Sentimientos afloran

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—Señora Condesa, mis saludos

— Joven Conde von Seckendorff ...cuanto tiempo sin veros, sea bienvenido

— ¡Gracias mi señora!

— Veo que ya conoce a mi sobrina Madeleine

— Algo así, pero no de manera oficial

—Disculpe joven von Seckendorff —dijo algo avergonzada Madeleine

—Señorita Madeleine, simplemente llámame Karl

— Un gusto ¿Karl?

— Me concede el honor

Antes de responder Franz interrumpió

— ¡¡Madre, Karl !!

— Hoy es el cumpleaños de Madeleine

— ¡Oh! Querida ven par darte un abrazo sinceramente no sabía... ¡Felicidades!

— Gracias tía, descuide

— Déjame desearte lo mejor para ti Madeleine

— Gracias ... Franz

— Yo... También pu.. ¿puedo?

Madeleine sonrió mirando a Karl y asintiendo

— ¿Qué pregunta es esa Karl?... si eres como de la familia — dijo la Condesa quitando ya las formalidades

—¡Feliz día! y que tengas muchos más siendo larga y auspiciosa tu vida

- ¡Gracias Karl!

—Ahora con más razón ¿me concedes el honor de este baile?

—¡Oh! si vamos — mirando con desdén a Franz

La Condesa vió esta escena y se preguntaba que pudo haber pasado entre aquellos dos.

Bailando Madeleine y Karl...
— Sabes... Hoy no es mi cumpleaños sin embargo acabo de recibir un regalo

— Quizás una equivocación de alguien

— ¡No! diría la más dulce coincidencia de todas

—¿Así... cómo?

— Haberte conocido

— Disculpe, no es mi intención joven Karl causarle incomodidades

—Nada al contrario

—La tengo de mi mano ahora, cosa que no pensé se daría de manera tan pronta

Para ser noble... es un atrevido (pensó Madeleine)
— Ehmm... si, pero no soy la única en este salón sino mire a aquellas señoritas que nos están mirando hace mucho rato

— Las "mellizas" von Steuben, ellas son solo amigas desde la infancia

—Y muy bonitas

—Si... pero no la igualan

—Bueno, acabó el baile si me suelta por favor

(Pero que voz que ojos que boca)
—¡Oh! si muchas gracias Madeleine espero verla pronto le debo un presente

—No se moleste tanto, joven Karl

—Nos vemos Madeleine

Franz iba a sacarla a bailar pero se le adelantaron dos veces más o al menos parecía que ella lo evitaba

Franz se fue a un rincón con evidente frustración

— ¿Pero? ¡¡que rayos!!

— Franz, tu prima es una mujer de exquisitas costumbres

Maddie: Mon précieux bijouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora