#02

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—¿De verdad que no necesitas ayuda?— persistió Seokjin—. Llevan caminando desde Bangbaebon-dong, ¿no? Conociendo a Taehyung, él preferiría caminar.

Menudo tipo más insistente. Ya le había dicho que no necesitaba ayuda, pensó el pelinegro.

—Ya le dije que no era necesario— repitió de manera severa, pero sin faltarle el respeto por ser su mayor, aunque sin saber exactamente de cuál era la diferencia de edad entre ambos.

Lo miró de reojo cuando justamente éste veía para otro lado. Por su cara y complexión, quizás no era tan mayor. Le ponía como máximo unos dieciocho, y al delgaducho como unos veinte.

Se sumieron en un silencio bastante incómodo. Aunque, debía de agradecer mentalmente a Seokjin por no seguirle insistiendo.

Prontamente se hallaron cerca de dónde estaba el tal Jimin, por haber en ése lugar una fogata, y los chicos hablando hablando con una persona que le daba la espalda a Jungkook.

—Jiminie-ah, mira, éste es mi mejor amigo, Jungkook— dice Taehyung, señalando al pelinegro por detrás suyo, haciendo que Jimin se girara para encararlo a primera instancia sorprendido.

—Woah, V, no sabía que tu mejor amigo fuera tan adorable— esas palabras le dieron una punzada en el orgullo al pelinegro, y porqué no, también vergüenza. El calor subió por sus mejillas, y apretaba los puños, conteniéndose para decirle "No soy adorable", porque es más adorable cuando a quién se dices lo niega, ¿no?—. Soy Park Jimin, mucho gusto— tal como había hecho el de camisa rosada, éste le sonrió.

Debía admitir que le daba gracia como sus cachetes ocupaban mayor parte de su cara.

—No creo que haga falta presentarme, ya sabes cómo me llamo— una risita nerviosa le acompañó al menor, rascando su nuca. Taehyung, por su parte, hizo una mueca incómoda por la respuesta del pelinegro.

—Concuerdo contigo— suelta Jimin, asintiendo—. V me dijo que eres de Busan, es genial, tenemos eso en común.

—Oh, sí... Busan es un lugar muy bonito— el pelinegro quiso golpearse, cachetearse si era posible, ¿qué rayos debería de decir? Porque si se quedaba en silencio, incomodaba a los otros chicos, y si abría la boca, decía estupideces que lo harían quedar como un niñito con retraso mental con la mirada de los cuatros chicos puestas sobre él.

Incluso, el pelimenta carraspeó, murmurando algo para sí mismo.

—Un dato de nosotros, Jungkook, es que ninguno somos de Seúl— comenta Seokjin, rompiendo el hielo—. Suga es de Daegu, como V. J-Hope de Gwangju, nuestro líder de Ilsan, y yo, púes provengo de Gwacheon.

—El destino quiso que nos reuniéramos en Seúl, chicos— dice con aires de añoranza Jimin mirando el cielo nocturno que sólo la capital podía ofrecerles, recibiendo un manotazo de Suga que lo trajo devuelta a la realidad.

—Daegu es agradable, una vez fui con Tae-V— corrigió rápidamente, sintiéndose extraño por no llamar a su mejor amigo por su nombre sino por el apodo con el que los demás lo hacían, porque tenía que seguir la corriente y no poner piedras en el camino y envolver a los mayores en otro silencio incómodo— por casi una semana.

—¡Sí! Tenían que ver, chicos, Jeongyeon casi se cae en una alcantarilla en Buk-gu, ¿recuerdas, Kookie-ah?— Taehyung ríe, atrayendo la risa de los demás por su estúpida anécdota.

Sin embargo, el pelinegro se sentía fuera de lugar entre los chicos. Sí, en un principio le había dado gracia ver como la hermana de su mejor amigo pasaba unos de los más grandes sustos de su vida. Sólo que, seguidamente de que Taehyung soltara eso al azar, Yoongi le siguió con otra anécdota de cuando estaba haciendo una excursión por una montaña de Daegu y se encontró con una culebra, o de cómo Jimin contaba que la primera vez que vino a la capital se perdió en el Myeong-dong, y bueno, Seokjin se mostraba de acuerdo con Jimin, alegando que Seúl era una ciudad inmensa y que era normal perderse los primeros días.

black & pink →JinkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora