Cadenas sagradas. (Saint Seiya Omega. Shun y tú)

Capítulo 05: Conexión.

Después del arduo entrenamiento, (T/n) les dio un descanso a los santos, ella mejor que nadie sabía que aquella forma de entrenar era extrema.

Miró su puño, sin querer un recuerdo apareció en su mente...

Flash back...

-Debes soportarlo...- exigió Iona, mientras la joven entrenaba de una forma sanguinaria, sudaba y derramaba sangre. -¡Athena nunca más debe pasar por algo así!- exclamó, ignorando su llanto.

Fin del flash back.

-¿(T/n)?- la voz de Yuna la regresó a la normalidad.

-¿Si?- dijo sobresaltada.

-¿Estas bien?- cuestionó preocupada, la joven notó que también Souma y Koga la miraban, dándose cuenta que llevaban rato hablándole.

-N... no es nada... perdón...- dijo girando el rostro a otro lado, a Yuna le quedaba claro el porqué la joven seguía portando su máscara.

-¿Cuándo retomaremos nuestro viaje?- cuestionó Koga.

-Mañana en la mañana...- aseguró la joven. -Después de este calentamiento, mañana avanzaremos y los seguiré instruyendo, además abra más enemigos por delante y debemos hacerle frente...- declaró sería y los jóvenes asintieron. -¡Yo no seré su guardaespaldas, entre los cinco destruiremos las ambiciones de Mars!- aquellas palabras inspiraron a los jóvenes santos.

-¡Si!- exclamaron con amplias sonrisas.

Después de otro breve entrenamiento, en cual los jóvenes santos terminaron exhaustos, por orden de la superior tenían que hacer la comida, Aria estaba sentada en la orilla del acantilado, acompañada por (t/n)

-Tal vez no seas Athena, pero posees una hermosa luz que emana justicia...- declaró. -No dudes que te protegeré...- aseguró y la joven peliazul se sonrojó levemente.

-Gracias...- susurró con una leve sonrisa, la santo sonrió levemente, pero su atención se posó en el cuello de la joven.

-Eso...- señaló, Aria entendió, posando su mano en el pecho.

-Posee cosmos oscuro...- susurró, la santo tomó su mano.

-Es una cadena...- dijo con seriedad, obteniendo una afirmación, por un momento ella bajo la mirada. -Estoy segura que cuando encontremos a Athena, ella te ayudará...- aseguró la joven.

-¿De verdad?- Aria levantó la vista, al igual que (t/n).

-¡Por supuesto!- sonrió con un poco más de amplitud.

-¡(t/n)-san, Aria, la comida está lista!- Yuna se acercaba a ellas.

-¡En seguida vamos!- contestó la joven comenzando a levantarse. -Vamos Aria-chan...- extendió su mano, la joven peliazul tomó la mano de la santo y por un momento sintió algo extraño, algo que no supo interpretar.

-¿Qu... qué?- susurró, llamando la atención de las jóvenes.

-¿Qué pasa Aria?- cuestionó Yuna al verla tan pasmada.

Sin embargo Aria no pudo contestar, un cosmos se hizo presente, poniendo en guardia a las jóvenes, Koga y Souma salieron de la casita, también habían sentido el cosmos.

-¿Sólo un santo de plata?- cuestionó Souma.

-No se confíen...- declaró (t/n), de repente el terreno bajo sus pies comenzó a temblar.

-¿Qué pasa?- cuestionó Koga, acercándose a Aria.

-¡Cuidado, su elemento debe ser la tierra!- declaró (t/n), el suelo bajo ellos se agrietó, Koga tomó en brazos a Aria, comenzando a caer de 20 metros de altura.

Por suerte Yuna hizo una corriente que aire que los amortiguó.

(T/n) se pudo frente a los jóvenes santos, si su enemigo controlaba el elemento tierra, ella podría vencerle.

-Al fin conozco a la "santo perfecta"...- frente a ellos aparecía un santo alto, de cabellos violetas, ojos grises, portando la armadura de plata de Cefeo.

-¿"santo perfecta"?- cuestionó Koga, bajando a Aria, poniéndose en guardia para la pelea.

-Si usas ese nombre para mi, no sabes nada...- declaró la mujer.

-¡Lo único que se, es que eres una traidora!- señaló. -Al igual que esos santos de bronce, vengo por Athena...- declaró.

-Como si eso fuera a pasar...- dijo la santo. -Yo (t/n) de Cassiopea protegeré a quienes restauran la paz en este mundo...- señaló poniéndose en postura para pelear.

-Koga, protege a Aria-chan, Yuna, Souma cubran terreno, si su elemento es la tierra, no sólo puede atacarme a mi...- ordenó y los santo colocándose sus armaduras asintieron.

-¿Y tú no te pondrás tú armadura?- cuestionó el santo de Cefeo.

Yuna pensó por un momento, la armadura de (t/n) no estaba a la vista, ni un pendiente, collar, pulsera, la gema armadura no estaba visible, ¿Por qué?

-Te mostrare el verdadero poder de un santo...- declaró la joven, su enemigo sonrió con arrogancia.

-¡Te obligaré a usar tu armadura!- comenzó a elevar su cosmos.

Aria por su parte miraba a la santo de Cassiopea, pues al tocar a la mujer, había sentido un cosmos oscuro, pero no entendía cómo porqué.