a mí. Su tumba sigue igual que siempre y las bellas flores que la adornan se ven frescas. Mamá siempre ha estado en casa. Ella es la única que esta aquí, nuestra demás familia esta enterrada en el cementerio familiar que esta mucho más alejado de esta ubicación.

Mis ojos no aguantan y estallan en llanto, un llanto tan doloroso y sentimental. El saber que no pude ayudarla fue mi mayor frustración, en ese momento pensaba y añoraba ser grande y fuerte para ayudarla. Y ahora que lo soy, me siento pateticamente débil.

-Perdóname, mamá.

*******

Jimin

Ingresé a la casa, era muy amplia. Me fuí hacía la sala en donde ví regadas un monton de fotografías, al verlas me percaté de que eran de _________. Era chica y muy bonita, su padre no ha cambiado mucho más que por su edad y su madre era alguien muy hermosa. Continué viendo las fotos hasta que me encontre unas en el suelo, formando un camino que me llevó al bar en donde sobre la mesa había tres botellas vacías. No se necesitaba ser un genio para saber que ella había ingerido aquello. Con ese sentimiento presente, me tensé más. Aveces una persona inducida por efectos alcoholicos es capaz de hacer cualquier, cosa inclusive el...

No. Debía encontrarla.

Continue hasta que la última foto me condujo a una puerta afuera, la abrí y me dí cuenta de que ya estaba lloviendo. Y la ví. Tirada en el suelo a una distancia considerable. Avance hacía ella corriendo y rogando que no hubiera hecho alguna locura, que para mi suerte no fue de ese modo.
Suspiré alviado,  la cargue y la lleve adentro de la casa. La recosté en el sofá mientras iba por algo arriba para secarla. Al encontrar lo que buscaba bajé rápidamente y comencé a secarla.

Su cuerpo estaba perfecto, su ropa se pegaba a su figura. Toda ella era hermosa, incluso con esa cara llena de pesar. Me sentí culpable de ver esa expresión en su rostro, y sin poder evitarlo empecé a llorar en silencio. No quería despertarla, no quería que ella sufriera, pero lo hice todo mal.

No sé en que momento ella despertó, extendió su brazo tocándome el rostro y la barbilla. Al sentir su toque me paralicé y abrí mis ojos. Al hacer contacto con los suyos, fue como si el tiempo no hubiera pasado. Ella tenía los ojos muy abiertos y después una lágrima salió y recorrió su mejilla.

-Jimin...

Sueño OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora