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Sara siguió caminando por bosque junto a Nina y su máscara.

Cada vez que la escuchaba llamarle, cada vez que escuchaba su frágil voz, sentía más miedo de quitarse la máscara, y ya se había vuelto parte de ella.

Solamente caminaba.

Naamio caminó hasta un día lograr perderse entre la borrina,
ella quitó su máscara mientras Nina lloraba con desconsuelo: había perdido a los labios que le dieron vida.

Sara la escuchó, y se acercó a ella sin su máscara.

—Lilah(*), ¿te has perdido aquí en el bosque?
—No. Sara, he perdido a mi mapa, cuyos labios me daban vida.

Sara dedicó unos segundos a meditar, guiada en su pensamiento por el llanto de Nina. Su desesperanza dibujaba la misma expresión de porcelana que movió el corazón de Sara y lo estremeció de culpa: lucía como una muñeca sin alma. ¿Era una muñeca muerta?

Sara le sacó del bosque con paciencia mientras Nina le seguía, pero Sara seguía sintiendo pesar por escucharla llorar en silencio,
porque sabía que era por Naamio.

Pero recorridos varios bosques, Nina ahora se alumbraba nuevamente por los ojos de Sara, sin la máscara.

Pero Sara seguía teniendo los ojos puestos en otro lugar.



























*Lilah: Frágil, delicada

11 • 10 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora