Gab
Hace una semana desde que él vino y, que vienera, siendo sincera, me hizo bien. Me hizo sentirme bien porque me di cuenta de qué es lo que quiero, por fin.
Hacia años que no me sentía así, quizás desde antes de que mis padres murieran. Ya ni me acuerdo.
Ayer por la tarde fui a hablar con la doctora y cuando me vio entrar con una sonrisa, se sorprendió pero me dijo que verme sonreír era su meta, era lo que quería conseguir y sabía que esa era una sonrisa verdadera porque los ojos eran como viejas estrellas, llenas de historias, pero felices.
Nada más salir de la consulta, me mandó a hacer la maleta porque llamaría a mi tía para salir esa misma tarde.
Cuando vi a mi primo y a mi tía, me sentí al 99% llena. Sólo faltaba mi tío para serlo.
Esos meses ahí dentro había aprendido que nunca podría llenar el vacío que dejaron mis padres pero que debía intentarlo. Nunca habría nadie como ellos y siempre estarán en mi, pero tenía que seguir adelante.
"Siempre hay un verano después del invierno", ¿no? Pues mi invierno debía acabar para dar paso a mi primavera y más tarde al verano.
Ayer hablé con mi tía. Le dije que quiero redecorar mi habitación, pintarla de algún color nuevo. Uno vivo, quizás un lila, o una pared de morado oscuro y las demás de blanco, ponerle frases, luces, dibujos, estrellas... Algo.
Necesito empezar a cambiar mis cosas para acabar con la transformación.
Bajo por las escaleras dando saltitos, ojalá esta felicidad me durase para siempre.
Cuando entro por la cocina, me encuentro a Sam sentado tomandose un café, al igual que mi tía.
-Habéis llenado la casa con olor a café-digo dándoles un beso a cada uno en la mejilla.
-Es lo que tiene el café, Gab, que luego huele la casa entera-dice mi primo.
-Ya, pero yo quiero mi Nesquik.
Ambos se empiezan a reír. Sí, qué pasa. A mi edad sigo desayunando un vaso de Nesquik cada mañana. Es que está taaaaan rico.
Mi tía saca el vaso del microondas y yo, sin poder aguantarme, doy minisaltitos. En el hospital nos daban un sucedáneo de Nesquik, que seguramente sería marca blanca y sabía bastante mal. Así que, el poder tomar Nesquik de verdad es... Perfecto.
-Gabriella, tómatelo deprisa porque vamos tarde a clase-dice Samuel levantándose para recoger el desayuno.
-Shhhh... Este es mi momento y lo tengo que disfrutar-digo susurrando mientras sonrío.
Cuando acabo de desayunar, me despido rápidamente de mi tía y me meto en el coche con Sam. Vale, llevaba razón, vamos tarde. Bastante, de hecho.
El primer día que vuelvo a clase y ya llego tarde. Y yo decía que todo iba a cambiar.
Cuando llegamos, ambos salimos corriendo a nuestras respectivas clase. Sam me desea suerte desde lejos y desaparece para subir al segundo piso e ir a su clase.
Yo estoy parada en frente de la puerta de mi clase. No estoy lista para entrar.
Empiezo a andar sobre mí misma, intentando tranquilizarme. Haciendo los ejercicios de respiración que me enseñaron y, sin pensarlo más, llamo a la puerta.
Ya no hay vuelta atrás.
Asomos la cabeza y le pido permiso al profesor para pasar. Él accede a pesar de decirme que llego con diez minutos de retraso, pero yo hago caso omiso.
¿Sabes? No es fácil volver al instituto después de más de 3 meses encerrada en un hospital.
Voy hasta mi sitio, sintiendo todas las miradas puestas en mi y me miro. Llevo un jersey gordo negro y unos vaqueros normales con unas deportivas y me he hecho un moño del que se me están escapando todos los pelos. Tampoco creo que vaya tan mal, ¿no?
Cuando llego a mi sitio, me encuentro a Nathan que tiene la boca abierta y me empiezo a reír por lo bajo.
-Yo que tú cerraría la boca, ya sabes, para que no entren moscas-le digo susurradoselo mientras me siento.
-¿Qué haces aquí?-pregunta con los ojos como platos.
-Venir a clase, a no ser que todos nos hayamos confundido y aún estemos de vacaciones.
-Pero...-dice negando con la cabeza
-Pedí el alta voluntaria ayer. Nada más. ¿Tú no estabas más centrado en clase? Pues atiende-digo señalando la pizarra con la cabeza mientras saco los libros, sonriendo.
Él vuelve a negar con la cabeza, sonriendo, mientras toma apuntes.
Yo me estoy intentando enterar de lo que dice, de la clase, pero es imposible. No me entero de nada.
Me suelto el pelo y me lo empiezo a poner en un lado, luego lo cambio, me lo echo para atrás. Intento controlarlo pero es imposible.
-Joder-digo tirando el bolígrafo encima de la mesa.
-¿Qué pasa?-pregunta Nathan.
-Que no me estoy enterando de una mierda de lo que dice.
-Te has perdido demasiadas clases...
-Oh, vaya. No lo sabía-digo sonriendo sarcásticamente.
-Si quieres... Podemos quedar alguna tarde y así te pongo al día.
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Este no es el capítulo entero, es tan solo una parte. Lo subimos porque estamos preparando algo especial y que realmente cuesta escribir. Es mas, no estamos ni mentalizadas para escribirlo así que puede que tardemos en subir.
¡Que las clases no se os hagan muy largas!
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Nunca me ha gustado sonreír. [CANCELADA]
RomanceUn accidente hizo cambiar por completo a Gabriella. Ella era una niña sonriente, estudiosa y cariñosa pero tras una noche en la que sucedió algo inesperado, es una chica fría y a la que le da igual lo que la gente piense. O eso cree...