EL JUEGO

504 16 3
                                    

-Hasta mañana Klein- me dijo mi "mejor amigo".

-Hasta mañana Brad- le contesté.

En ese momento pulsé el botón "desconectar"

Cuando volví a abrir los ojos, me incorporé en la cama, mientras me quitaba el " Nervegear" (objeto sacado del anime y manga SAO), para dejarlo en la cómoda de la mesa.

-ALBERTO!!!!- me gritaba mi madre a la vez que entraba en mi cuarto con cara de malas pulgas. En ese momento, me di cuenta de que ya no seguía en el juego, si no que estaba viviendo la vida, la cruda realidad.- Que, piensas tirarte toda la vida viviendo algo virtual?, podrías tratar de hacer algo de vida social fuera del juego.

Si, yo era un chico "anormal", quien no era muy habilidoso para hacer amistades, y mantenerlas durante tiempo, ya que de pequeño, siempre fui un marginado, y todos me tenían miedo porque había nacido con la extraña cualidad de la heterocromía (que tienes un ojo de cada color), y si eso no daba suficiente "miedo", el color del pelo no ayudaba en nada, ya que era medio albino, bueno no del todo, solo tenía el pelo un poco más blanco de lo normal (no son canas, ya fui al médico para consultar).

-¿Por qué no?,- le respondí a mi madre a la vez que me levantaba para mirar el reloj.-Ya sabes que a la mayoría de personas las doy miedo, y eso no ayuda en nada para que las personas se te acerquen. En el juego, puedes crear el avatar como quieras, y eso ayuda bastante a cambiar tu apariencia.

-Ya, pero podrías estar jugando con personas de otras edades, que se hacen pasar por la tuya....-mi madre me contestó sin llevar todas consigo, ya que desconfiaba mucho en los videojuegos.- Además las amistades que haces ni siquiera son reales, solo son ficticias.

-Pero al menos interactúo con alguien, y algo es algo ¿no te parece?

-Ya hablaremos de eso más tarde, pero ahora tienes que ir al super, que me he quedado sin leche, huevos, harina,....

-Y no puedes ir tu?, ya sabes que detesto salir a la calle, y más a estas horas, que es cuando más personas están en la calle.

-Me la suda.-me contestó, pero de una manera tan aterradora que piensas que el mismísimo diablo está ahí presente.

-Vale..., algo más?-dije con sarcasmo, mientras me cambiaba de ropa.

-No,- contestó mi madre.

.

.

.

Mientras iba caminando hacia el super, podía notar las miradas de las personas fijas en mi; podía notar como las madres apartaban a sus hijo pequeños de mi, por miedo a que si les tocase, se les contágiese mi aspecto; y como las personas hacían comentarios hirientes hacia mi, como si yo nos los oyese. Gracias a estas situaciones había conseguido ignorar a todo el mundo, y a no dejar que los comentarios parecieran que me molestaban, aunque, todo era mentira, ya que si que me molestaban.

.

.

Ya en la cola del super, conocía a la primera persona que no asustó ni cambio de cola al verme; lo que ocurrió fue todo lo contrario a lo que estaba acostumbrado:

-Hola, alaaaaa, que peculiaridad mas rara tienes tio,- me dijo mientras sonería de manera muy sincera.

Era un chico no muy alto, más o menos de mi edad, unos 16 años. Tenía el pelo marrón y ojos oscuros, y un cuerpo no muy corpulento.

-Gracias, eres la primera persona que me lo dice, y no sale corriendo al verme.-le respondí de manera amigable.

-Por cierto me llamo Alex

[HISTORIAS CORTASS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora