el viaje fue silencioso y acaramelado al mismo tiempo; chan sostuvo la mano de jeongin todo el camino a su casa y en cada semáforo rojo se dedicaban a besarse. a jeongin le gustaba besar al mayor y sentir el sabor a dulce de leche que los labios de chan siempre tenían.
estaba tan concentrado en las facciones del rostro de chan que olvidó el propósito de su visita: quería saber quién era ese chico. aunque ahora que lo volvía a pensar, ya no tenía esa constante curiosidad pinchándole el cerebro. ese chico ya no estaba en su lista de incógnitas.
no notó que habían llegado hasta que chan abrió la puerta de su lado y se puso de espalda esperando a que jeongin se colgara.
—¿qué tal la escuela? —preguntó chan caminando sin problemas con la pequeña carga en su espalda.
—todo bien —respondió aferrándose al cuello del mayor para no caer.
—¿debería preocuparme por algo? —preguntó chan deteniéndose para sacar las llaves de su bolsillo.
—¿por qué lo preguntas?
—no lo sé, desde que me fui a dormir siento un revoltijo en el estómago, me siento ansioso y algo nervioso.
—quizás sea porque estoy muy cerca de tu sensible y débil oído a mis susurros. —jeongin se mantenía cerca del lóbulo de la oreja de chan, creando un placentero cosquilleo que logró erizar su piel y hacerlo reir por su ocurrencia.
—hablo... de que presiento que algo va a pasar o que está pasando y ninguno se dio cuenta —dijo bajando a jeongin antes de entrar a la casa.
—sea lo que sea, pase lo que pase, yo estoy y siempre estaré contigo. jamás dudes de mi compañía. —dirigió sus brazos a los hombros de chan, uniéndolos detrás de su nuca—. jamás, ¿está bien?
chan no hizo más que asentir y abrazar la cintura del menor con sus brazos, atrayendo el pequeño cuerpo hacia el suyo y juntar sus frentes dulcemente.
jeongin mordía su labio mientras dibujaba corazones en la espalda de chan.
—¿puedo hacerte una preguntita? —chan dejaba pequeños y castos besos sobre los labios de contrario.
—¿puedes esperar a que entremos? —preguntó abriendo la puerta con su pie.
jeongin no logró formular una palabra, o hacer un gesto; chan había tomado el total dominio de sus labios y cuerpo. no iba a quejarse o algo parecido porque le encantaba el sentimiento que estaba sintiendo, no podía mentir.
un auto color gris paso por el frente de ambos, pero estaban muy ocupados como para ver quien los veía desde el interior del vehículo.
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qué día de mierda, primero el profe de matemática me saca el celular y después me entero que me lo rompió
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