Maniaque

7. El Funeral.

Armando estaba decidido a no asistir al funeral de Roberto. ¿Con cuál propósito?

Cierto, Roberto había sido su amigo, había sido su novio. Pero todo eso cambió en el momento en la máscara de Roberto se cayó y lo dejó expuesto no sólo ante Armando, sino además con todos los demás de la oficina. El muchacho era un manipulador, mentiroso, obsesivo y celoso.

Armando había tenido problemas anteriores con sus ex, pero Roberto era otro nivel. Y eso era mucho por decir, dado el hecho de que Armando seguía hablando más o menos bien con sus demás antiguos amores. De un modo u otro habían encontrado la forma de estar bien, perdonarse si era necesario y seguir adelante. Pero con Roberto no parecía existir esa posibilidad.

Y si la hubiese habido, ya era muy tarde.

Decidido pues, Armando pensaba pasar un viernes viendo series de Netflix y jugando videojuegos. Eso lo mantendría lo suficiente ocupado como para no pensar en el funeral o en general en Roberto y su muerte.

Ese era el plan, hasta que su teléfono comenzó a vibrar y en la pantalla aparecía NÚMERO DESCONOCIDO. Armando usualmente no responde números desconocidos, pero algo le decía que debía responder esa llamada. Lo hizo. Grave error.

"¿Armando?" La voz en la otra línea del teléfono preguntó rápidamente, incluso antes de que Armando pudiera preguntar quién era. Era una voz conocida, familiar. Pero esa misma era la prueba que todas las voces familiares no tienen que ser agradables y cálidas. A Armando se le heló la sangre. No pudo decir nada, ni siquiera afirmar que efectivamente era él al habla. "Soy yo, Bianca, la mamá de Roberto."

"Eh..." Armando no encontraba su voz. "Hola."

La voz de la madre de Roberto sonaba totalmente vacía. Sin una gota de vida. La tristeza era casi posible de palpar. "¿Cómo estás?"
¿Era eso una pregunta con truco? Honestamente Armando no sabía cómo se sentía. Pero si decía que bien, sería una mentira. Si decía que mal, sería estúpido. "No sé cómo describirlo." Fue lo más honesto que pudo formular en el momento.
Sorpresivamente, la madre de Roberto parecía entender a la perfección eso, ya que soltó un suspiro combinado con una risita. "Sé de que hablas." Hizo una pausa, y Armando se sintió incluso más incómodo y nervioso. "¿Vendrás al funeral?" Preguntó la mujer.

Armando quería decir una vez la verdad: que ni de loco iría. Pero algo en la voz de Bianca, algo en el dolor de una madre tras perder a su hijo, y algo en todos los buenos recuerdos (no muchos, pero existentes de todas formas) hizo que Armando quisiera decir que sí, que allí estaría.

Es lo menos que podría hacer. No realmente por Roberto, sino por sus padres, que a fin de cuenta ellos nunca le hicieron nada malo a Armando. Sino todo lo contrario. Ellos siempre fueron agradables con él las veces que Armando visitaba Roberto. Y, la verdad, ellos jamás supieron la clase de hijo que tuvieron. Nunca supieron todas las cosas malas que hizo.

"Estaré allí Bianca, lo prometo." Dijo Armando, mientras se le revolvía el estómago. No estaba listo para esto. Pero, tenía que hacerlo, por incluso su propio bien.

*****

Mientras Yael se terminaba de poner la camisa y la corbata negra, recibió la llamada de Armando donde le decía que sí iría al funeral. A lo que Yael respecta, Armando era el único que no pensaba ir al evento. Acaso la otra que no quería ir era Nancy, pero debido a que Mateo dijo que iría sin importar qué, Nancy accedió.

Pero en verdad Yael no se imaginaba que Armando cambiaría de parecer. Cuando Yael le preguntó por qué el cambio radical de decisión, Armando no quiso dar detalles, sólo dijo que era lo correcto.

Yael no quería mentir, al menos no a sí mismo: la razón principal por la cual quería ir al funeral era por el chisme que de seguro habría. No matan a un chico de 21 años diario. Y, al menos quería saber más de lo que sucedió sin que tuviera que ser a raíz de él o sus amigos siendo interrogador por los detectives (que curiosamente no han sabido nada de ellos en los últimos días).