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—Mirad, allí está el pueblo. —Grita el moreno, mientras señala hacia la derecha. —Podemos buscar algo que comer.

—Sí, por favor. —Añade Suga. —He perdido la cuenta de los días que llevo sin probar bocado. —Suspira, acariciando su tripa mientras mira al mayor.

—Vamos, pero estad preparados por si hay alguien más, es muy probable que no esté vacío y nos vayan a atacar. —Advierte el castaño, que ya ha empezado a caminar en dirección hacia las casas que se extienden a lo lejos.

—¿Siempre es tan cool? —Le murmura el de cabellos nevados a Jungkook, provocando que suelte una risita en respuesta.

—Sí, al fin y al cabo, se trata de Taehyung. —Sentencia, empezando a caminar más rápido para alcanzar a su compañero, dejando al tercero atrás.

—Hyung, ¿crees que encontraremos algo? —Dice cuando llega a su altura.

—Eso espero. Necesitamos, como mínimo, algo de agua. —Mira hacia atrás, recibiendo un gesto de parte del otro chico. —No le pierdas de vista. 

—Tae, es de fiar, enserio. —Comenta, plenamente convencido de que sólo él es capaz de escucharle. —Confía en mí, sé ver a través de las personas. —Se enorgullece por sus propias palabras, provocando que el castaño le mire con diversión.

—¿Ah, sí? —Ve cómo asiente acaloradamente. —Y, ¿qué ves a través de mí entonces? —Los ojos de Jungkook casi se salen de sus órbitas ante aquella pregunta con trampa, juraría que si hubiera estado bebiendo agua se habría atragantado en el acto. 

—¿E-en ti? Bueno... Pues... —Por primera vez, Jeon Jungkook, pensaría dos veces antes de decir lo que piensa en verdad. Pero de pronto escucha a Suga quejarse unos pasos detrás de él.

Salvado por la campana.

—¡Eh, par de princesas! Ya hemos llegado. —El castaño le suelta una mirada agria, antes de cerciorarse de que está en lo cierto.

—Será mejor que estemos alerta. —Comenta Kook, alejándose unos pasos del mayor, queriendo evitar continuar el tema del que estaban hablando.

—De acuerdo, pero tenemos una conversación pendiente, no creas que lo voy a olvidar tan fácilmente. —El menor traga saliva, intentando no entrar en pánico porque parece que la mirada del contrario puede deducir con facilidad lo que está pensando.

Y no es algo que quiere que se sepa.

Revisan las primeras casas que se van encontrando, aunque no hay éxito en la búsqueda.

Deben de haber sido saqueadas y no guardan nada que posea demasiado valor.

Hasta que hallan una que no está tan desierta como el resto, aunque está destartalada. Los muebles están tirados y esparcidos por el suelo, al igual que todos los objetos.

El mayor deja sus cosas en la mesa y camina de forma pausada.

Taehyung puede imaginar cómo era ese hogar antes de la guerra, le recuerda a su propia casa.

Mira la cocina con melancolía, recordando cómo su hermano y él ayudaban a su madre a cocinar, y cómo ésta les regañaba por poner todo perdido de harina, aunque aún así, la mujer se reía cuando hacían dibujos con el dedo sobre la encimera.

Muerde su labio, conteniendo una leve sonrisa.

Era bonito cuando su padre llegaba de trabajar y se encontraba una deliciosa cena que había preparado el resto de su familia, por muy mala que pudiera estar la parte que habían hecho los pequeños.

Jaehyun era bueno, toda la culpa del sabor picante o salado era suya, aunque nunca lo admitía en voz alta.

Su hermano quería ser un gran chef cuando creciera, aún puede sentir el recuerdo de él entrando en la habitación del menor mientras veía tutoriales de recetas para hacerle a sus amigos o a él.

Le descubrió apuntando los ingredientes para una tarta que tenía pensado hacer en su cumpleaños, aunque nunca se lo llegó a decir, Jaehyun estaba tan concentrado en su tarea que ni siquiera notó su presencia.

Las lágrimas luchan por salir de sus ojos cuando se acuerda de lo mucho que le decía que le quería.

Todas las mañanas le abrazaba con ternura y le repetía lo agradecido que estaba de tener un hyung como él. Que quería parecerse a él cuando creciera, y que ojalá siempre estuvieran juntos.

Empuña su mano con rabia contenida, aún perdido en sus pensamientos, hasta que unos dedos ajenos rozan el dorso de ésta, haciendo que recobre el sentido y se gire para enfrentar aquellos ojos café que le miran mientras brillan con gracia.

—Tae, ¿estás bien? 

No sabe si es la sensibilidad del momento, o el tono que el menor ha empleado, que ha hecho que toda su piel se erice y sus sentidos se afinen.

Ve en Jungkook un alma tan pura como la de su hermano y eso le encanta, pero le avergüenza demasiado admitir que, por mucho que le vea parecido con Jaehyun, hay algo diferente en la sensación que siente cuando sus manos se tocan y sus dedos se van enlazando con dulzura.

—Estoy bien, Jungkookie. No te preocupes. —El ardor en su garganta desaparece, al igual que las ganas de llorar. La sonrisa de conejito del moreno le quita todo atisbo de dolor y hace que su mente se disperse de todo malo pensamiento.

Sueltan sus manos y comienzan a buscar por el lugar.

Por suerte han dado con una despensa que estaba bastante escondida, por lo que nadie la ha podido encontrar hasta el momento.

Toman algunas botellas, tanto de agua como los zumos que quedaban en las diferentes baldas. No dudan en dejar desolada la habitación y salir con cuidado.

Se dirigen hacia la parte de arriba, por si hay algo más que les pueda servir, pero para su mala suerte, cuando ingresan en el cuarto principal del primer piso, encuentran algo que en verdad no hubieran deseado ver.

—Joder. —Se queja el pequeño cuando pisa el cadáver que yace en el suelo, repleto de moratones y múltiples heridas.

—Hemos dado con el dueño de la casa. —Comenta Taehyung. —Vamos, ya hemos encontrado lo que queríamos. —Dice, dándole una palmada en la espalda al menor y buscando la salida de la casa.

—Espera, ¿dónde está Suga-hyung? —Los ojos del mayor se abren repentinamente, y éste comienza a correr escaleras abajo, en dirección a la cocina.

Pero al llegar sabe lo que ha pasado.

—Puto traidor. —Murmura con asco. Dando un gran golpe a la mesa y agarrando su cabello con impotencia.


WORLD WAR💢 °°Taekook°°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora