1. Motivos.

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Armando está teniendo otra pesadilla. 

En esta, Roberto, su ex novio, está envuelto en una caja de regalo navideño y sale de la nada en el momento en el que su padre está dando el discurso navideño. Todos en la familia se espantan, claro, pero al darse cuenta que es Roberto, se relajan (muy pocos en la familia de Armando saben que ya habían roto no hace mucho tiempo atrás).
La pesadilla no termina allí, Roberto empieza a abrazar a cada uno de los miembros de la familia de Armando, fingiendo ser invitado cuando no puede haber nada más erróneo que eso. Armando no está asustado ya; está inundado en ira. Pero no puede... no debe hacer nada. No frente a su padre.
Luego lo aterrador continúa: Roberto anuncia que desde esa noche, él se quedará a vivir con ellos. Muchos se alegran. Armando ve, con terror absoluto, que sus padres lo reciben con los brazos abiertos.
¡No! ¡Él es un psicópata! ¡Grabó mis conversaciones y me vigila en redes sociales! Armando quería decir, gritarlo a todo pulmón, pero no podía. Se quedaba sin voz. Sólo podía observar como su mamá le daba un suéter a Roberto y éste, por más atractivo que su rostro fuera, se veía torcido, como dándole a entender una sola cosa:
No te desharás de mí tan fácil.

Armando se despierta sudando a la mitad de la noche, revisa que no haya cámaras en su habitación y vuelve a la cama a intentar dormir.
Sólo un poco más, piensa el muchacho, sólo un poco más y Roberto será historia.

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"Entonces, querida Nany..." comienza a decir la abuela de Nancy. Toda la familia está reunida en el restaurante de moda de la ciudad: Santo Coyote. La comida es en honor a ella, porque ha sacado un puntaje bastante bueno para poder conseguir lo que ella tanto ha soñado: una beca en Francia. Ella ya casi podía saborear el aire de Francia... o de Europa, en general. "¿Cuándo te irás a Francia?"
Antes que Nancy pudiera responder algo, su madre lo hace: "aún hay que esperar los resultados finales. Pero si lo consigue, que todos estamos seguros que lo hará, se estará yendo en un mes."
"¡Estupendo!" La abuela sonríe de oreja a oreja. Para ella, que Nancy se vaya a Europa, no es sólo un orgullo, es casi como un deber. Una tradición familiar, incluso.
Todos en la mesa asienten, sonríen e incluso le dan palmaditas en la espalda a la chica. Todos saben que así será, porque saben que Nancy es una alumna... perfecta.
Nancy solo sonríe. Hay algo más que le preocupa. Y no es la gramática francesa. O sus calificaciones. O su carta de motivos. Lo que le preocupa tiene nombre y lo ve a diario: Roberto.
Roberto no sólo es competencia para esa beca. Roberto es, prácticamente, un impedimento.
"Nancy, me encantaría que fuéramos a Francia los dos," Le dijo una vez, no hace mucho, Roberto. "Pero como sabrás, sólo hay una beca."
"Así es Roberto, lo sé," dijo ella, fingiendo una sonrisa amarga. "Por eso deseo suerte a los dos. Y a Mateo también, claro está." Pero al menos Mateo si es mi amigo de verdad. Quiso decir Nancy.
Roberto hizo una sonrisa aún más falsa. "Claro. Suerte a los tres."
Al día siguiente, Nancy vio a Roberto hablando con él hombre que decide quién se queda con la beca. No tuvo que averiguar mucho para saber que también ese hombre es el tío de Roberto.

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Si hay algo como estudiante foráneo que Yael aprecia de verdad, son sus amigos. Y claro, todos sus amigos en la oficina son grandes amigos. Pero su mejor amigo, con el que comparte prácticamente todo (hasta donde los límites de amistad permiten) ese es Armando.
Y sí, admite que desde que Armando empezó a salir con Roberto, él comenzó a estar en segundo plano. Era normal. De verdad Yael lo entendía. Le dolía, pero lo entendía. Además, Armando se veía bastante feliz.
Se veía. Al inicio.
Ahora que rompieron, y todo lo que Roberto le ha hecho a Armando, no es como que Yael lo pudiera dar por alto. Obviamente Yael siempre elegiría el lado de Armando sobre el de Roberto. Pero al mismo tiempo, Roberto seguía siendo su amigo, a fin y al cabo, jamás le había hecho nada a él directamente.
Había. Hasta ayer.
Yael se considera afortunado de tener tantos amigos. De verdad atesora cada uno de ellos... a su manera, pero lo hace.
Es por eso que cuando su amigo de hace tiempo, Óscar, comenzó a dejar de hablarle, y cuando Yael lo afrontó para saber la razón, y descubrió que fue por algo más que un rumor, Yael sintió eso como un golpe a la boca del estómago.
"No lo vas a negar, ¿o sí Yael?
Yael no dijo nada, pero eso era respuesta necesaria. Su secreto había salido a la luz. ¿Cuántos amigos más perdería por ese secreto a la luz?
Fueron 28 segundos en lo que Óscar se fue, lo que tardó Yael en recordar que sólo dos personas sabían su secreto: Armando y Roberto.
Yael llamó a Armando en ese momento. "Estoy totalmente de tu lado ahora." Le dijo por el teléfono.

ManiaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora