Capítulo 4

47 3 16
                                    

Una chica castaño oscuro se encontraba recostada en su cama boca arriba pensando. De vez en cuando suspiraba hasta que se giró para abrazar a su almohada.

Volvió a suspirar. Sentía que lo que había pasado no era real, que pertenecía a otro mundo, uno de fantasía donde sus más locos sueños se podían hacer realidad. Pero sí había sucedido, Alex la había besado.

Sonrió otra vez suspirando. Esa sonrisa tonta no se le iba desde que había vuelto a su casa unas horas atrás. Se tocó los labios, aún sentía un pequeño picor en ellos como si pudiera sentir el sabor de Alex.

Alex.

Tenía demasiadas dudas en su cabeza. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué la había besado? ¿También gustaba de ella, o había sido una vil trampa de algún tipo, o lo había hecho por lástima? En realidad no tenía ninguna respuesta. Después de que se separaron, que le pareció que fueron horas, rápidamente él se alejó después de echarle una breve mirada y decir: -Tengo que irme. Y eso fue todo. Trató de seguirlo pero él era más rápido. Hasta que llegó a la entrada, Alex ya había desaparecido.

Suspiró otra vez. Había regresado a casa como en una nube de pensamientos. No tenía pruebas pero estaba segura de que Alex sí había estado con ella.

¿Y ahora qué? -se preguntó.

- ¡Jenny, teléfono! -gritó su madre.

Se levantó y bajó hasta la sala.

- Es Sara -le informó su madre mientras le entregaba el aparato.

- Gracias -respondió-. Hola Sara. -Era extraño que su amiga la llamara cuando hacía unas horas se habían visto.

- ¡Dime! ¡¡Cuéntame todoooo!! -chilló su mejor amiga desde el otro lado de la línea.

- ¿De qué estás hablando? -respondió mientras subía a su habitación.

- ¿Cómo de qué? De Alex. Te vi irte con él hacia el jardín trasero.

Jenny se detuvo. Si Sara los había visto entonces sí había pasado y no era producto de su imaginación.

- ¿Hola? ¿Jenn? ¿Sigues ahí? -preguntó impaciente.

- Sí, sí, aquí estoy. -Subió rápidamente y cerró la puerta-. ¿Qué fue lo que viste Sara?

- ¿Cómo que qué? -preguntó exasperada-. Alex y tú yendo hacia el jardín trasero. Cuéntame qué pasó.

- ¿Alguien más nos vio?

- Jenny la que debería preguntar soy yo, pero no, creo que nadie más. Yo volvía sola de devolver unos libros a la biblioteca. Ahora cuéntame antes de que traspase el teléfono para ahorcarte -dijo con muy poca paciencia.

- De acuerdo -respondió. Así comenzó a contarle qué fue lo qué pasó. No le había contado a nadie sus planes en caso de que salieran mal. Ahora se sentía mal por no haber confiado en Sara, después de todo era su mejor amiga y podía haber ideado un mejor plan que el de ella.

- ¡¿Te besó?! -chilló.

- Sí.

- ¡¿Se besaron?! ¡¡Aww!! -volvió a chillar.

- Ya Sara, vas a dejarme sorda.

- Ay cielos, eso explica muchas cosas -dijo pensativa.

- ¿A qué te refieres?

- A que Alex me llamó hace rato para preguntarme si tú irías a la fiesta de mañana.

- ¿Qué? -murmuró sin creerlo. Una de las razones por las que le había preguntado si asistiría era para poder verlo ahí-. Sara dime en este momento qué te dijo si no quieres que sea yo la que traspase el teléfono para matarte.

- Claro, claro. Iba a contártelo pero quería saber qué había pasado -se excusó-. Llamó hace rato diciendo algo de que sus amigos le habían comentado sobre una fiesta y me preguntó, casualmente, si sabía quiénes irían. Yo le dije más o menos los que confirmaron, cuándo me preguntó por ti. Le dije que aún no habías dicho nada, que todo dependía del permiso. Todo me pareció muy raro. Él podía preguntarle a sus amigos, pero sospeché algo más cuando te mencionó. Le pregunté por qué tanto interés y me dijo que ahora estaba ocupado, se despidió y cortó.

Jenn no dijo absolutamente nada. Seguía pensando en lo que acababa de escuchar.

- ¿Jenn? ¿Estás ahí, o ya te desmayaste? -preguntó. Jenn rió.

- Sigo aquí, sólo que estoy pensando. No sé qué decir.

- Yo tampoco. Por eso te llamé, tenía que saber que había pasado esta tarde entre ustedes.

- Ay, Sara, eso significa que está interesado en mí o qué.

- No lo sé. -Jenn gimió de angustia-. Pero lo que sí sé es que no le eres indiferente. Si sólo hubiera sido un beso de lástima no habría llamado para averiguar sobre ti. Si es una broma, no deberías ir a la fiesta. Pero, si está interesado, entonces tienes que averiguarlo.

- ¿Qué? ¿Cómo?

- ¿No dijo algo antes del beso, o después?

- Sabes que Alex no dice mucho -le recordó-. Cuando le pregunté sólo me contestó que no sabía si iría, aunque se preocupó de que yo no fuera, eso fue lindo -suspiró sonriendo.

- Tierra llamando a Jenn, responde -se burló su amiga.

- Está bien. Y cuando se fue, sólo dijo que tenía que irse y prácticamente se fue corriendo. Ni siquiera lo vi en la entrada.

- ¡Cielos, es un vampiro con poderes! -dramatizó.

- ¡Sara! Es en serio, ¿ahora qué hago?

- Ok. Primero lo más importante. Tienes que pedir permiso para ir a la fiesta. Segundo: tienes que decidir qué te pondrás. Tercero: llegarás a la fiesta como una diosa e ignorarás a Alex hasta que él hable contigo, y así evitarás parecer desesperada. Y si todo sale bien (que esperemos que así sea) tendrás novio el año que viene.

- Sara, no seas exagerada. Primero tienen que darme permiso. Y no creo que eso suceda si no apruebo.

- Pues pregunta, nada pierdes con intentarlo. Y después arreglamos lo demás. Lo más importante: si Alex no se declara seguirás como una diosa, y luego lo golpeamos. -Jenn se rió-. Y luego, comeremos helado y veremos pelis de comedias no-románticas y de acción para superarlo. ¿De acuerdo?

- De acuerdo -acordó-. Le preguntaré a mamá y arreglaremos lo demás.

- Está bien. ¡Qué tengas éxito! -se despidió.

Jenn rió y colgó. Siempre se deseaban éxito antes de los exámenes. Esa era su cábala ya que si decían 'suerte' nunca sabías si podía tocarte buena o mala suerte. Y en esta ocasión necesitaba toda la buena suerte y el éxito posible para convencer a su mamá de dejarla ir a la fiesta.

Tarde de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora