3- No se gritar

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De tantos de esos momentos difíciles que hay en nuestra vida creo que dentro de los mas especiales está ese cuando tienes tanto tiempo intentando decirlo pero no puedes, no quieres, no te atreves.

En días de agosto dónde sientes que la vida va más de prisa, donde te apresuras a las compras, donde la tía Emma llama a mamá para preguntarle por su sobrino favorito, justo en esos días donde tu vida está casi llena de todo lo que te ha sucedido desde enero que incluso a veces llevas contigo el sufrimiento de otros y eso hace más pesada las cargas que llevas sobre ti.

Espérame tiempo, aún no estoy listo, me hago viejo rápido pero sigo sintiendo que no hay nadie que pueda darme respuesta a lo que yo siento. Me voy, me quedo, te espero, te siento, busco dónde no es, con quién hablo, me duermo, me levanto, grito lo que siento, me emociono, me reservo, confío en lo inseguro que soy a veces, abrazo sin sentir o siento todo mientras abrazo, déjame saber, no me hagas sufrir, todos los días de tus días tengo esperanzas pero sólo una palabra en un instante arruina todo y quiero escapar pero no sé a dónde ni siquiera con quién.

En los días soleados me acuesto en el pasto mirando hacia arriba y el cielo está despejado, limpio, sin nubes, y siento que es así como quiero tener mi mente, mis pensamientos, pero resulta ser todo un caos y muero en silencio y quiero volver a gritar, escapar, o morirme ya.

Seguramente aquel día cualquiera me diste la mano, me miraste, hablamos, y al final me despedí y quizás nos dimos un beso y tú no te diste cuenta de lo mal que estaba, de lo débil que soy, de lo mucho que necesito que el abrazo final dure más, de tu oído sincero y noble como el mío, de tus palabras bonitas que alivien mi corazón y conviertan mis suspiros tristes en ganas de vivir libre de todo lo mal que soy y de sentir que soy todo lo que no importa.

Otros días busco y busco y al final no encuentro nada y resulta ser que tampoco nunca supe qué buscaba ni a quién quería y se vuelve triste para mi porque fingir es muy feo. Hay que salir, vamos a comer, a divertirnos... mientras todo lo arreglo con una sonrisa "sincera" y todos creen que estoy mucho mejor que ellos.

En lo maravillosa que es la compañía de alguien que se vuelve permanente en tu corazón todos los días resulta ser que te preparas para todo menos para sufrir cuando ya no esté.

Siempre que se iban todos guardaba la esperanza de que él estaría conmigo; pues aunque no lo estuviera físicamente si lo estaba emocionalmente y me había acostumbrado a eso, y un día simplemente se fueron todos y él ya no volvió a estar tampoco, y me sentí solo, más de lo normal. Era triste para mi y se hacía difícil olvidar porque después de vivir en oscuridad, por un momento viví un poquito de luz y me quería quedar ahí pero sólo fue un instante de lluvia y al final resultó siendo cruel y la peor sensación de la vida.

Mi pie está más allá que acá y aún no encuentro acomodo en el mundo, quizás me pierdo, o quizás me duele la oportunidad de existir pero no vivir.

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