Capítulo 7.

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Narra María.

Como siempre desde pequeña pensaba que en la noche podría pasarme algo mientras dormía, necesitaba que alguien me recordase que no estaba sola y que podía dormir tranquila, nada me iba a pasar. Salvo que ahora en parte sentía realmente que tenía alguien, aunque no parezca real. Ayer por la noche conocí irrealmente a mis ídolos y uno de ellos podría ser algo en mi vida, bueno algo más de lo que ya era desde que supe de él hace cuatro años. Tenía miedo. ¿Como no iba a tenerlo? Y si solo era ese entretenimiento que todos los tíos sean famosos o no tienen. Yo que sé, estoy acostumbrada a que jueguen comigo de alguna manera, tratada como si realmente no fuese más que una estatua sin vida plantada en la tierra o al son de las olas en el mar. Como una pieza de ajedrez que mueven. Sí, ese era mi miedo. Niall no puede estar enamorado de mí es totalmente imposible. Imposible.

-María, a veces me preocupo de que te quedes en las nubes-Celia me da un toque en el brazo y me vuelvo en sí.-si es que a veces te quedas con una cara de panoli mirando al frente vete a saber que piensas.

-Nada nada solo estaba adormilada-ella me mira y me levanta una ceja, claramente eso no lo creia nadie, le sonrío para que se tranquilice.

-Está bien pero me gustaría que confiaras en mí ya que me vas a aguantar mucho tiempo.

-Sí sí, la cuestión de escupir galletas cuando hablamos ya la he cogido-le guiño un ojo y la doy un toque en el hombro mientras voy a la ducha. La ducha. El mejor momento del día para disfrutar. Lo cierto es que estaba tranquila. Celia y yo nos habíamos ocupado de todo lo referido a la universidad esta mañana. Papeles y material hechos y comprado, así las dos podíamos disfrutar todo el verano sin pensar en todo eso. Sobre todo, me pongo de los nervios cuando algo queda sin hacer y es importante. En fin. El agua cae sobre mis hombros y siento una pequeña liberacion con todo el tema de Niall. Diez minutos después decido que ya es hora de abandonar mi universo acuático y salir. Me enrollo la toalla y despliego mi mano sobre el cristal empañado para poder verme. Ciertamente me veo únicamente de pecho para arriba ya que al ser baja y encima tener el espejo tal alto, es una molestia. Me miro y sonrío. Desde que entre en el instituto mi autoestima venía siendo muy baja y a veces me convencía de sonreirme para no pensar tanto simplemente verme bien. Hoy era uno de esos días. Camino descalza por el pasillo hacia la habitación dejando un pequeño rastro de agua que doy por hecho que se irá en un par de minutos mientras abro la puerta de mi cuarto y escucho voces en el pasillo. Celia. No le doy importancia estará hablando por teléfono. Me seco del todo y me visto. Pelo suelto mojado siendo la mejor sensación del momento. Cojo el móvil lo desbloqueo y suspiro. No me había llamado. Lo suponía pero a quien no le queda ese pequeño resquicio de esperanza. Desanimada tiro de vuelta el móvil a la cama después de haber escrito a mi familia y abro la puerta de vuelta.

-María, creo que tienes compañía-claramente esto me lo dice en español ya que aprovechamos cuando estamos solas a hacerlo, le levanto una ceja o pienso que es lo que estoy haciendo.

-¿Qué, quién?

-Un tipejo teñido, ya sabes-me guiña un ojo y me tira del brazo. Su sentido del humor no hace efecto en mi en estos momentos.

-Ey.

-Ey-respondo de vuelta. Ahí estaba. Tan guapo. Su pelo revuelto hacia arriba, sí teñido, pero perfecto. Sus dos manos estaban en los bolsillos y sus ojos miraban a mi altura, ya que me sacaba más que un par de centimetros lo que me impone y a la vez hace que me avergüence de mi altura.

-Siento no haberte llamado, quería ver si querías salir conmigo y bueno hablar-no soy muy buena tratandose de tios y menos uno que está jodidamente fuera de mi circulo social, me desequilibra.

half a heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora