6. Suerte que no es así.

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—Se supone que casarse debe ser mágico y hermoso, se supone que tiene que ser el mejor día de tu vida —Benjamin solloza con las piernas cruzadas sobre su cama mientras se atiborra de helado de pistacho y Ty, Mahony, Rachel y yo lo vemos con los brazos cruzados—. Pero saben ¡No lo es! —sus hombros se mueven mientras sus lágrimas mojan su cara—. ¡Es estresante porque nada sale como quiero!

—Oh, cariño —Ty se sienta a su lado y trata de peinarle el pelo—. Falta muy poco, no te rindas ahora.

—Es fácil para ti decirlo, tú novio hace todo lo que dices —Benjamin espeta—. Cuando te cases seguramente será perfecto y Eric hará todo lo que digas porque él es el perfecto marido servicial y mandilón que puede hacer de todo ¡No necesitarás contratistas, él pondrá todo el cableado de su nueva casa y pondrá los estantes, escogerá los colores de las paredes y las cortinas y las sábanas de la cama y no solo dirá me da igual haz lo que quieras como si no le importara una mierda!

—Oh... bien —Ty se aleja sigilosamente.

—Benjamin —Mahony se acerca y toma sus manos entre las suyas—. Vamos, deja de ser un gruñón, tienes que salir de la cama y dejar de comer.

—Sigue tu propio consejo, Mahony —espeta él de nuevo con una mirada acusadora y Mahony se encoge haciendo una mueca.

Es cierto que está pasada de peso pero el Benjamin normal no diría eso en voz alta, es su Noviazilla interior hablando a través de él. Cada vez más se acerca la boda y él simplemente no puede conseguir que absolutamente todo vaya acorde a lo que planea y es cierto que Xavier no ayuda demasiado, él da dinero pero actúa como si no quisiera ser parte de las decisiones, dejándoselo todo a Benjamin. Creo que no lo hace con mala intención, solo quiere complacerlo, pero no es lo correcto, lástima a Benjamin y por ende él nos lastima a nosotros, las damas y caballero de honor.

—No me molestaré en decir nada, no quiero mi trasero incendiándose con el fuego de su ira —Rachel se dirige fuera de la habitación—. Iré por Wanda, tal vez ella pueda arreglarlo.

—Benjamin —yo me paro frente a él y lo miro con seriedad—. Ya. Basta.

—¿Qué? —él me mira a la defensiva.

—No es con nosotros con quienes estás enojado —le digo—. Sabes muy bien quien tiene la culpa de que estés estresado.

Él mira el contenido de su bote de helado haciendo un puchero y se acurruca contra su perra, Leviatán que es la única que se ha salvado de la furia de su estrés. Ella es buena calmándolo pero últimamente su estrés ha superado todos los niveles, sobre todo después de que le dijeron que tenían que mover la boda algunos días más adelante por el pronóstico del tiempo. Él tuvo que llamar a todos los servicios contratados para cambiar la fecha, pero el chico de las fotos tuvo que cancelar porque tenía otra boda ese día al mismo tiempo y Benjamin enloqueció. Pobre de aquellos que osaron programas su boda al mismo tiempo que la de Benjamin, con todas las maldiciones que lanzó sobre su matrimonio les doy hasta la luna de miel.

—Se supone que no puedo pelear con mi futuro esposo a solo semanas de la boda —murmura él, dándole vueltas a la cuchara—. ¿No es de mala suerte?

—No que yo sepa —Mahony se encoge de hombros—. Te lo dije, mi hermana recordó todo lo malo acerca de su esposo antes de casarse, pero aun así lo lograron.

—Solo no quiero pelear con él —Benjamin sorbe su nariz—. Quiero que nuestro camino al altar sea pacífico.

—¿Solo para Xavier? Mírate, estás sufriendo de estrés severo y ansiedad por la boda, necesitas hablar con él y ponerlo a cargo de algo —reclamo con seriedad—. Si no lo haces, no querrás ni poner un pie en el altar cuando sea el momento.

Quiéreme otra vez |Payson 4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora