Una semana pasó desde el interrogatorio, desde que alguien encendiera la alarma de incendios y las regaderas empaparan todo; incluida la escena del crimen, incluido el cuerpo de Roberto.
Nadie supo quién fue la persona que causó lo de la alarma, pero era más que obvio que fue alguien que quería borrar algún tipo de evidencia.
La policía sabía eso, por lo que al día siguiente, todos los presentes (incluidos los chicos de la oficina, algunos profesores y los administrativos) volvieron a ser interrogados, pero ésta vez, fue en la estación de policía. Todos los presentes ya interrogados volvieron a repetir más o menos su historia del día anterior.
Excepto Mateo, quien no había terminado de dar su testimonio el día en que el cuerpo fue encontrado.
Con las palabras de Mateo, fue suficiente para que la policía le pusiera un ojo encima a Armando. Pero eso tampoco excluía a los demás chicos y profesores. A fin de cuentas, la policía ya tenía demasiadas posibles hipótesis con las respuestas de cada uno de los interrogados. Eso, y el hecho de la alarma de incendios, era más que obvio que el asesino de Roberto era alguien de la oficina.
"Deberías ir a dormir ya, Helena. No te pagarán horas extras." Dijo uno de los oficiales, el detective Ociel. "No lo hicieron en verano, mucho menos ahora, que hay mucho más trabajo."
"Lo sé, Ociel. Es sólo que... siento que la verdad está frente a mis narices, que alguien... o varios quizás, del caso de Hernández ocultan información vital."
"Toda la gente miente, Helena." Dijo Ociel, tomando sus cosas de los casilleros. "Eso no quiere decir que todos los que mientan sean asesinos."
"Esa frase es de Doctor House," argumentó la oficial Helena. "Pero lo sé, no todos son asesinos, pero al menos uno de todos ellos, lo es." Dijo ella, mirando por millonésima vez el tablón del caso de Roberto Hernández, con fotos de todos los sospechosos, hilos uniéndolos entre ellos y cientos de notas.
"¿Tienes algún sospechoso principal?" Preguntó Ociel, perdiendo la paciencia, pero Helena se tomó en serio la pregunta.
"Sí." Dijo ella. "No es fácil, pero si tuviera que apostar..."
"Ya, vayamos a descansar. Mañana podrás seguir."No del todo complacida, pero ciertamente exhausta, la detective Helena tomó sus cosas pero no sin antes echar otra mirada al tablón, a cierta esquina con información que le faltaba. En letras grandes, y rodeada con un hilo rojo, se podía leer FIESTA DE LA ALBERCADA. Si el sospechoso Mateo González no había inventado nada, lo que ocurrió esa noche podría ser la clave a descubrir quién asesinó al joven Roberto.
*****
Armando se levantó una vez más, entre gritos y gotas de sudor en su frente. Todo su cuerpo se sentía tenso, le dolía la cabeza. Apenas había podido conciliar el sueño por alrededor de una hora y otra pesadilla lo despertó.
En ella, Roberto estaba frente a él, vivo y con una amplia sonrisa. Armando le preguntaba qué era lo que quería de él. Roberto, sin dejar de sonreír le decía que quería ser notado de verdad. "Ya te notaron, estás muerto... todos están preguntándose quién te mató. ¿Qué más atención quieres?" Le gritaba Armando, pero no se animaba a acercarse al Roberto del sueño. Seguía sonriendo de oreja a oreja y jugando nerviosamente con sus manos.
"Quiero que descubran quién me mató." Dijo Roberto después de unos segundos de sólo silencio y pelar los dientes.
Armando no dijo nada, pero en cuanto lo iba a hacer, sangre empezó a brotar de los ojos y boca de Roberto, su piel tomando un color no sólo más pálido, sino también desgastado y grisáceo. Como un cadáver.
"Ayúdame Armando..." Dijo apenas la voz del chico, cuya boca se le llenaba de sangre. "Ayu...da..." Dicho esto, se desplomó y se hundió en una alberca que poco a poco se convertía de color escarlata y Armando, aunque sabiendo perfectamente cómo nadar, sentía cómo una corriente lo llevaba debajo del agua, él luchando desesperadamente por salir a la superficie, peor cuando ya todo era demasiado tarde, debajo del agua vio lo que había a sus pies: los cadáveres de todos sus amigos.
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Maniaque
Mystery / ThrillerImagina esto: Eres una persona buena, tienes una pareja atenta, tienes el mejor grupo de amigos que comparten secretos y aventuras, trabajan alegremente en la misma oficina... todo está yendo perfecto, y eso es justo lo que siempre has querido en tu...