—Mírame, Cedric, mírame.
Los ojos grises del joven se abrieron súbitamente, siendo entrecerrados inmediatamente por la luz que se colaba por el ventanal de su habitación. Levantándose de su cama, el rubio pensó en su itinerario.
Después de un baño caminó hasta la biblioteca de Marne, su ciudad natal y capital de la macro sociedad de Occidente, Éxodo.
La gente se saludaba entre todos, se devolvían la sonrisa con un amable ademán. Al entrar a su lugar de trabajo su compañera L071E le saludó de manera supuestamente alegre.—C34R1C, que alegría de verte.
Inmediatamente el chico respondió con la usual respuesta de “Igualmente” para después sentarse en su mostrador e ir checando lo que haría, mirando la lista se dió cuenta que llegaban unos escritos antiguos; su especialidad.
—Que felicidad.
Las palabras de C34R1C parecieron perderse entre el aire, mezclándose con sus pasos ausentes de una verdadera tonalidad.
Al abrir el paquete que se encontraba en el sótano sintió un olor maderoso en su nariz, no percibió nada por un par de segundos hasta que un piquete en el pecho le hizo llevarse la mano a éste.—Ada, reporta este fallo a Sistemas, porfavor.
Nuevamente, la voz sonó plana y se ahogó con la afirmación robótica —que graciosamente tenía más color que la del chico—.
Sacando los libros con cuidado fue hojeándolos, siendo capaz de leer cada palabra gracias al programa de traducción en sus anteojos.
“La humanidad es lo más irónico que pisa sobre la Tierra, observamos como destruímos muchas cosas con tal de conseguir otras, llevados por la ambición, cegados por la avaricia y empobrecidos del corazón.”
“La libertad es una característica que hace al hombre real.”
C34R1C leía varios fragmentos con más rapidez e insistencia, logrando no entender nada.
Cerró el libro con lentitud y una extraña perturbación corrió por su cuerpo, algo completamente desconocido se movió dentro suyo.Dejando posteriormente su error en su sistema el chico salió llevando la caja de libros antiguos consigo.
La sala de restauración y conservación de textos era amplia, llena de todo el material necesario.Las horas pasaron como el agua que corre en un arroyo. El joven de ojos grises expectaba un fallo con su Sistema de Procesamiento de Emociones así que en cuanto su turno terminó se dispuso a ir en cuanto antes al edificio.
Subiendo los pisos de éste, llegó hasta el de Transporte temporal, dónde se encontraban las oficinas de Sistemas.No había nadie en el piso, lo que significaba que tendría que esperar.
C34R1C se movía erráticamente, mirando a todos lados se detuvo al observar como detrás de una puerta se hallaba el portal de la ciudad, encendido, listo para quien quisiera entrar. La sensación de antes recorrió todo su cuerpo y en menos de lo pensado, el chico de ojos grises se encontraba enfrente de aquel puerto circular, extendiendo la mano a él, embobado.
Su corazón palpitaba y sin notarlo se movió, haciendo germinar la curiosidad como el mismo acto ilícito que estaba cometiendo.
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Vacío
Science FictionYa no existe el odio, la tristeza no ha asolado la vida desde hace bastante tiempo, la rabia, el egoísmo, la avaricia y otros sentimientos negativos han desaparecido, sin embargo, con ellos el amor, la empatía, la gratitud y muchos más han perecido...