Capítulo 2

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No había visto a Bucky durante todo el invierno, pero me hizo saber a través de una carta, que se mantenía ocupado por los problemas con su empresa. Si el nuevo proyecto fracasaba significaría la ruina para él. Y en tiempos tan duros como este, en los que el país se había sumido en una terrible recesión, aquello significaba el fin de la vida, puesto que la muerte se veía más complaciente.

Decidí no preocuparme mucho por ello y empecé a distraerme pensando en mi situación. Aquella vez que Marcus me había pedido hablar con él, fue para enviarme a servir en una importante gala de Alfas que se había dado en la ciudad. Él siempre hacía este tipo de cosas: intentar ayudarme mediante favores. Pero a pesar de la buena voluntad, siempre terminaba empeorando mi situación con respecto a los demás omegas que se mostraban envidiosos con los privilegios que conmigo se tenía.

Ya había asistido a eventos parecidos, pero esta fue una gala diferente. Normalmente los Alfas que me notaban se limitaban a hablarme y cuando se daban cuenta de la ausencia de mi olor se marchaban, no sin antes intentar pasar la noche conmigo. Yo siempre provechaba lo que podía, mas esta vez, ninguno me dirigió la palabra, lo cual me sorprendió y a la vez produjo un sentimiento de preocupación. ¿Sería posible que Bucky se hubiese equivocado y mi belleza ya se hubiese acabado? Esa tarde recibí la respuesta a mis preguntas.

Marcus me había mandado a llamar nuevamente, pero esta vez estaba acompañado de una alfa de cabellos rojos como la sangre y ojos azules, más oscuros que los míos.

— Este es Steve, — me presentó Marcus con orgullo. Ya repetidas veces me había dicho que yo era el mejor omega que había tenido jamás. La pelirroja me sonrió por cortesía.

— Steve, te presento a Natasha Romanoff. —la mujer tenía la presencia de un Alfa; sin embargo, no distinguí rudeza o agresividad en ella y tampoco intentaba imponerse como muchos Alfa que había conocido. — Al parecer puedes ser útil en la capital, hay alguien que puede necesitarte.

Aquello me resultó grato, Bucky estaba en la capital y si ejercía algún trabajo allí significaría que las distancias entre nosotros desaparecerían. Si es que no se trataba de servirle a un amo que me reclamara exclusivamente como suyo. Pero nunca pensé en otro propósito más que en trabajo. Desde la gala había empezado a creer que mi encanto con los Alfas se había acabado. Sin embargo; al recordar a aquella Alfa pelirroja entre los invitados de la gala, entendí la razón por la cual nadie se me había acercado. Marcus me había enviado para que ella me viera y posiblemente el resto de los Alfas habían sido advertidos. Eso solía suceder solo cuando la petición venía de personas con poder.

— ¿Usted cree que esté listo para partir esta noche? —Le preguntó Natasha a Marcus. No podía dirigirse directamente a un omega de menor categoría.

Marcus asintió entusiasta y me mandó a alistar mis escasas pertenencias. Había sido indicado de llevar lo mejor que tenía, y si ese era el caso, la maleta estaría casi vacía.

Partimos por la noche. Los demás omegas se mostraron indiferentes, siempre se me antojaron envidiosos, y a mí no me habían enseñado a ser hipócrita por lo que no me despedí de ninguno. Sólo lo hice de Marcus, quién al ser un beta no se pudo dar el lujo de mostrar debilidad mediante lágrimas o palabras de despedida; sin embargo, yo era consciente del aprecio que me tenía y fue suficiente para mí.

Yo quería saber quién era la persona que me requería, mas no me atrevía a preguntar. Por suerte, la alfa se me adelantó.

— Puedes estar seguro que estas en buenas manos. No te haremos daño.— parecía hablarle a algún niño perdido. — Él no sabe que vendrás; sin embargo, estamos seguros de que le agradarás.— me sonrío y luego prosiguió — Un omega como tú es lo que él necesita.

Descompuesto STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora