II

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Peridot se despertó de golpe, tosiendo y escupiendo un poco de agua que casi llega a sus pulmones. Observó a su alrededor y se dio cuenta de que se encontraba en un lugar desconocido, para ser más especifico una cueva. Estaba enojada, furiosa "¡Soy una idiota!" gritó. "¿Por qué mierda tuve que salir? ¿Para hacerme la valiente, la chica que puede pelear contra bárbaros? ¡Pero si soy una inútil!" siguió gritando. Luego de que pasaran unos 10 minutos empezó a calmarse y pensar en como salir de ese lugar. No sabia como había llegado hasta ahí, tampoco de como pudo haber entrado a esa cueva. Al verla mejor no había una entrada, solo un gran hueco en el techo. "Dudo que haya entrado por ahí" dijo Peridot para ella misma. Al menos eran unos 100 metros de altura, si entró por allí ya estaría muerta. Pronto se dio cuenta que cerca de donde estaba había una especie de laguna, o una parte del mar que entraba por alguna parte.- Seguro hay alguna grieta por la cual entra el agua... Tal vez sea lo suficientemente grande para que yo pase- pensó Peridot. Dudó en meterse al agua, ¿Pero que podía perder?.Tomó mucho aire y se lanzó al agua, nadó hasta el muro de la cueva y empezó a mirar si había algún agujero. Pudo ver que más en el fondo había uno pero no podía ir hasta el ya que se estaba quedando sin oxígeno. Nadó lo más rápido que pudo hasta la orilla y salió. Necesitaba descansar un poco y luego lo intentaría otra vez, esta vez sería mas fácil ya que sabe dónde está la salida que necesita.Volvió a sumergirse y fue directo al agujero. Ya se estaba acercando cuando vió que algo entró por ese hueco. Se detuvo y trató de hacer algo de foco, era difícil sin sus anteojos. Cuando vió que aquella criatura tenía una cola e iba nadando a toda velocidad hacia donde ella estaba entró en pánico y nadó hacia la superficie. Al salir del agua se alejó lo más que pudo de esa laguna. Esperó unos minutos y lentamente fue acercándose hasta quedar a pocos centímetros. De la nada salió una chica, o al menos eso parecía. Su cabello era de un color indigo, y su tez era blanca, tal vez demasiado blanca. Peridot se quedó mirándola a sus ojos y la chica hizo lo mismo. "Hola"


El joven pirata abrió lentamente los ojos, le costó bastante ya que tenía el sol dándole directamente en el rostro. "¡Capitán, ya despertó!" gritó Doc, el estaba encargado de vigilar al prisionero. De la nada todos los tripulantes estaban rodeando al joven, el trató de moverse pero no pudo ya que sus manos estaban atadas alrededor del mástil del barco. Pronto apareció Jasper y el se acercó hasta quedar a menos de un metro del pirata. "Vaya... al fin despertó la bella durmiente" dijo Jasper "Bien, vayamos directo al grano. Te haré unas preguntas y tendrás que responderlas, sino..." Jasper sacó su cuchillo de caza. "Empezemos, primero me voy a presentar. Mi nombre es Jasper, y soy el capitán de esta nave. ¿Tu nombre es...?" dijo con un sorpresivo tono simpático. El pirata no respondió, solo se quedó mirando serio al capitán. "¿Acaso eres mudo?" dijo Jasper exagerando el movimiento de su boca. Se acercó al pirata y colocó su boca al lado de la oreja del prisionero "¡¿O sordo?!" gritó Jasper, causando que el pirata cerrara los ojos y alejara su cabeza para el lado contrario del que venia el grito. Se pudo escuchar varias risas "Pues parece que puedes escucharme, y no creo que seas mudo." Agarró su cuchillo y lo clavó justo al lado de la cabeza del pirata, consiguiendo que este diera un pequeño y agudo grito. Todos empezaron a reírse otra vez. Con un gesto con la mano Jasper logró que todos se callaran. "Siguiente pregunta, ¿Hacia dónde se dirige tu grupo?" preguntó Jasper. Otra vez la respuesta del pirata fue el silencio y otro cuchillo se clavó al mástil, esta vez del otro lado de la cabeza del joven. "Tercera y última pregunta, y esta es la más importante. ¿Por qué se llevaron a Peridot?" Con esta pregunta la cara del pirata cambió a una con confusión. "Oh, no te hagas el que no sabe, si es obvio que se la llevaron" Jasper se acercó más al pirata "Más te vale que respondas esta pregunta, o este cuchillo que tengo en la mano lo colocaré entre los otros dos. ¿Entendiste, afeminado de mierda?" Dijo Jasper con una sonrisa ladina. El pirata seguía sin decir nada. "Voy a contar. Si llego a cinco, el cuchillo estará clavado en tu cabeza. Uno" El pirata empezó a mirar desafiantemente al capitán. "Dos" Jasper ya se estaba enojando, necesitaba que este pirata hablara para poder saber el paradero de Peridot. "Tres" Nada, ni una sola palabra. "Cuatro" "Eres un cobarde, ¿Lo sabes, verdad?" dijo el pirata. Esto sorprendió a todos los presentes. No solo por la sentencia de muerte que se acaba de dar el pirata, sino porque la voz era demasiado aguda para ser de un hombre. Y entonces ahí es cuando todo cuadró para Jasper. Es una chica. Antes de que pudiera decir algo la pirata continuó "Un cobarde que debe tener atada a una pequeña piratita ya que sabe que es capaz de matarlo si no tiene cuidado." Jasper no dijo nada, simplemente clavó el cuchillo que le quedaba arriba de la cabeza de la chica. Ella dio una pequeña risa. "Sabia que no eras capaz de hacerlo." Dijo ella. Jasper la miró seriamente y dijo "Bismuto, enciérrala en una habitación, déjala sin comida y sin agua" dió media vuelta y fue directo a su oficina. Bismuto se acercó y desató a la chica y la llevó directo a una habitación, la cual cerró con llave y la dejó sola.


Peridot casi se desmaya al escuchar a esa criatura decir "hola". No sabia que hacer, no sabia que decir. Tampoco sabia si era real, tal vez era un producto de su imaginación o tal vez murió ahogada y ahora se encontraba en el cielo. "Ho-o-la" dijo Peridot. "¿Te encuentras mejor?" preguntó la criatura. "Ehh...¡Sí! Si, estoy bien". "Que bueno, cuando me fui no reaccionabas, pensé que estabas no viva." Peridot estaba impresionada por lo que estaba viendo. Una criatura marina, con apariencia de una linda joven, que sabe hablar su idioma, estaba cuidando de ella. "¿Cómo llegué hasta acá?" preguntó Peridot. "Te encontré en el mar... te estabas ahogando y... te traje aquí". respondió la criatura. "Oh, bueno...gracias." Respondió Peridot. La criatura se quedó mirándola, esto ponía incomoda a Peridot. Tiene miedo. No sabe lo que era esa criatura, ni tampoco las intenciones de esta misma. "¿Puedo... hacerte una pregunta?" preguntó Peridot "Sí" respondió alegremente la criatura. Antes de hacerle la pregunta que tenía en mente, decidió cambiarla para no quedar tan directa. "Entonces, ¿Vives aquí?" fue la primera cosa que se le vino a la cabeza. "¿Te refieres al océano?" preguntó la criatura. "...Si" respondió lentamente Peridot. "Pues si" dijo la criatura, riendo un poco. La criatura empezó a nadar de espaldas, de esta forma dejando ver su larga cola. Era de color azul, uno oscuro. También dejó ver su pecho el cual estaba descubierto, provocando un leve sonrojo en las mejillas de Peridot. "¿Qué eres?" preguntó Peridot. Lo dijo sin pensar, y cuando trató de corregirse la criatura habló "Bueno, pensé que era bastante obvio" dijo con una sonrisa "Soy una sirena, o como les digan." Sirena. Una sirena. Peridot comenzó a recordar las historias que le contaba su padre de pequeña, de como las sirenas vivían en las profundidades del océano y que se encargaban de proteger a todos los marineros. Claro, para Peridot siempre fueron eso, historias o leyendas creadas para entretener a los más pequeños. Ahora se da cuenta de que estuvo muy equivocada. "¿Cuál es tu nombre?" la voz de la sirena sacó a Peridot de sus pensamientos "Disculpa, ¿Qué dijiste?" "Tu nombre... ¿Cuál es?" volvió a preguntar la sirena. "Oh, Peridot, Peridot Odwazni." "Que lindo nombre Peridot Odwazni" dijo la sirena "Puedes llamarme solo Peridot. ¿Y cuál es tu nombre?" dijo con interés. "Pues... las sirenas no tenemos un nombre. Solo nos llamamos sirena" dijo la sirena. Peridot notó como cambió su tono de voz y su expresión de alegría a una seria, de desagrado. "Y... ¿No puedes tener un nombre propio? Es decir, elijes uno y le avisas a las otras sirenas que te llamen de esa manera" sugirió Peridot, tratando de animarla. La sirena mostró una leve sonrisa. "Una vez, hace mucho, intenté hacerlo. Les dije que mi nombre era Lapis Lazuli. Se rieron en mi cara y nunca me llamaron de esa manera." Dijo la sirena. "Lapis Lazuli... es un hermoso nombre y te queda bien" Dijo Peridot. "Gracias"agradeció la sirena. "Te... ¿Te molestaría si te llamo por ese nombre?" preguntó Peridot. "¿Molestarme? ¿Lo dices enserio? ¡Me encantaría!" dijo casi gritando la sirena. "Está bien...

Lapis Lazuli"

En el océano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora