C A P Í T U L O 8.

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Lily.

Estaba preparándome para esta noche, me sentía nerviosa.

Ruby y Kendra se emocionaron que ahora mismo me estaban ayudando con mis últimos detalles.

—Chicas, con esto es suficiente… ¿Esta bien? — se detuvieron.

—¿Cómo puedes decir eso? Además ¿cómo no quieres que te arreglemos — dijo Kendra.

—Si, además tiene tiempo que no tienes una cita — dijo esta vez Ruby.
Yo solo suspiro y me levanto.

—Les agradezco por esto, pero ¿quién me puede asegurar que esta noche pueda definir lo que siente él por mi?

—Vamos Lily, no seas aguafiestas— exclamó Ruby — él es un buen tipo y te aseguro que esta noche será perfecta para ti y para él.

Iba a responder pero el timbre sonó y mi corazón comenzó a latir más fuerte.

—Suerte — me dijeron en unísono.

Respiro antes de dirigirme a la puerta; tomé mis cosas y giré la perilla nerviosa.

Al abrir la puerta, él estaba ahí parado con un traje elegante y una sonrisa adornada en su rostro.

—Buenas noches Lily— dijo con ese tono tan natural de él.

—Buenas noches Dylan— mostré una pequeña sonrisa.

Él se acerca lo suficiente y sentí sus labios rosar mi mejilla. Hice lo mismo.

—¿Nos vamos? — asentí.

Me extendió su brazo y accedí. Cerré la puerta y nos dirigimos al elevador.

Cuando bajamos definitivamente, sentía su mirada logrando intimidarme por completo.

Al acercarnos a su auto, me ayudó entrar y con pasos apresurados se sube y me mira.

—¿Qué? —dije tímidamente.

—Luces hermosa Lily — lamió sus labios.

—Gracias… tu igual luces bien — mordí mi labio.

Él sonrió y enciende el auto.

Mientras se concentraba en el camino me dedique a mirarlo, de verdad era inevitable no verlo y al parecer le sucedía lo mismo puesto que lo he descubierto mirándome. También encontrábamos miradas y al aparecer nos decíamos todo pero no lo suficiente.

Un cosquilleo apareció, era similar pero con el toque de un deseo y también lo pude notar en su mirada.

Noté que nos habíamos detenido y caballerosamente me bajo de su auto, el roce de sus manos con las mías me hacía sentir bien.

Al entrar, una señorita nos llevó la mesa que había reservado. Al llegar a la mesa, ordenamos nuestras bebidas y la cena, mientras esperábamos… lo miré con timidez y él lo nota, miro que lame sus labios.

—Estás nerviosa ¿cierto? —lo miro con asombro.

—¿Se nota? — él ríe a lo bajo tanto que yo igual reí.

—No debes sentirte así, yo estoy en la misma situación — dijo con tranquilidad y lo miré pero él ya posaba su mirada sobre mi.

—Es bueno saberlo — dije
—¿Qué te parece sin rompemos el hielo con un baile? — preguntó.

Yo quede estática ante la propuesta, otro baile con él no estaría nada mal.

—Claro…— nuevamente me toma de la mano y me lleva a la pista.

Enchanting O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora