🌷 ; t r e c e y m e d i o

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— Hyung, no te puedo tener por siempre aquí en mi casa. —dijo el omega, pasándole el té de menta al contrario— Pronto llegará mi mamá, mi hermano, y te van a ver. Mamá se enojará conmigo por dejarte pasar.

Yoongi sopló la taza con líquido en sus manos, tratando de enfriar levemente. Se había duchado y ahora tenía puesta una pijama del menor que le quedaba algo pequeña. Era la más grande que habían encontrado en todo el armario del menor, y a pesar de lo que le estaba sucediendo, podía percibir un leve aroma a durazno. El olor había removido algo en su interior y se aferró mucho más a la prenda. Era de un suave color amarillo pastel, con tela ligera y cómoda, no quería irse, no cuando ya se sentía seguro. Lo que menos quería hacer era regresar a ese lugar, quería buscar a su padre e irse juntos de allí. Era peligroso, demasiado peligroso.

— No puedo regresar a mi casa... —respondió, bebiendo finalmente del té de menta. Le recordaba a su padre.

Jimin, no muy contento por esa respuesta inconclusa, se sentó en la cama, para ser exactos frente al mayor, y se inclinó hacia él, mirándolo fijamente. Yoongi frunció el ceño, alejándose levemente del menor, tanta cercanía le incomodaba, y mucho más después de lo que le sucedió. Soltó una exhalación cuando el omega se apartó, pero claro, no lo dejó de fulminar con la mirada. Parecía que lo estaba analizando profundamente pues su nariz se fruncía un poco y sus ojos de almendra se entrecerraban, hasta que finalmente habló.

— ¿No puedes o no quieres? —preguntó. Yoongi parpadeó varias veces antes de desviar la mirada hacia su taza y fruncir sus rosados labios. Jimin suspiró, levantando sus piernas y plantando sus pies en la superficie de la cama. Se abrazó a sí mismo y dejó descansar la mejilla en sus rodillas, cosa que se le hizo especialmente adorable al mayor— Hyung, dime la verdad. ¿Qué sucedió?

No haría daño contárselo a un chiquillo de doce, ¿no era cierto? Todo iba a seguir con sus vidas, ambos iban a olvidarlo, y era casi seguro que él iba a morir de depresión en cualquier momento de su vida. No haría nada de daño, ¿no?

El pelinegro mordió su labio inferior antes de soltar un bufido y plantar su oscura mirada sobre el menor, quien se sorprendió ante tal cambio de actitud.

— Jura con tu vida que... que vas a mantener secreto esto que te voy a decir. —dijo, sentándose firmemente en la cama y levantando el meñique. Hablaba muy en serio cuando decía "jurar con tu vida".

Jimin vaciló, mirando con nervios la mano que se alzaba frente a él. ¿Y si el secreto era algo peligroso? ¿Cómo iba a jugar guardar un secreto con su vida cuando eventualmente debía ser revelado? Eso le daba miedo, más porque cuando él juraba, no rompía el juramento.

— P-pero... y si...

— No te cuento nada, entonces. —se devolvió a su sitio, con pereza. Jimin lo tomó de la mano y lo volvió a levantar, entrelazando su pequeño meñique con el contrario.

— Lo juro con mi vida. —aseguró, apretando con fuerza el dedo que apresaba.

Yoongi asintió, con una sonrisa de lado. El pequeño omega sin duda era muy interesante, y le atraía lo interesante, más esos ojos curiosos y labios gruesos. ¿Cómo podía tener los labios tan gruesos siendo un niño apenas?

El mayor se aferró al toque que mantenían ambos y habló, pausadamente, en voz baja, como si alguien más estuviera escuchando y él sólo quería que Jimin lo supiera. Se sentía demasiado desprotegido, vulnerable, y odiaba sentirse así, no quería seguir sintiéndose así, pero, lamentablemente, era lo que quedaba. Por eso, se acercó al menor hasta quedar al lado de su oreja. Tenía vergüenza, miedo también de que el menor se asqueara, pero lo había jurado.

— Casi soy violado. —dijo, tensando automáticamente el cuerpo a su lado— Estoy vivo, pero lamentablemente mi lobo no corrió con la misma suerte.

Jimin arqueó sus cejas hacia el mayor cuando este se separó. Su corazón se destrozó, sus suposiciones eran ciertas, habían abusado sexualmente del mayor, y había perdido a su lobo. Pero, ¿eso podía suceder? ¿Alguien podía perder a su lobo de esa manera? Sus ojos se cristalizaron pues Chimmy, su lobo, estaba aullando de tristeza. A Chimmy le gustaba mucho Yoongi, le encantaba su aroma a lluvia. A ambos les encantaba Yoongi, y les dolía que hubiera pasado por algo así. Sollozó y se lanzó hacia el mayor, abrazándolo fuertemente y hundiendo su cara en el cuello ajeno. No pasó mucho hasta que fue correspondido, escuchando gimoteos que no eran suyos.

Chimmy no se rendía, trataba de llamar a Yoongi, pero no respondía.

— N-no respondes... —sollozó Jimin, toda la situación le estaba volviendo realmente emotivo— S-Suga no responde...

— ¿Suga? —preguntó el mayor mientras acariciaba las hebras del más bajo.

Las mejillas de Jimin se sonrojaron por la vergüenza—: Chimmy y yo lo llamamos así porque es blanco como el azúcar...

Yoongi sonrió con ternura, extrañando también a su tonto lobo pasivo-agresivo. Pero se percató de algo.

— ¿Cómo sabes que es blanco? —preguntó, nunca se había mostrado ante Jimin antes.

El contrario se encogió de hombros, jugando con la tela de su pijama amarillo.

— No sé, lo supusimos. —dio una respuesta perezosa antes de separarse del mayor y colocar sus manos en los hombros contrarios— Voy a hallar la forma de hacer que regrese Suga.

Yoongi sonrió con pesar—: No creo que puedas hacer eso.

Jimin frunció el ceño de manera adorable. ¿Quién dijo que no podía hacerlo?

— Tu lobo aún está vivo porque sino el mío estaría muerto también. —aseguró, haciendo que esta vez fuera turno del mayor de fruncir el ceño— Somos predestinados, Hyung.

— ¡Q-qué cosas dices! —exclamó, empujando con un pie al omega, ¿por qué comentaba eso así como así?— No puedes estar hablando en serio...

— Por eso mismo reviviré a Suga. —reafirmó, parándose firmemente y viéndose completamente seguro— Y lo juro por mi vida.

Yoongi, que permanecía incrédulo ante la actitud del pequeño omega, sonrió y negó levemente, cruzándose de brazos a la vez.

— Entonces, buena suerte, cachorro.

¡Tú, idiota! 🌷  namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora