Capitulo 9: ¿Quién eres?

11 3 0
                                    

No podía creer lo que veían mis ojos, al escuchar su voz mi corazón se aceleró, y al mismo instante sentí calma, una extraña combinación de sentimientos. Trato de recopilar todo lo sucedido me hago memoria y aún después de girarme y comprobarlo no puedo creer que sea verdad. Sin poder contener la emoción caigo sobre mis rodillas y alzo la mirada para mirarlo, una lágrima gana la lucha y se escapa de mi párpado, y allí estoy, de rodillas y llorando ante él. Nhoa tiene una mirada confusa puesta sobre mí, sus ojos están llenos de interrogantes. Lentamente alza un pié del pasto bien cortado y lo acerca más a mí, y luego el otro, y con pocos pasos reduce la poca distancia y toma mis hombros tratando de ayudarme, la confusión en su rostro es eminente, sin embargo, la única pregunta que hace es:

Nhoa: -¿Puedes levantarte?-

Alzo la mirada y penetro sus ojos tratando de descifrar sus preguntas, y al intentar contestar la voz me falla, aclaro mi garganta e intento una vez más, sin éxito, es como si fuera muda, no puedo pronunciar palabra. Nhoa con la mirada fija en mí no vuelve a preguntar, me toma entre sus brazos y me lleva hasta la silla de tomar sol que está enfrente a la pileta.

Nhoa:- Buscaré u vaso de agua, no tardo, recuéstate hasta que te sientas mejor-

Sin pensarlo dos veces se va dejándome sola, lo que para mí significa auto cuestionamiento, las preguntas se amontonan unas sobre otras, se chocan entre sí, transformando mi cabeza en un lio. Al sentirme un poco mejor me siento y miro alrededor, es todo tan confuso que en realidad lo que quería en ese momento era dormir, sin pensarlo me recuesto nuevamente y cierro los ojos.

No tengo idea de cuánto tiempo dormí, pero al despertarme veo a Nhoa con un vaso de agua en sus manos observándome atentamente, al percatarme de la proximidad mi reacción es mirarlo confusa con ojos asustados. Al ver mi reacción se aparta y extiende su brazo para darme el vaso de agua, lo tomo y me apresuro en llevarlo a la boca. Mientras que él sin sacar los ojos de mí se sienta en la otra silla, como esperando una respuesta. Termino mi vaso de agua y lo miro, éste con una mirada de confusión vuelve a preguntarme:

Nhoa: -¿Quién eres?-

Pronuncio mi nombre, pero él me mira más confuso aún, vuelvo a hacerlo y el suelta una sonrisa.

Nhoa: - Empezamos bien, pero ahora puedes decirme, así sabré que hacer y si puedo dejarte aquí o no. ¿Vanders te trajo?-

Trato desesperada de contestarle, pero mi voz no sale, me tomo la garganta y trato de hablar nuevamente, pero no hay progreso. Una lágrima se escapa y Nhoa me mira aún más asustado.

Nhoa: - Tranquila, tranquila, no llores, está bien. Mira yo tengo que seguir trabajando, quédate aquí, ya es casi mi horario y luego nos comunicamos con el jefe o con la ama de llaves-

Y antes de poder reaccionar sale de allí para seguir con su trabajo.

Me recuesto nuevamente y cierro los ojos deseando despertar, y como si fuera un deseo concebido escucho la voz de Julia, y abro lentamente los ojos.

Los días se pasan y no vuelvo a soñar, parece que estoy viviendo mi vida, y no viviendo en sueños, aprendo la rutina del hospital y cada día me vuelvo más cercana a Julia. Mi salud mejoró bastante y los paros que solían preocupar a los doctores dejaron de suceder.

Un día más como los demás, sin nada de dueños ni paros, mi vida se volvió una rutina nuevamente. Es la hora de los remedios y Julia viene a cambiarme el suero, me los tomo mientras hacemos planes para el día siguiente, la acompañaré en su ronda y conoceré otros pacientes. Después de estar un momento sola decido dormirme, quería que la mañana llegara pronto para poder salir de la habitación un momento y hablar con otras personas.

My AngelWhere stories live. Discover now