Si en algo no es bueno Santiago, es en no dejarse llevar por su impulsividad.
Decir la verdad no es tan fácil.
Pero ya ha tenido bastante experiencia en mentir, así que esto debería ser bastante fácil.La detective Helena se reclinaba en su asiento. O mejor dicho, en el asiento de la directora Teressa. Era extraño que la oficina de la directora de idiomas se convirtiera en una sala de interrogatorios. ¿Por qué no llevarlos a la oficina de policía? La respuesta era bastante fácil: no los estaban acusando de nada, solo eran "preguntas de rutina" por ser dos cosas: amigos y compañeros de trabajo de Roberto, una víctima de asesinato.
Si se negaban a responder preguntas, eso sólo empeoraría las cosas, así de fácil."...Me dice usted que no era tan amigo de Roberto Hernández?" La detective preguntó, haciendo énfasis en la palabra tan, la cual Santiago había empleado hace unos segundos cuando ella le preguntó su relación con la víctima. Santiago no estaba mintiendo ni diciendo nada fuera de lo normal, pero se sentía que cada pregunta de la detective, tenía algún truco. Santiago sabía que debía ser más inteligente que ella, pensar antes de responder. No ser impulsivo.
"Correcto. Éramos amigos, pero ya no. Sólo el ámbito laboral." Más verdades. El chico sabía la pregunta que vendría en seguida.
"¿Qué causó que dejaran de ser amigos?" Preguntó la detective.
Santiago tamborileó sus dedos en el escritorio. Ansiedad. "Él... hizo algo que me molestó. E hirió."
"¿Puedo saber qué fue eso?"
Santiago prefería no hablar de ello, era lo que hacía cuando personas fuera de sus amigos cercanos le preguntaban los ocurrido entre él, Roberto y Fernando. Pero aquí no tenía opción.
La imagen de Fernando afuera de la oficina invadió su mente. No me menciones. "Él... hizo que el chico que me gustaba me odiara."
La detective asintió, como si de verdad entendiera los problemas típicos de los jóvenes homosexuales. Santiago lo dudaba. La mujer parecía la clase de persona que quizás su última cita fue más de veinte años, y no fue una buena cita. "¿Tienes idea de quién le pudiera haber hecho esto a Roberto?"
Fernando. Pensó inmediatamente Santiago. Armando, aunque no quisiera pensar en esa posibilidad. Yo, sí hubiera tenido la oportunidad aquella vez. Santiago tardó en responder, formulando de la mejor forma posible de responder la pregunta. "El chico con el que tuve el problema por culpa de Roberto, su nombre es Fernando López."
Allí estaba, lo había sacado de su sistema, como vómito de la verdad.
La detective abrió los ojos como platos. No esperaba una respuesta tan directa. "Sería una acusación bastante seria." Dijo, mientras tomaba nota en su libreta. Parecía ya llevar demasiadas cosas escritas. ¿Qué habrán dicho los demás chicos? ¿Habrán mencionado algo de él?
"Lo sé, pero no es una acusación. Usted preguntó quién creía yo que podría hacerle algo a Roberto, y eso es lo que creo." Santiago comenzó a temblar de las manos, pero las ocultó debajo del escritorio. "Yo sólo le digo lo que creo."
"¿Había problemas entre este muchacho, Fernando, y la víctima?" Preguntó la detective.
Eso, Santiago no lo sabía. "Sólo sé que, de una manera u otra, Roberto siempre se buscaba problemas, fuera quien fuera." Eso era lo más cercano a la verdad que él podía decir.
La detective asintió, enarcando una ceja. "Perfecto, eso sería todo señor Cañedo, muchas gracias por sus respuestas."
Listo, ya está. Pensó Santiago mientras asentía y la ofrecía una tímida sonrisa a la detective. Dije lo que tenía que ser, lo que era justo.
Pero Santiago había mentido en algo, que a su punto de vista, era lo mejor por hacer.
Lo hecho, hecho está.~~~~~
Mientras Santiago estaba siendo interrogado, Yael se levantó de su asiento y se dirigió a la cocineta a tomar un vaso de agua. No sin antes hacerle una fugaz seña a Armando, quien también se levantó al poco tiempo y lo siguió a la cocineta.
Apenas en susurro, Armando se acercó a su mejor amigo. "¿Mencionaste lo de... ya sabes, el dinero?"
Yael no reaccionó de una manera brusca como usualmente lo haría, pero eso no quitaba el hecho que la mención de esa... situación, lo ponía bastante tenso. "No, claro que no." Después de dar otro trago a su agua, continuó en voz aún más baja: "¿tú?"
"Jamás lo haría." Respondió Armando.
Yael confiaba plenamente en su amigo. "Gracias."
"Creo que ya no deberías preocuparte por eso."
Yael asintió, pero no estaba seguro de ello. Quizás Roberto estaba muerto, y eso se lo llevaría a la tumba, pero algo le hacía sentir que su secreto saldría a la luz.
Roberto estaba muerto, sí, pero la investigación estaba abierta, y las conversaciones que Roberto había grabado deberían estar en algún sitio y si esas grabaciones existían, el secreto de Yael no había desaparecido.
Si Roberto me jode aún estando muerto, yo mismo bajo al infierno a joderlo más, pensó Yael, tomando el último trago de agua que supo extrañamente amargo.
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Maniaque
Mystery / ThrillerImagina esto: Eres una persona buena, tienes una pareja atenta, tienes el mejor grupo de amigos que comparten secretos y aventuras, trabajan alegremente en la misma oficina... todo está yendo perfecto, y eso es justo lo que siempre has querido en tu...