Capitulo 5

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Camila POV
—¿Así que va a nuestro instituto?— Empezó a preguntar Dinah después de contarle acerca de Lauren.

—Si, pero es un año mayor que nosotras— le contesté a mi amiga.

—Ya lo suponía, a ti siempre te han gustado mayores— Y no se equivocaba pues todas las chicas con las que alguna vez he tenido algo eran mayores que yo.

—¿Que puedo decir? Normalmente tienen más experiencia— dije riendo — pero no inventes Dinah, ella no me gusta.

—¿Por que?— preguntó mi amiga.

—Pues porque es testigo de Jehová, además de que luce súper inocente— razoné— y seguramente no haya dado ni su primer beso.

—Ah claro, y tú quieres a alguien que te dé duro ¿no?— dijo Dinah sugestivamente.

—Si— dije sin pensar— digo no— añadí al darme cuenta lo que había dicho, lo que provocó que Dinah se empezará a reír fuertemente.

—No intentes negarlo Camilita, ya dijiste que si— habló entre risas— pero igual sé que Lauren te gusta.

—¿Por que dices eso?— pregunté confundida. A ver, no es que la chica fuese fea o algo pero no es mi tipo, ella es... demasiado santurrona para mi gusto.

—Pues en la forma en la que me hablaste de ella— contestó como si fuese obvio— y aunque puede que no sea tu tipo, definitivamente te atrae.— finalizó.

—No me atrae— contesté frunciendo el ceño.

—Si, Camila, te atrae su inocencia—habló ella— ¿y sabes por que?— negué con la cabeza— porque quieres corromperla— me miró maliciosamente al decir sus últimas palabras.

Me puse a pensar en lo que había dicho, pero no tenía sentido, ¿Como podría corromperla yo?, puede que no fuese una santa, pero no era mala persona.

—Ay Camila, no me refiero a que le enseñes a robar— dijo después de un rato al ver mi cara de confusión.

—¿Y entonces?— pregunté girando la cabeza como un perrito que no entiende.

Ella subió las manos y gesticuló con ellas, hizo una especie de O con el dedo índice y pulgar de su mano izquierda, y metió en él su dedo índice de su mano derecha. Al ver eso supe a que se refería.

—¡Dinah!— le golpeé el brazo— sabes que soy virgen y ella probablemente también, ninguna sabría que hacer de encontrarnos en esa situación— argumenté para quitarle sus pervertidos pensamientos.

—Joder Camila, que no es tan complicado.— contestó un poco fastidiada— Si quieres vemos porno lésbico para que sepas que hacer— dijo encogiéndose de hombros.

—¿Que?¡No!¡No pienso ver porno lésbico contigo!—grité a lo que ella empezó reírse— ¿Que es tan gracioso?— dije exasperada.

—Has dicho porno lésbico— contestó aun riéndose.

—¡Dinah!— por milésima vez le volví a golpear el brazo, ojalá y le salga un moretón por pendeja— No seas infantil.

—Aquí la única infantil eres tú, que no quieres admitir que te gusta Lauren— dijo mientras se sobaba el brazo.

—No tengo nada que admitir, porque ella no me gusta— aunque si cambiara un poco su forma de vestir... ¡No!, callé mis pensamientos.

La predicadora (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora