Nathan.
Los ojos me escuecen de tenerlos abiertos. Llevo toda la noche mirando el techo de mi habitación pensando en qué diablos le voy a decir a Line cuando la vea cara a cara. Si es que consigo tener el valor de mirarle a los ojos, que lo dudo.
Inspiro profundamente y noto como la mayoría de mis músculos protestan por no haber tenido el descanso que, claramente, merecían.
Mi mente ni siquiera parece querer asimilar lo que pasó anoche. Todo lo que hago es recordar una y otra vez las palabras de la doctora, pero solo eso. Soy incapaz de pensar en una solución. Me siento realmente estúpido en este momento.
Me levanto de la cama, ignorando el cansancio y abro la puerta silenciosamente. Cuando salgo veo que Line aún tiene su puerta cerrada. Un suspiro de alivio se escapa de mis labios, si está dormida puedo esperar para hablar con ella y eso me da un margen para pensar... Aunque lo más probable es que no sirva absolutamente de nada.
Al fin y al cabo, siempre termino cagándola.
En la cocina veo una taza de café humeante. No tengo ni la menor idea de si es, o no, para mí, pero me es indiferente. Si no bebo algo de cafeína mi cuerpo dejará de sostenerse solo, eso lo tengo claro.
El olor a café recién hecho calma mi respiración y me hace sentir a salvo. Me resulta realmente reconfortante, la verdad. Mi estómago ruge con ganas y busco algo de comer en los armarios de la cocina. No encuentro nada.
Esta tarde tendré que salir a comprar. Por lo que se ve, mi madre no parece querer molestarse.
Pongo los ojos en blanco y vuelvo a suspirar. Hay cosas que no tienen remedio.
Toso.
¿Y si yo soy una de esas cosas? ¿Y si no puedo cambiar? ¿Qué pasa si soy incapaz de dejar de hacer daño a mi propia hermana? Pero no puedo permitirme eso. Tengo que cambiar, por ella, incluso por mí. Ser mejor persona. De eso se trata ¿no?
Suspiro.
-Vaya. Por fin te has levantado- dice mi madre entrando en la cocina-. Y te has bebido mi café.
-Lo siento- digo sosteniendo el vaso-. Lo vi ahí y no pude evitarlo.
-Está bien, supongo. Deberías hablar con tu hermana.
Casi se me cae la taza de las manos cuando dice eso. ¿Acaso Line le ha contado algo sobre ayer? Hace años que no le habla a mi madre de las consultas.
-No ha abierto la boca desde que llegó ayer de la consulta, me preocupa. Yo no sabía que decirle y tú no aparecías.
-Yo... Estuve pensando.
-Pues piensa qué hacer para que tu hermana se recupere. Y esta tarde tenéis que ir a comprar, yo tengo que ir a arreglar unos papeles. Intentaré no tardar.
Dicho esto último, coge su bolso y se marcha.
Dejo la taza en la encimera con un fuerte golpe y me dejo car sobre una de las banquetas. Paso las manos por mi pelo mientras intento controlar mi temperamento.
Siempre tiene papeles que arreglar, cosas que hacer, gente con la que hablar, pero nunca, y digo nunca, tiene tiempo para salir a comprar, hacer la comida, o algo tan simple como pasar el polvo. Eso parece demasiado para ella.
Cojo un papel y un bolígrafo y empiezo a hacer la lista de la compra. Miro nevera y armarios de nuevo, incluso la pequeña "despensa". ¿Cómo es posible que no quede casi nada de comer y no nos hayamos dado ni cuenta?
Espero que mi madre haya dejado dinero, porque la lista de la compra no es para nada corta.
Aparco el coche en el garaje y suspiro. Voy a tardar siglos en sacar todas las bolsas del maletero. Aún no tengo muy claro cómo he conseguido que todo quepa ahí atrás.
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Nunca me ha gustado sonreír. [CANCELADA]
RomanceUn accidente hizo cambiar por completo a Gabriella. Ella era una niña sonriente, estudiosa y cariñosa pero tras una noche en la que sucedió algo inesperado, es una chica fría y a la que le da igual lo que la gente piense. O eso cree...