prologue.

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Lee Félix

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Lee Félix. Itaewon, Corea del sur. 2025.

  

ㅤLa vista del chico castaño siguió con atención el vaso moviéndose entre sus dedos en un vaivén que él mismo había impuesto minutos atrás, viendo el líquido dentro de este moviéndose lentamente, mientras el olor (y el líquido que había ingerido ya) lo embriagaban. Su vista se alzó solamente cuando JaeIn acercó otro plato con algunas frituras para él. Una mano se acercó rápidamente al plato y tomo algunas robando su atención y sorprendentemente, recordándole que no estaba sólo. El chico a su lado lo miró expectante y cuando se mantuvo callado sonrió un poco y le dio un codazo.

ㅤ—Anda Felix, sigueme contando de tu novia de la adolescencia, se ve que fue un gran impacto para ti —animó sin intensiones de ofender a su reciente amigo, Felix sonrió esta vez de vuelta y negando bebió completamente el alcohol que tenía en su vaso dándose valor para seguirle contando a JeongIn sobre aquello.

ㅤPuso su memoria a recordar una vez más, sintiéndose un poco mareado pues a pesar de todo, no estaba acostumbrado a beber. Él ambiente en aquel bar de Itaewon lo hacia sentir relajado y animarse a probar el alcohol una vez más, sus sentidos a pesar de estar un tanto confusos habían captado el momento justo donde una nueva canción comenzó a sonar en todo el lugar a un volumen moderado, haciéndolo sonreír más al identificarla. Era la canción favorita de ellos.

ㅤEnderezó su espalda y miró al menor, el cual lo miraba ansioso y emocionado. Se preparó. Tronó los dedos de sus manos y se acomodo bien en su asiento antes de empezar a relatar.

ㅤ—Ella fue mi primer amor, y hasta ahora el único —argumento en primer lugar, el pequeño (en realidad no tan pequeño) bebió su trago expectante a sus palabras—, la ame demasiado y realmente aprendí muchas cosas con ella. En aquel tiempo, yo era un idiota que sentía que tenía el mundo a sus pies, aunque en realidad no me di cuenta rápidamente había conocido a mi verdadero mundo el día que entre en aquella cafetería en invierno y derrame mi café sobre la barra...


De aquella forma, de la garganta del chico con voz gruesa, siguieron saliendo palabras y relatos hacia su curioso compañero, haciendo aquel "pequeño" relato en una larga historia con lujo de detalles sobre como el castaño había conocido a aquella chica, sintiéndose un poco aliviado de tener a alguien a quien contarle todo aquello después de tantos años, aunque fuera un desconocido. Felix se sentía aliviado y hasta feliz de poder compartir uno de los recuerdos más importantes para él con alguien ajeno, alguien que lo escuchará; estaba feliz de poder hacerle saber a alguien sus vivencias en vez de sólo plasmarlas en papel que nunca nadie leería. Y así, poco a poco, iba recordando y sintiendo su piel erizar y su corazón palpitar con rapidez en ocasiones al recordar a la chica con la que tantas veces hizo el amor.

𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐇𝐈𝐂𝐈𝐌𝐎𝐒 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑࿐ 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora