Caminos que se cruzaron en el mismo mes, y que poco a poco fueron formándo lazos irrompibles.
Una chica que tiene una imagen fría según la prensa, una que está incursionando en el mundo de sus sueños, una mejor amiga y manager que tropezara al lite...
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Mes Julio
No es mediodía y ya todos tienen otra imagen de Moonbyul en la cabeza, ¿cómo pueden juzgar a las personas sin conocerlas bien? es cierto que es algo presumida y caprichosa, pero de ahí a decir que es fría y calculadora.
Llevo años siendo su manager, y por sobre todo su amiga desde que éramos niñas, la conozco mejor que nadie, y algo que no es, es ser fría o calculadora.
La veo caminar, se ve enojada, sobre todo por lo que escuchó sobre ella, de pronto choca con una chica en la entrada, me asusté, pensé que se había lastimado al habérsele quedado mirando, supuse que se disculparía, pero la ignoro y se fue. Con razón dicen esas cosas sobre ella, pero no por ser fría o calculadora sino por idiota. Niego con la cabeza y voy rápido a ayudar a la chica.
— Oh, lo siento mucho de verdad— la ayudo a ponerse de pie, y la veo observarme algo confundida por lo que proseguí a hablar.
— Siento lo que sucedió, es que esta de mal humor— expliqué y luego procedí a hacer unas leves reverencias.
— No tranquila, no debes disculparte, gracias por la ayuda— le sonreí y hable — Gracias, bueno me iré por donde ella fue—. Concluí y fui a por Moonbyul, se llevaría un buen regaño.
(...)
Luego del accidente de la mañana no me quedo otra opción que regañarla, a pesar de que es mayor que yo, siempre he sido más responsable y madura que ella, aun así, eso de la mañana no había estado bien, al menos se hubiera disculpado.
Ella terminó molestándose conmigo diciendo que nunca me ponía de su parte, pero cómo quería que lo hiciera después de haber sido tan grosera. Después de la discusión dejó la empresa por segunda vez en el día, sabía que era una rabieta por lo que no la seguí, sabía que volvería.
Cómo si hubiese sido yo quien la parió, horas después ella regreso a la empresa, se veía arrepentida, le propicie golpe de reflexión en la cabeza, terminando ella por mirarme con ganas de matarme, pero al final rio.
El día transcurrió normal, hizo todas sus funciones y se retiró primero que yo, mientras que me quedaba terminando unos papales, ella se ofreció a esperarme, pero me negué, no sabía a qué hora saldría.
Para mi suerte terminé el papeleo antes de lo previsto por lo que me dispuse de ir a casa. No había venido en mi auto ya que casi siempre voy con Byul, por lo que me tocaba ir a pie o tomar un taxi, termine decidiéndome por caminar un poco y luego coger un bus. Si no, caminaba hasta llegar a casa era porque llevaba conmigo algunas cosas en la que tenía que trabajar.
Voy por mi camino muy tranquila cuando alguien choca conmigo y caigo al suelo junto con todas las cosas que llevaba, ¿acaso era el día de los choques?
Cuando me fijo mi marco de fotos favoritos había caído con lo demás y se había roto, maldita sea, debí dejarlo en la oficina. Levanto mi vista en busca de reclamarle, pero para mí desgracia su imagen no merecía que le reclamaran, se veía realmente arrepentida, además de jodidamente sexy. Llevaba maquillaje y tenía un lunar en una mejilla, que la hacía ver diferente y atractiva.
— Oh, lo siento de verdad, es que iba con la cabeza en las nubes— se disculpó y comenzó a ayudarme a recoger mis cosas dispersas.
Al levantarnos con todo recogido ella se percata de mi marco de fotos roto —Dios, siento tanto esto, yo...yo puedo pagártelo o si quieres compro otro— dice arrepentida.
— Descuida, es solo un marco— mi marco favorito, debo aguantar las ganas de llorar.
— Algo me dice que era importante para ti, así que déjame compensártelo, por favor— no me parecía mala idea.
— De acuerdo— accedo y ella me sonríe, como puede pasar de ser tan sexy a ser tierna con solo sonreír.
— Genial— saca un trozo de papel y comienza a apuntar con uno de mis bolígrafos (de los que habían caído) su número y me lo da.
— Esperare tu llamada— dijo y me lo entrego al igual que mis pertenencias que aún tenía después de recogerlas.
No sé qué decirle, y ella se gira para irse — Por cierto, soy Hwasa—, dijo y comenzó a caminar para irse, algo en mí me hizo gritarle mi nombre.
— Yo soy Wheein— ella me sonrió y siguió su camino, que acababa de pasar.
