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Lance estuvo un rato pululando por la habitación.

Eres libre.
¿Era realmente libre?
Se sentia encadenado de alguna manera. Encadenado en el sentido de que joder, estaban de rollo. Un rollo raro. No novios no amigos.
¿Follamigos? Puede ser.
¿Un lío? Si, pero lío no se enrollarse, lío de problema.
Eran un problema.
Un caos.
Un desastre.
Un desastre que habia dejado su cuello lleno de marcas purpuras y rojizas. Chupetones.

Lo había decidido.

Lance terminó por lavarse la cara de nuevo. Volvió a toser. Se enjuagó la boca te encontró eso que había visto hacía ya meses, largos meses atrás.
Soltó el agua en un tono marrón granatoso y transparente.
No se notaba mucho gracias al agua.
El cubano suspiró con fuerza y se volvió a la cama.
Se acostó y trató de dormir cuanto antes.

Al día siguiente Keith se despertó por el sonido del móvil.

-¿Si...? -dijo adormilado, con los ojos cerrados y el pelo totalmente despeinado. Ni puto caso le hizo a Lance.

-Eh... soy yo. ¿Te pillo...liado? -murmuró el cubano en la otra linea. Keith bostezó y negó. Luego se dió cuenta de que Lance no podía verle y que negaba al aire.

-No. No, no, estoy aquí, en casa. -susurró. -¿Que hora es?...

-Las 12. Quería saber si podía pasarme por tu casa. Es que... bueno, lo de la otra tarde pues...

- Lance... -el coreano le cortó. -Que no pasa nada. Anda, pasa por mi casa. Ahora nos vemos. -el coreano le colgó tras escuchar un de acuerdo. Igual te llevas un polvazo como follas, pensó el asiático.

Se levantó y fue a ducharse. Salió como nuevo.
Y tras un largo cuarto de hora, Lance tocó su timbre.
Subió y observó a Keith en la puerta: pantalón de chándal negro, con la goma del boxer al aire y su abdomen despejado. Un cigarro en su labio y el pelo alborotado. El asiático sonrió y le dejó espacio para pasar.

-Hola. -murmuró antes de entrar.

-Estas comiendote mucho la cabeza. -Lance se quitó la chaqueta. Decidido, giró y le miró. Se acercó a el una vez vió como cerraba la puerta. Le quitó el cigarro, lo tiró al suelo y unió su boca con la ajena.
Keith se sorprendió. Terminó apoyado en la puerta como pudo.
Acercó al cubano de la nuca, mientras notaba como si cadera se clavaba en la suya. Notó su mano recorrer su cintura.
Se separó de Keith y miró sus labios.
-Casi me como el piti.

-Keith. Ya está.

-¿Ya está que?

-Quiero hacerlo. -Keith frunció el ceño. Acarició con su pulgar el duro hueso que remarcaba su pómulo.

-Dímelo bien. Quiero entenderte. -Keith seguía contra la puerta, con su espalda en ella.

-Keith: fóllame el culo. -el cubano besó su boca de forma corta, como si fuese aire para respirar. -Fóllame. Fóllame y ya está. -susurró. Keith sonrió y ocultó sus manos en los bolsillos de los vaqueros que llevaba, clavando sus dedos allí.

-Vas rápido eh.

-No, quiero dejarlo pasar.

-Te avisé de todo esto Lance. De verdad que no es necesario que sacrifiques tu...

-Keith, por favor. -Keith clavó sus ojos en los suyos. Azules como el mar.
Debería haber bandera roja, pensó.

-¿Seguro? -Lance asintió. Mentía. -Bueno. Déjame terminarmelo. -susurró. El cigarro permanecía en el suelo, ahora apagado. -Me lo había empezado. -dijo riendo. -Ven anda. -cogió el cigarro, se lo encendió y le guió a la cocina.

Tras varios chupitos y besos tontos, terminaron en su cuarto de nuevo.

Keith le quitaba la ropa con rabia, con ganas y con ansias.
Lance sentía ansias: lo quería encima, que sus manos que soñó ese día tras la tarde de miedo. De miedo, de temor.

Keith se colocó sobre él. Comenzó a quitarle el pantalón y dejó que Lance le quitase el suyo.
Ambos en boxers.
Y Lance le bajó los ajenos.
Se mordió el labio. Joder, que si según él la suya era un monstruo, Keith no se quedaba lejos. Una anaconda intimida menos.

-Joder. -murmuró tapando su boca.

-Que. -dijo Keith mientras le besaba la boca numerosas veces.

-Es... es un poco...

-Anda, mariquita, cállate. -murmuró. Besó su boca de forma larga y apasionada.
Terminó por dejarse hacer.
Se abrazó a su cuello y dejó que el resto fluyera.

Lance notó como entraban sus dedos.
Y tras un minuto o dos de incomodidad y toques en zonas que él desconocía, Keith le colocó en una postura agradable para ambos.

Keith besó su frente y acarició su cintura.

-Voy.

-Vale. -Lance tragó saliva y besó sus labios.

Lance abrazaba su nuca con miedo. Con algo de rabia, tal vez. Con algo de ganas. Con ansias.
Ansiedad.
Asco.
Con ganas de follar.
Con ganas de ser follado.
Con ganas de azotar y sentir azotes.

Con las manos temblando y aferrandose a su cuello.
Keith susurró algo en su oido.

-Estoy aquí. Calma.

Bad Reputation  // Klance AU!Tattoo Artist  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora