Rosas III: (Des)esperanza

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El peliverde amaba los libros, le completaban su ser y era uno de sus pasatiempos más apreciados, en ellos encontraba toda clase de fantasías, aventuras, héroes, amores y desamores, miles de historias esperando a ser estudiadas por Midoriya. Conocía una gran cantidad de vocablos, amaba los pocos usuales, aquellos que pocas personas conocen y se llenaba cada vez más de la necesidad de ampliar su mente con estas palabras.

Sin embargo, ahora había algo, mejor dicho, alguien que no salía de sus pensamientos y no podía concentrarse del todo en su lectura, repetía continuamente los párrafos ya leídos, tratando de descifrar las ideas perdidas en sus pensamientos abstractos sobre el chico con heterocromía. Ya cansado de intentar comprender su nuevo libro e inicio un proceso imaginativo lleno de imágenes sobre cómo sería su próxima cita con aquel chico, tantas cosas sobre las cuales hablar, tantos lugares por visitar, su mente estaba en un punto donde ya no podía más, y sin poner el mayor esfuerzo cayó rendido en los brazos de Morfeo.

Al despertar, continuaba con las imágenes fantasiosas respecto al muchacho alto con quien compartía más que un simple café. Se sentía como un adolescente experimentando su primer amor juvenil, queriendo cada día con mayor emoción y esperando con ansiedad el próximo encuentro. Aunque cierta parte de él no estaba totalmente conforme, encontrarse así con quien por mucho tiempo fue su pareja, no generó en él los sentimientos que pensaba que tendría, sino una profunda nostalgia. Siendo las palabras del mismo lo que puso en tela de juicio su decisión de estar con otra persona tan pronto; reemplazar, no era así, pero tampoco dejaba de serlo. Una contradicción nació en el interior de Izuku.

Probablemente, ahora mismo, Bakugou se encontraría odiándolo en algún lugar de la ciudad, conocía muy bien al rubio, como para imaginarse que en ese momento estaría muy enfadado y deseando encontrarse de nuevo con él, para muy probablemente asesinarlo o peor aún incitarlo a volver. Pero esta última opción estaba fuera de discusión, lo abandonó en uno de los días más importantes para una pareja, aunque solo fuera una imagen representativa era importante para Izuku, como cada detalle que compartieron. Deseaba ser tan fuerte como para mirara a los ojos a su examante y decirle: "Ya no hay amor", sin embargo, sabía que muy en el fondo se quebraría frente a su aún querido compañero de vida, hasta ahora.

La mañana, de ese sábado, no había terminado y ya se encontraba en un laberinto de inquietudes que él mismo genero en su cabeza, quizá como muchas veces solo estaba dándole muchas vueltas al asunto, pensando de más y no dejando fluir el momento. En la tarde, se vería de nuevo con Shoto, y eso fue suficiente para calmarlo un poco. Salió a correr, regreso a ducharse y dejo el día pasar a su ritmo.

Esa tarde, el cielo estaba oscuro y Midoriya sentía que esto era un mal presagio, lo mejor era cancelar su cita con el más alto, pero no logró comunicarse con él, así que no tuvo otra opción que presentarse al lugar acordado. El tiempo paso y Shoto no se hacía presente, no contestaba el celular, desapareció de un día para otro.

—Sr. Izuku. —Dijo una servicial voz de fondo.

—S-sí soy yo. —Afirmó.

—Permítame hacerle entrega de este obsequio, —Dándole un enorme y hermoso ramo de rosas. —Aquí tiene la tarjeta del remitente.

—Muchas gracias.

Leyó detenidamente para oración escrita a puño y letra, con una bellísima caligrafía:

"Querido Izuku:

Lamento mucho el no poder asistir a nuestro encuentro, así como también decirte que estaré lejos un tiempo, no sé exactamente cuánto será, sin embargo, volveré por ti.

No me olvides. -Shouto"

No entendía del todo lo que sucedía, solo sintió el calor de una lágrima rodar por su mejilla. De nuevo estaba solo.

Rosas [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora