Después de conocer a Raki, Yuna, Souma, Koga y Aria se dirigían al templo de fuego, ya habían obtenido los cristales del viento y la tierra, debían seguir si deseaban detener las ambiciones de Marte.
Souma sugirió que antes de llegar al templo de fuego, podían quedarse en su pueblo natal, ahí estaría cómodos y más seguros, por lo tanto sus compañeros aceptaron.
Sin embargo a medio camino, una tormenta los sorprendió, era una lluvia torrencial, acompañada de truenos.
-No podemos seguir así...- declaró Yuna, quien con una matan que tenía en sus pertenencias, cubrió a Aria del terrible frío.
-Debemos buscar refugio...- dijo Koga, quien miraba a su alrededor, se encontraban en un bosque frondoso, eso y la lluvia no les permitía ver más allá.
-¡Mire!- exclamó Souma, señalando hacia su derecha, al principio sus compañeros no vieron nada, pero al enfocar mejor la vista observaron una pequeña cabaña.
Sin perder tiempo, se apresuraron, para su buena suerte la puerta estaba abierta, entraron, encontrando una mesa, cama, chimenea y una pequeña cocina, al lado de la cama había un baúl, Yuna observó en la mesa una lámpara, la cual encendió.
-Parece que alguien vive aquí...- miraban en la cocina, que había sobras de comida.
-¿Quién saldría con una tormenta así?- cuestión Souma.
-Debemos disculparnos en cuanto llegue el dueño...- dijo Yuna. -¿Estás bien Aria?- se acercó a la joven, quien temblaba de frío.
-Tengo un poco de frío...- susurró, abrazándose a si misma, Koga tomó la cobija de la cabecera, colocándola sobre los hombros de la joven. -Gracias...- sonrió levemente.
-¡Koga no podemos usar cosas que no son nuestras!- regañó la santo de Águila, mientras se cruzaba de brazos.
-Tú misma lo dijiste, nos disculparemos cuando llegue el dueño...- dijo Koga, Souma sonrió con simpatía, él se había sentado en una de las sillas, Yuna suspiro, pero optó por sentarse en la cama.
La tormenta parecía no cesar en incluso los truenos retumbaban más cerca.
Souma encendió la chimenea, así no tendría frío, teniendo una tarde relajante, después de un largo viaje y muchas batallas merecían un momento de paz.
Sin embargo esta no duró mucho, sintieron un fuerte cosmos, al mismo tiempo un relámpago rosa cayó a unos metros de la cabaña.
-Este cosmos es muy poderoso...- declaró Yuna, ella y sus compañeros se pusieron en guardia.
-Debe ser un santo de plata...- declaró Souma.
-Seguramente...- dijo bastante tenso Koga.
-¿Qué hacemos?- cuestionó Yuna.
-No siento otros cosmos, así que sólo es un santo de plata... podemos manejarlo...- dijo Souma, Aria se preocupaba por sus amigos.
-Es extraño que sólo venga un santo de plata...- declaró Yuna. -Debemos tener cuidado, podría ser una trampa...- sus compañeros asintieron.
-¡Vamos Souma!- exclamó Koga, mientras salía de la cabaña, ambos santos encararon al recién llegado, para su sorpresa, era una mujer, de cabellos (t/c), alta, delgada, vestía de pantalones de mezclilla entallados, una chaqueta café, con una blusa de (c/f), con botines negros, portando una máscara de diseño simple, pero con abertura a la altura de la nariz, dejando ver sus labios pintados de (c/f), y parte de sus mejillas, quien se mojaba en la lluvia, lo que sorprendió a los santos de bronce, fue que no portaba su armadura.
-¡Son unos simples mocosos!- declaró la mujer, quien parecía irritada. -Si se van ahora, perdonare sus vidas...- ofreció.
-¿Quién eres?- cuestionó Koga, ambos notaron como ella se sorprendió.
-¿No saben quién soy?- cuestionó con genuina sorpresa. -¿Acaso no son enviados de Marte?- los santos de bronce se sorprendieron.
-¿No eres tú una enviada de Marte?- señaló Souma, los tres santos se pasmaron.
-¿Quiénes son?- exigió saber la mujer, en ningún momento dejo de elevar su cosmos.
-Eso preguntamos primero...- ellos comenzaron a elevar sus cosmos.
-Les sacare la repuesta a la fuerza...- un par de truenos cayeron detrás de ella.
Ella lanzó un potente rayo, Koga y Souma esquivaron.
-Es el elemento rayo...- ambos se abalanzaron hacia el ataque, mientras se colocaban sus armaduras.
-No son rivales para mí...- declaró, primero golpeó a Souma, derribándolo, antes de golpear a Koga notó la armadura. -La armadura de Pegaso...- susurró, retrocediendo.
-Souma...- Koga se acercó a su amigo, quien comenzaba a levantarse.
-Es fuerte y aún no viste su armadura...- ambos la miraron.
-¿Cómo obtuviste esa armadura?- cuestionó con enojo.
-Está armadura es mía...- Koga señaló su propio pecho.
-¡Contesta!- exigió, Koga se negó a soltar información, eso la molesto aún más, concentrando un poderoso rayo en sus manos. -¡Entonces te la quitaré a la fuerza! ¡VANITY RAY!- un trueno rosa se dirigía hacia ellos, pero en ese momento Yuna apareció, generando una ventisca con sus piernas, desviando la terrible técnica.
-El rayo es débil contra el viento...- declaró mientras observaba a la santo de plata, quien sólo sonrió de manera soberbia.
-Eso sería si fueras más poderosa de yo... no los perdonare si le han hecho algo a Saori-san...- declaró, sorprendiendo a los santos.
-¿Conoces a Saori-san?- declaró Koga. -Ella me dio esta armadura...- explicó al fin.
-Imposible... ¿Koga?- cuestionó atónita. -¿Eres Koga?- dejó de elevar su cosmos, mientras se acercaba a los jóvenes santos.
-Así es...- todos se tranquilizaron. -¿Quién eres?- volvió a cuestionar, pero ahora más tranquilo.
-Mi nombre es (t/n) de Cassiopea... discípula de Shun de Andrómeda...- se presentó, haciendo una leve reverencia, lo que sorprendió aún más a los santos de bronce.
Al parecer habían encontrado una aliada...
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Cadenas sagradas. (Saint Seiya Omega. Shun y tú)
FanfictionUna joven se encontrará con Koga y sus amigos, quien comparte un lazo con un santo legendario. El cosmos oscuro es quien robó su felicidad.