Rosas [TodoDeku]

Rosas II: Luminiscencia

*** Notas ***
Hola, agradezco muchísimo que lean mis historias. Disculpen que tarde tanto en actualizar tan poco u.u

Saludos, que lo disfruten.

***        ***

     No existía razón alguna para que estuviesen juntos. Pero existía en ambos un sentimiento de comodidad.

—¿Qui...quieres tomar asiento? —Dijo sonriendo Izuku, para disminuir la carga del más alto.

—Gracias.

Sus respuestas puntuales podrían parecer frías, pero el peliverde halló cierto calor en la voz de su acompañante. Siempre era capaz de detectar los sentimientos de los demás, era algo así como un súper poder.

El silencio se extendía de nuevo, los rodeaba y los abrigaba, no era incomodo, pero creaba un muro entre ambos, la timidez de Izuku lo limitaba y la seriedad de Shôto no ayudaba mucho.

—Sabes, lo del día anterior —inició la conversación Shôto, no era propio de él— espero que las rosas te hayan hecho de tu día un poco más ameno.

—¡Oh! —exclamó con un pequeño sonrojo al recordarlo— Mu...muchas gracias.

Sonrió. Ah, esa sonrisa rodeaba por completo al bicolor.

—No fue nada. —Su tono fue más calmo.

     Entre trivialidades y preguntas, que en muchos casos solo monosílabos era respuesta, se ocultó el sol. Ahora un azul muy oscuro los cubría, y tintineantes estrellas se mostraban lentamente, mientras se extinguían los últimos destellos de día. Fue así como empezaron a desfilar, con una pequeña luminiscencia, las pequeñas luciérnagas. Al mismo tiempo, el frío reclamó su lugar en aquel ambiente, por lo cual, peliverde no pudo evitar calentar sus manos con su aliento.

—¿Tienes frío? —preguntó el chico de la cicatriz.

—Un poco.

Sin alguna razón el más alto se quito su suéter y abrigó al más pequeño colocándolo sobre sus hombros. —Puedes conservarla.

—Mu...muchas gracias. —incapaz de pronunciar alguna otra palabra al caer en cuenta de lo que sucedía. Su vergüenza alcanzó niveles incomparables y el carmín de sus mejillas alcanzó un escarlata más vistoso. —Espera, no es necesaria, toma.

Trató de devolverla, aunque su acompañante de lo impidió al mirarlo con firmeza y algo de reproche.

—Consérvala, me tengo que ir por hoy. —Dijo serio y algo molesto.

—¿Cómo te la devolveré?

—Nos veremos de nuevo en este lugar.

—Está bien. —Afirmó con una gran sonrisa Izuku.

     Ahora contaban con una excusa para reencontrarse. Existían demasiadas interrogantes que ambos querían realizar, tanto a sí mismos como al otro.