Vortex

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Anoche no pude dormir, toda mi cabeza daba vueltas, hace miles de días que mis pensamientos no gritaban con exceso, con dolor, han pasado tanto tiempo contraídos que necesitaban salir a flote, y anoche esas cicatrices se desprendieron como si un niño se las quitara antes de que se caigan por si solas.

Todo fue un acto de cobardía, tantos días parado en un vértice, en una punta de infinito, en un camino de silencio, en horas llenas de filosofías absurdas, miles y millones de sonidos, canciones y voces que forman la materia gris en mí cabeza. Y como siempre un poco de una guitarra con distorsión y una batería a punto de colapsar de tanta velocidad, alivian todo lo que casualmente haría y que estando en el ojo del huracán me arrepentiría de haberlo hecho.

Anoche me rasuré los pocos pelos de tristeza que no pude arrancar, y al fondo a la derecha de mi cabeza, el recuerdo de todos mis años tristes vomitaban después de haberse emborrachado con un poco de licor barato, pues la pobreza de razonamiento no le alcanzaba para comprar un poco de whisky.

En la mañana desperté con un dolor fatal de talento, las palabras no brotaban y los pensamientos seguían con la resaca de la borrachera que se mandó con mi alma, le reproché a mi cerebro por dejarlos ir de fiesta sabiendo que hoy debía despertar lúcido para volver al ruedo de la vida, intentando ser mejor cada día, y lo único que me respondió fue: "DEJAME DORMIR CHUCHA".

Me sorprendió su respuesta, pues no suele ser tan vulgar, comprendí que era un buen día para descansar de todo, incendiar todo. Era un buen día para refugiarse en frecuencias saturadas de acordes poco comunes y líricas que representen nuestra realidad social, agitando la cabeza con mis pocos cabellos que tengo a los lados y la melena en el centro que cada día crece y es tan indomable como mi espíritu.

Hoy me picaba tanto la cabeza que decídi rascarme y de paso arrancar todo lo absurdo y superficial, hoy canté una canción a viva voz y mi garganta me dijo AGUANTA, decidí hacerle caso, pero mi vulgar cerebro le gritó ¡AGUANTA QUE PUES HIJUEPUTA!

Comí cucarachas en salsa de champiñones, mientras el chef bailaba una cumbia, se movía menos que una escoba cuando alguien la hace barrer, y mi estomago me reprochó haber ido a un chifa, con un concierto que se desató al fondo a la derecha de ese local que un asíatico administraba.

Anoche el vortex atacó y la pena desapareció, esa crisis existencial me bendijo diciendo: "Buen viaje hijo.", anoche el huracán se desató y una flauta dulce me enseñó la puerta con un letrero de hale y empuje, y me dijo que una persona va a realizar las dos acciones con mi vida, que ella me ayudará a abrir la puerta y que debo esperarla escuchando música, mientras me regalaba un disco que de portada tenía una mosca con muchas patas y dedos, con una S en su espalda. La esperé y cuando llegó me haló por la camiseta y al instante me empujó de nuevo a mi cama, se desvaneció por completo pero la música seguía sonando.

De nuevo en la oscuridad de mi habitación, la estrella que tengo tatuada en el codo me picaba, me rasqué y un fulgor apareció, me guió a una colina y me mostró que el espacio exterior me esta esperando, necesito un cohete, que compraré vendiendo mis penas,

Y nos quedamos al final solos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora