Capitulo 05
‘Te amo mamá’
/Narra Angie
-Angie ¿Puedes venir un momento? – levantó la voz Rachel, para que la escuche, ya que estaba en el vestuario. Terminé de arreglar mi delicado vestido, y fui a su escritorio, una habitación delante del salón donde ensayamos y practicamos.
-¿Sucede algo? – pregunté intrigada y con respeto. Rachel era muy exigente, muy buena profesora, pero muy exigente, por lo que el valor de respetar estaba ante todo en este estudio
-Toma asiento – miró mis ojos y luego a la silla que se encontraba enfrente a ella, después unos papeles que se encontraban en el escritorio, los mismos papeles que hace 10 minutos tenía. << ¿Qué pasaba? ¿Hice algo malo?>> me preguntaba; hice caso, como me lo dijo
-Necesito que te cuides – me volvió a observar. Yo la miré confundida, frunciendo las cejas – el cuerpo – aclaró. Y yo bajé la mirada, luego respiré hondo – Has engordado y de verdad, tengo fé y quiero que la ganadora seas vos – levanté la mirada, nuevamente y sonreí falsamente. Era lindo que te halague así tu profesora de danza y te tenga esa fe, pero era horrible que te diga ‘gorda’ de una forma que no use la palabra. El dolor es más significativo que los halagos
-Está bien – susurré como pude – daré todo de mí para serlo – suspiré y ella sonrió.
-Te puedes ir – dijo y yo asentí con la cabeza. Salí del lugar, deprimida y defraudada de mí misma. ¿Tanto esfuerzo para que engordes y no puedas bailar? Suena ilógico, pero el cuerpo en la danza lo es todo. No importan tus condiciones, si eres gorda y bailas bien, no sirves; debes ser flaca.
Entré a casa y mamá ya estaba allí, en la cocina. Le sonreí y sentí la necesidad de abrazarla. Quería abrazarla y agradecer lo que siempre hizo por mí. ¿La razón? No sé. Solo quería demostrar, aunque nunca lo hago, que la amo más que a mí misma.
Lo hice. Corrí hacía ella y la abracé mientras ella acariciaba mi espalda, cerré los ojos para disfrutar este momento y escuché unos sollozos de su parte. ¿Estaba llorando por felicidad o tristeza?
-¿Mami por qué lloras? – pregunté sin separarme de ella y sin dejar de cerrar los ojos. Amaba este momento. Amaba y extrañaba este tipo de momentos que teníamos hace unos años.
-Por felicidad hija – sentía como sonreía complacida. Yo lo hice también y me separé lentamente hasta su mejilla, para depositar un beso en ella. Luego, la miré y sequé sus lágrimas. Seguiamos sonriendo ambas.
-Te amo mamá – susurré
-Yo también Angie - me volvió a abrazar.
Era un alivio. Mi mamá y yo, volvimos a hablar después de más de un año. ¿Cómo me sentía? Sentía que perdí un peso de menos; es como que, tenes en tus manos algo tan pesado, que en segundos se desvanece. Se siente hermoso. Sin duda, el amor de madre a hija, es más fuerte que cualquier cosa.