Capítulo 17

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Tony solía enfocarse mucho en la campaña. Desde que yo llegué, jamás lo había visto ni un sólo día descansar por completo.  Pronto las noticias de la masacre en aquella ciudad donde Natasha me había llevado, se esparcieron y por supuesto, él había sido el primero en enterarse; siempre estaba pendiente de aquellas cosas.

Se encontraba recostado en su cama conmigo sobre su pecho y sostenía el diario mientras leía el titular con una mirada que no supe interpretar. ¿Estaría asustado? Hydra tenía una forma radical de desaparecer lo que se interponía en su camino. Y aquello le había quedado más que claro. Sabía que no les importaba nada con tal de llegar a su objetivo como lo demostraron en aquel altercado. Y  aunque ellos habían asegurado que las muertes de inocentes habían sido causadas por el grupo opositor, yo estaba seguro tanto como mi Alfa, que nadie se creería aquella mentira. Podrían comprar los periódicos y hacerles contar las historias que ellos querían, mas nunca podrían conseguir la confianza del pueblo de nuevo.

Recordar lo que habían hecho con el grupo resistente me preocupó gravemente. Me preguntaba que pasaría si Hydra se llegase a enterar de las verdaderas intenciones de Tony. Y aquel pensamiento me aterró.

— ¿Estás bien? — me preguntó. Había olvidado que al estar unidos era fácil percibir mis emociones. Yo le respondí que no era nada y besé su pecho. Tras asegurarse de que me encontraba realmente bien, volvió su atención a la noticia.

La siguiente página estaba llena de imágenes las cuales yo no sabía en que momento habían sido tomadas. Pero lo hicieron de una forma muy estratégica, todas mostraban a Hydra como los indulgentes.

Una foto llamó mi atención. Era de las pequeñas y de las que se perdían entre el resto, sin embargo, yo la había notado. En esta aparecía aquel soldado que se había comportado de una forma demasiado inusual. Me había parecido que poseía una fuerza descomunal y una agilidad incomparable a cualquier Alfa. Cuando le pregunté a Natasha por él, esta se limitó a responder que Hydra tenía secretos que no nos correspondían revelar. Pero algo me decía que ella tampoco sabía de lo que yo estaba hablando. Estaba por preguntarle a mi Alfa sobre aquello, cuando tocaron la puerta y un temeroso Omega entró en la habitación.

— Señor, — habló el Omega con la vista baja. — Su esposa quiere verlo...

Tony ni siquiera lo dejó terminar e inmediatamente se negó alegando que estaba ocupado.

— Dígale que la veré después.

— Ella insiste que quiere verlo ahora. — reiteró el Omega. Esta vez, Tony se veía enojado, sin embargo, no se desquitó con el hombre, porque sabía que no tenía la culpa. Así que se vistió y salió.

A través de la ventana que daba al patio, pude ver que ella lo esperaba.  Mary se veía enfadada y a penas mi Alfa llegó, empezó a gritarle. Me imaginé que por la afable forma con la que él la había tratado, ella lo había considerado blando en extremo y por eso pensó que podría darse la libertad de hablarle de aquella manera.

Vi como poco a poco los párpados de Tony se arrugaban. «Ella le molesta», pensé. Mi Alfa solía ser muy complaciente; sin embargo, yo estaba seguro de que aquella tolerancia era más debida al hecho de que no sabía lidiar con Omegas mujeres (Por su escasa experiencia con ellas) que a su noble carácter.

Finalmente, se cansó. Aunque fuera amable con ella, poseía un alma de hierro. No iba a ponerse a discutír con Mary. No olvidaba jamás que él era el Alfa. Ella podía mandarle a los sirvientes, pero no podía usar el mismo tono con él. Solo permitía aquellas confianzas con personas muy allegadas, pero no lo haría con ella.

Descompuesto STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora