Tip #5

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Mi lugar favorito ha sido y siempre será el jardín del instituto.

Hay varias maneras de distraerse, con las plantas, las rosas, los árboles.

Y Venus.

Muchas personas me dicen lo mismo, que siempre estoy perdido en el espacio sideral.

Quizás sea verdad, pareciera que soy de otro mundo, perdiéndome siempre que puedo de la realidad.

Venus, quizás pertenezco a ese planeta.

Relajo mis hombros.

Ahí está ella, sola, escuchando con los audífonos de Hyung, melodías desconocidas para mis oídos.

Trago saliva.

La miro.

Me acerco.

Capto su mirada.

Abro los labios.

— ¿Son esos los audífonos?.

Con la misma calidez que siento en el pecho, su sonrisa me hace saber que la respuesta es obvia.

— ¿Quieres escuchar?.

Una invitación tentadora y demasiado conveniente.

¿Pero podré controlar mi pulso y mi ritmo cardíaco?.

— La curiosidad me mata.

Me senté a su lado.

Un latido, dos latidos, tres, cuatro, cinco latidos.

Ella me extiende un aurícular.

Lo tomo.

Diez laditos, once latidos, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete.

— ¿Es rara, no es así?.

La música encaja perfectamente con este lugar.

Tranquila, con aquel aire de frescura primaveral.

— Es genial.

Mis manos inconscientemente se mueven debido al sonido.

— ¿Te gusta?.

Por un momento, me sentí en los mismísimo anillos de Saturno.

Dicen que sus anillos están cubiertos de rocas congeladas, lo que los hace parecer destellantes desde el espacio.

Pero sus ojos brillan porque son cálidos.

Y aquella calidez rondaba a mi cercanía.

— Me encanta.

Y así.

Volví a olvidarme de pedir los audífonos.



—Kim Min.

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