Prólogo

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26 de noviembre.

-Véte a la mierda, eres un desgraciado.

-Déjame explicártelo, por favor.

-¡Nunca tuve que confiar en ti!

-Por favor....

La joven de pelo rojizo se acerca al muchacho y sin pensarlo le da una bofetada.

-Dile tus lamentos a la tía esa. De hecho puedes seguir lo que estabas haciendo. Lo nuestro terminó.- Dice la pelirroja para luego darse la vuelta y irse de ese apartamento.

La joven coge el ascensor, y suspira profundamente, no iba ha llorar, primero era su orgullo. Y aunque se sienta humillada, no iba a permitirse llorar por alguien que no lo merece. Sus lágrimas se lo guardaba para ella.

Tiene los ojos vidriosos y le tiembla los labios. Ella aprieta más su bolso contra a si misma y coge aire para armarse de valor. Levanta la cabeza con orgullo y sale del ascensor.

Camina hasta la calle y se da la media vuelta. El edificio está reflejado con la luz de la luna. La muchacha muerde sus labios y camina hacia su casa.

-No necesito a nadie.- Le tiembla la voz.- Solo me necesito a mi misma.

Mi Querido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora