12. La Verdad pt.2

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Algunos dirían que la noche en la que Roberto fue asesinado fue una noche de tormenta, el cielo gris, relámpagos iluminando por segundos la escena, el viento rugiendo, las calles desiertas, una atmósfera en general llena de misterio... perfecta para un asesinato.

Pero no fue así. Era de hecho, una noche bastante común.

O al menos así comenzó.

La cuestión cambió en el momento que todos los chicos vieron (por alguna razón en particular, común o extraña) a Roberto la noche en la que fue asesinado.

Roberto estaba recostado sobre su cama, mirando el techo. Su relación con Armando había terminado desde hace ya un par de semanas, pero aún le dolía. Y le dolía porque seguía viéndolo día tras día en la oficina, y aunque el plan era seguir fingiendo que todo estaba bien entre ellos ("amigos") las cosas no terminaban del todo bien por una u otra razón.

Las razones en su mayoría era porque Roberto, aunque lo admitía para sí mismo, no admitía con Armando que aún no lo superaba. Que aún seguía rastreando cada paso que Armando daba. Si un mensaje de texto de llegaba, Roberto hacía todo lo posible para saber de quién era ese mensaje. Necesitaba saberlo a toda costa. Primero fue con métodos "comunes", como intentar ver de reojo el teléfono de su ahora ex novio. Pero claro que Armando rara vez permitía eso, si Roberto lo conseguía, era por un descuido de Armando.

El segundo plan era conseguir información por medio de sus amigos. Pero día tras día, era más difícil que Roberto pudiera saber cosas de Armando por parte de sus amigos. El primero en dejar de confiar en él fue Santiago. Y tenía toda la razón, ya que a fin de cuentas, Roberto hablaba (y coqueteaba aunque no lo admitiera tampoco) con Fernando, el chico con el que al parecer Santiago salía.

Pero esa es otra historia que realmente no importa.

Y como era obvio también, Yael fue el segundo en no confiar en Roberto. Seguían hablando, pero era más que obvio que era una posible arma de doble filo; cualquier descuido o información que Roberto no quisiera contar, Yael podría descubrirla y contarle a Armando. La amistad entre esos dos, sabía Roberto, era muy fuerte. Por eso amenazó a Yael con el audio, audio que delataría a Yael como ladrón. Era sencillo, cruel, pero sencillo.

Nancy y Mateo apenas le hablaban, incluso cuando era a ellos con quien más tiempo pasaba por las muchas pláticas y juntas para el proceso de intercambio a Francia. Al inicio, antes de los problemas, no parecía haber rivalidad con ellos. Desde hace un par de días era más claro que el agua; los dos desconfiaban de Roberto y lo más seguro era por el pariente de Roberto en el comité del concurso. Así que Roberto se prometió algo: iba a ganar esa beca como diera lugar. Necesitaba ese viaje, alejarse de Armando y de todos ellos. Y si para ello tendría que hacer trampa...

Por último estaba Karen. Roberto hubiera jurado que Karen estaría más de su lado. A fin de cuentas, ella siempre ha tenido ligeros problemas y diferencias con Armando. Pero, Roberto supuso, de alguna forma los sesis chicos formaron su alianza anti-Roberto. El muchacho lo supo en el momento en que un día, mientras Roberto intentaba buscar en la mochila de su ex cualquier tipo de evidencia de que Armando ya salía con alguien más, Karen lo encontró con las manos en la mesa, y lo que le dijo fue, con exactas palabras: "Deja de ser tan psicópata y supéralo." Al día siguiente Roberto se desahogó, llamándola machorra. Claro, eso le causó uno que otro morete por parte de la chica, pero valió la pena.

Roberto los odiaba a cada uno de ellos. Por varias razones. Pero a la vez, no podía pensar en la idea de que sus grandes amigos ahora eran prácticamente sus enemigos. Eso le destrozaba el mundo que ya estaba destrozado desde el rompimiento de Armando. No sólo había perdido a su novio, quizás al mejor de los que ha tenido, sino también a sus amigos con los que pasó tantos buenos momentos.

ManiaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora