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-Es que no puedo decirle al resto, que vengo de una familia adoptiva de ladrones. Igual yo no robo... No me gusta- explicaba bajando la mirada, evitando sus ojos que la miraban profundamente.

-¿Y entonces qué te gusta de esto?, si es que algo te gusta- dijo poniendo los ojos en blanco, burlandose en cierta forma de la chica.

-Nada, sólo se usar una navaja que me olvide y listo. Aveces me da curiosidad qué se siente hacer "lo prohibido", pero sé que no soy capaz. Se muy bien treparme a árboles, mentir o esas tonterías pero con lo otro no puedo- decía ¿frustrada?.

Le parecía una locura estar frustrada de algo así, pero no por querer cometer algún delito (para nada), ella quería probarse a ver cuánto podía resistir, cuál era su límite (si es que existía) y demostrarlo.

Nunca se había sentido tan libre de hablar antes, muchos menos sobre ello.

-Yo creo que servis, ¿qué pensas Carlitos?- preguntó expectante Ramón.

Carlos creía que siendo así de hágil y también hábil en las palabras, ella podría servirles. Pero le hacia dudar algo.

La chica era linda y él había visto cómo Ramón la miró desde el primer momento.

-Vos te venis con nosotros- habló casi como una orden- pero te quedas conmigo- continuó dándole una mirada seria a su cómplice.

-Como digas- contestó sin ver otra opción.

La compañia de Carlos, no le parecía tan temible como la de Ramón (al menos de a ratos).

O tal vez era su cara de ángel, que dentro de toda la tensión parecía "equilibrar" para ella todo.

Mientras ellos robaban una casa, con total cautela y rapidez. Miriam cuidaba el auto apoyada sobre la puerta trasera, murmurando que "era un auto de mierda" y que "no funciona", por si alguien pasaba.

Por suerte no paso nadie y pudieron meter adentro "lo ajeno". No podia creer la facilidad con la que parecían actuar.

Ramón le parecía el más preocupado en que todo salga perfectamente (para no ser atrapados).

Carlos en cambio era muy confiado y parecia disfrutar al máximo el momento (Ramón también), pero es que para Carlitos resultaba como un juego en el cual siempre salía ganando.

______

Miriam miraba la escena algo más relajada, habían bajado en donde aparentemente vivía Carlitos.

Ella se había quedado al lado de un árbol lindo y miraba como los dos se saludaban.

Podía jurar que él le tenía una gran cariño a su amigo, incluso lo notaba en sus ojos, no lo miraba como a otros.

-Son muy unidos ustedes- comentó cuando vino hacia ella.

-Sí- contestó sin querer hablar mucho.

No entendía porque su cambio de humor tan repentino, "quizá habría dicho algo de más" pensaba.

-Veni, hace silencio que estan durmiendo a esta hora- dijo agarrandole la mano y llevandola hacia dentro.

Le pareció una casa hermosa, aún más que la suya incluso.

Todo estaba acomodado, era un hogar muy prolijo.

-Creo que me enamoré de tu casa- susurró mientras subían la escalera- che... ¿Porqué estás tan serio? Si dije algo malo perdón.-

-No sos vos, pasa- dijo abriendo la puerta de su habitación y cerrandola luego.

-Cucha... Ramón quiere salir con vos dice- le intentaba comunicar.

-No te ofendas... Pero no me interesa, a parte debería habermelo dicho en la cara él mismo. Y me es feo- confesó haciendo un gesto de disgusto.

-¡Tampoco es para tanto!- exclamo medio indignado.

Ella juraba estar viendo celos en Carlitos, pero ni de broma se lo preguntaría. Tenia miedo de pasarse de la raya.

El se sacó la campera y el calzado, para luego sentarse cómodamente en la cama.

Le gustaba el cuarto a Miriam y la vista que había desde esa ventana algo pequeña. Pero tenía una duda: ¿dónde podría dormir?.

-Carlitos, ¿dónde voy a descansar?- preguntó algo alarmada.

-Acá conmigo- le respondió más divertido, extendiendo las piernas sobre el colchón.

-Ni en pedo- decía colorada de la vergüenza.

Le daba cosa tenerlo tan cerca, sentía algo que no sabía explicar o entender incluso para ella misma.

-Cuando tengas frío, vas a venir- dijo empezando a cambiarse.

No podía evitar ponerse cada vez más roja, se dio vuelta instantáneamente intentando no largar unas risitas de nervios.

"¡Carajo sos hermoso!" decía por dentro. Y cuando no escucho más ruido volvió a girarse, tomando valor.

No sabía qué decir obviamente, y el parecía divertirse y disfrutarlo como si nada.

-¿Me crees capaz de ayudarlos a ustedes?- preguntó tratando de distraer su cabeza, mientras se colocaba al lado de Carlitos.

-Sí- contestó mirándola.

-Quiero intentar... Voy a probar hasta cuánto llego- comentaba decidida, suspirando.

-Lo vas a lograr- la apoyo- mañana tenemos que hacer algo importante. Quizá podemos intentar convencer a Ramón, para darte un lugar útil.-

"Quizá" repetía esa palabra una y otra vez. Convencer a ese muchacho no le parecía fácil, a decir verdad tampoco le gustaba mucho su compañia.

Había algo en él (Ramón) que la tenía alerta, al tenerlo cerca.

Y a parte, tenía miedo de no actuar rápido, ella sabía que todos en la vida pueden cometer errores y que eso les enseña a no volver a hacerlos. Pero si fallaba en esto: todos podrían llegar a morir o sufrir consecuencias nada bellas.

Ya había aceptado con un ligero movimiento de cabeza y no existía vuelta atras, solamente quedaba esperar y dejar que todo fluya sigilosamente a favor suyo.

-Che... Si algo sale mal, ustedes me dejan ahí y se van- dijo seria, no permitiría que los agarraran si algo no salía correctamente.

-¿Estas loca?, todo va a salir bien. Ahora dormi- hablaba confiado y medio "malhumorado" por el sueño.

Entonces se acomodó mejor y se fue a dormir, pensando en cómo saldría todo desde ese momento en adelante.

Va muy lento ya sé, perdonnnn XD los/as quiero mucho!! Y gracias por leer y votarrr que sigan bienn!!

SentenciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora