SEGUNDA PARTE - CAP 1

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‘¿Sorpresas?’

-Ang-ie? – tartamudeó asombrado. Mordí mi labio inferior y lágrimas volvieron a acumularse en mis ojos… ¡Mierda! ¡Llorar frente a él no! ¡Estúpida sensibilidad de embarazada! Para colmo… a mi pequeña o pequeño compañero se le ocurrió patearme con terrible fuerza al escuchar la voz del… padre.

-¿Nicola? – Pregunté atónita. No podía ser cierto… no podía encontrarme con él.

-¿Eres tú? – entrecerró sus grandes y hermosos ojos. <<¡Deja de pensar en él!>> <<No idiota, soy su fantasma, buuh>>

-Sí – secamente. 

-No… pero, si vos… ¿qué? – preguntó confundido mientras mi mente debatía si debía entrar a la habitación o no. Unas manos me empujaron hacia adentro y cerraron la puerta. Para mi desgracia, no pude ver quién era. 

-No estoy muerta Nicola – puse los ojos en blanco. Quería gritarle en la cara todo lo que lo odio, e irme a mi casa.

-Pero Natalie me dijo que sí – confundido, rascó la parte trasera de su cuello

-Le pedí que mintiera… ¿Feliz? – pestañé tranquilamente. No me importaba lo que él piense

-Pero… - miró mi estómago – ¿Estás embarazada? – preguntó más confundido, atónito. Apreté mi mandíbula con fuerza

-Sí – seca. Frunció el seño y supe lo que estaba pensando, ahora mirando mis ojos

-¿Es… mío? Me refiero, si yo soy el padre – nerviosamente… abrí la boca para contestar, pero ignoré a mi sincera mente y… ¿Qué le diría ahora? “Sí Nicola, eres el padre”

-N-no – contesté nerviosa, mintiendo. Mis manos empezaron a temblar. Su cara bajó lentamente hasta mirar sus manos, que descansaban entrelazadas en su regazo… estaba casi sentado, inclinado hacia atrás gracias a una almohada

-¿Ya no estás enamorada de mí? – ante la impresión, abrí los ojos muy grande, él levantó su cabeza de inmediato. Me encogí de hombros… ¿Qué pasa ahora Angie?

-No – una parte susurraba eso en mi mente, y otra susurraba un sí. Más no que sí. Me miró con la cara desilusionada… por un momento, pensé que lloraría. Bajé la cabeza, no podía resistir esto.

-¿Por qué? – preguntó inocente. Levanté la cabeza, fulminándolo con la mirada; hice dos pasos, acercándome. Sentía que en mis ojos salían chispas. El descarado y cara-dura me pregunta por qué. JA

-¿Por qué? – rio irónicamente… el sarcasmo en mi voz, se nota muchísimo – Tal vez… porque me dejaste sola, como nunca nadie me había dejado… solo una estúpida e idiota inservible nota – gritaba mientras me acercaba a él – Me mentiste… me usaste y yo me entregué a ti, Nicola – una lágrima cayó. Mi orgullo la limpió rápidamente.

-¿Qué hay de mí? – Se exasperó también - ¿Crees que es fácil para mí verte embarazada sabiendo que te amo? – gritó 

-¿Qué me amas? – Reí sarcásticamente – Si me amaras, no me dejarías sola – concluí 

-¿Por qué mierda no te informas primero? – sentí como si me hubiera escupido en la cara cuando lo dijo.

-¡Por qué lo único que quiero hacer con respecto a ti, es ir-me! – separé en silabas, enojada.

-¡Entonces vete! Pensé que tal vez, podía contarte porque me fui… pero ¡Vete! – gritó señalando la puerta. Lo miré por última vez y apreté la mandíbula. Salí de ese asqueroso lugar, dando una mirada fugaz a Natalie, enojada y negando con la cabeza

. . . . . . . . 

-¡Entiende Angie! – Gritó ella en el parlante del teléfono – Nicola te necesita - <<Y yo lo necesitaba a él todo este tiempo, y no estuvo>>

-¡No me importa! Yo también lo necesite y no estuvo – grité yo también. Mi hijo estaba dando patadas a mi estomago y en cualquier momento moriría de nervios

-Esto es diferente – cambió su tono de voz, por uno más suave. 

-No creo… - sentencié molesta. Intentado calmar la voz

-Angie - me regañó, cuando en realidad, yo debería ser la que la regañe a ella por mentirme de tal forma.

-Natalie, debo irme – era mentira… solo quería dejar de hablar de ella y relajarme.

-Angie él tiene una… - la interrumpí cortando el teléfono con bronca.

Como si me importara que tenga él. Solo es mi ex amigo ¿Con derechos? No sé… Ni siquiera, lo tomo como si fuera el padre de mi hijo. Yo soy su madre y padre a la vez… yo lo cuidaré sola.

Si se preguntan por qué no se el sexo de él, es porque no quiero saber… va a ser una sorpresa que me encantará. 

Si va a ser nena, se llamará Juliette  y si es nene, se llamará Drew. Sí, Drew por él. Yo cumplo las promesas, no como él; una vez, le dije que mi hijo se llamaría Drew, y así será, si es varón… mientras tanto, será Julie. Apuesto que es niña… no sé, un pensamiento me acosa con que será una bailarina hermosa, como lo era yo… tal vez.

Caminé por el pasillo de mi casa y entré a la habitación decorada por mí para cuando mi hijo nazca. Como no sé que será, los colores son unisex. Las paredes, celestes como el cielo… brillante y resaltador, junto a algunas nubes blancas en lo alto de la pared, cerca del techo… en el medio de esta, estampillas del famoso dibujo: Winnie Pooh y sus amigos a lo largo de lo que abarca la parte horizontal de la pared; una cuna hermosa de color amarillo patito, donde descansa un Mickey de juguete arriba de una pequeñísima almohada que logré recuperar, de cuando era una bebé. El resto de la habitación, son muebles blancos que combinan con algunos toques rojos pintados sobre ellas. Tienen muchos juguetes, y todo es decorado tan tranquilo que me fascina.

No puedo esperar a que nazca y pueda tenerlo en mis brazos, acompañándome junto a Shena, que vive durmiendo, comiendo y por momentos, jugando conmigo… el único recuerdo lindo de Nicola, además de las fotografías que no me animé a borrar de Angélica.

Por momentos, me arrepiento estar embarazada… pero sé que no es ningún error, sino un angelito que vino para mejorar mi tranquila y rutinaria vida. Soy consciente que mi vida está en riesgo, pero sin embargo, no me importaría que muera… una de las pocas razones porque vivo, es por Julie o Drew. Solo por ellos.

Mis tripas sonaban en mi estómago. Suspiré. 

-¿Qué se te ocurre comer hoy Julie? – pregunté retóricamente acariciando mi panza; mi hijo, entendía perfectamente a su madre, respondió con una patadita. Reí.

Fui a la cocina y tomé los ingredientes necesarios para hacer fideos con un filete de carne bien cocida. 

Durante seis meses, tenía la misma aburrida rutina, hoy… la rompió

Un amor que no tiene fin♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora