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rápidamente jeongin saltó lejos del sofá y se dirigió lo más rápido y sigiloso que pudo hasta la sala para poder seguir escuchando lo que hablaban.
—sí, ese soy yo. ¿se le ofrece algo? —preguntó chan amablemente. jeongin se golpeó la frente con su mano, su madre no podía saber que él era chan.
—en realidad, si. creí que jeongin, mi hijo, podría estar por aquí. —chan se inmovilizó y entró en pánico cuando se dio cuenta con quién estaba hablando.
—¿él está aquí? —preguntó la señora cuando chan se quedó paralizado.
—no, no, él no está aquí —respondió sin querer sonar nervioso u obvio—. hace ya bastante tiempo no lo veía.
«mala respuesta chan» pensó jeongin.
—ya veo... —murmuró—. necesito que me hagas el favor de decirle que vuelva a casa, no ha venido luego de la escuela y ha estado fuera de casa todo el día. también me dijo que quería vernos en un restaurante porque tenía algo importante para decirnos, pero nunca llegó y... —sollozó y ocultó su rostro detrás de sus manos.
—tranquila, todo estará bien y... le avisaré si lo veo. —apoyó su mano en el hombro de la señora para intentar tranquilizarla.
—gracias, en verdad gracias —dijo y mostró una sonrisa—. hasta luego... chan.
y la mujer se alejó de la casa hasta subir a un auto color rojo que se marchó cuando ella cerró la puerta del asiento de acompañante.
—qué buena mujer —sonrió—, estoy más que seguro de que le en-can-té.
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